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"Los caminos del deseo son el resultado de un urbanismo pensado desde el coche y no desde el peatón"

Hablamos con la arquitecta y paisajista Zuriñe Zelaia sobre el por qué de los caminos del deseo con un recorrido por algunos de los que tenemos en la ciudad

Caminos del deseo

Vitoria-Gasteiz

Saben ¿Por qué se generan los caminos o sendas del deseo? y ¿Cómo se generan?. Zuriñe Zelaia, arquitecta y paisajista nos cuenta que "las sendas del deseo son esos trazados que genera la gente como un recorrido alternativo al camino establecido, caminos que vemos en esos jardines, praderas o parterres", esos en el caso de los que vemos porque en palabras de Zelaia estos también "pueden ser imaginarios, que son los que se generan sobre el asfalto".

Estos caminos también se han abierto paso dentro de las asignaturas de la carrera de arquitectura donde "si se menciona el concepto relacionado con movimientos artísticos de los años 50 y 60, cuando los artistas se centraron en hablar del fenómeno improductivo del caminar", ha indicado Zelaia. Esta conducta intrínseca al ser humano es precisamente la que desafía el mal diseño de las ciudades creando las llamadas ‘líneas o caminos del deseo’.

El término, acuñado por el filósofo francés Gastón Bachelard, hace referencia a senderos que, dibujados por la erosión de los pasos sobre la hierba de los parques o imaginados en el frío asfalto de las ciudades. La arquitecta y paisajista tiene un amor-odio ante estos nuevos caminos de paso que generan la propia ciudadanía, ya que por un lado "me gusta la idea de que los usuarios de la ciudad tomen la iniciativa y nos hagan ver a los que estamos diseñando que hay otras alternativas mejores, pero hay otros casos en los que me parecen una acción un poco caprichosa e individualizada".

Durante siglos arquitectos y urbanistas han pensado y diseñado cómo deben estructurarse las ciudades. Sin embargo, hay que distinguir dos situaciones "los que se generan en parcelas sin construir y que aún no están diseñadas, como en Lakua y Salburua, ahí los entiendo muy bien, otra situación es el áreas ajardinadas o espacios que tienen un diseño, y esos caminos son resultados de un urbanismo pensado desde el coche y no desde el peatón", ha explicado Zuriñe Zelaia.

Una vez generados los caminos del deseo hay tres posibilidades para reintegrarlos en el urbanismo de la ciudad o tratar de eliminarlos por completo, llevando a la ciudadanía a transitar por los caminos marcados. Así describe Zelaia las posibilidades de "verlos como un acto de desobediencia y luchar contra él, poniendo carteles, vallas, etc... Otra no hacer absolutamente nada y una más como están haciendo en países nórdicos y ciudades como Copenhague donde tienen en cuenta los caminos del deseo como base de la estrategia de diseño, para mejorar la movilidad ciclista por ejemplo".

¿Cómo se generan los caminos del deseo y dónde están?

"Hay tres momentos, quién comienza ese camino del deseo, esta no es una acción programada, sino una necesidad cuando falta un camino, tienes prisa o es la manera más rápida para llegar a ver algo, luego un segundo momento cuando ves que ha habido más gente que ha pasado y se empieza a insinuar el camino y una final cuando el camino ya está marcado y no te cuestionas absolutamente nada, sino que pasas por rutina y costumbre", ha explicado Zuriñe Zelaia.

En Vitoria son muchos 'los caminos del deseo' que nos encontramos, uno con su razón de ser y que han llevado a que se terminen reintegrando dentro de la urbanización de la ciudad y otros que no se sabe el por qué se hacen, y marca más "la prisa con la que parece que vamos a todos lados", ha indicado Zelaia.

Algunos de las zonas que aún están por urbanizar, y los ciudadanos pueden ayudar a ver los caminos que hay que hacer. Así una de estas nos la encontramos en Salburua, en el parterre que da acceso al anillo verde junto a las letras del barrio, donde se pueden ver varias líneas de paso y que en un futuro pueden ser caminos reales de paso. AL igual que ha ocurrido entre el colegio Marianistas y la Catedral, "donde ya se ha puesto una rejilla de plástico para marcar el camino y hacerlo más oficial de paso", ha explicado la arquitecta y paisajista Zuriñe Zelaia.