Victor Erice, primer director vasco en recibir el Premio Donostia

San Sebastián

En 1973 Víctor Erice estaba, sin saberlo, a un día de recibir la Concha de Oro por El espíritu de la colmena, su primer largometraje en solitario y la primera vez que una cinta española se alzaba con el máximo galardón del Festival de Cine de San Sebastián. Cincuenta años después la escena se volverá a repetir. El cineasta vizcaíno recibirá este viernes en el Victoria Eugenia de manos de la actriz Ana Torrent, protagonista de su primera y última película, el Premio Donostia 2023 que reconoce su carrera cinematográfica.

Durante la presentación de su último largometraje, Cerrar los ojos Erice ha querido corregir expectativas y revelar las pretensiones. Una que historia narra la desaparición del célebre actor Julio Arenas durante un rodaje y que años después resurge a raíz de un programa de televisión que pretende evocar su figura. De admitir la "retórica" difundida en los medios sobre lo testamentario del filme "no tendría como horizonte vital más que el Museo de Cera, la jubilación y el cementerio", ha bromeado el director. "Lo que hay que imprimir es la leyenda", decía a colación una cita de John Ford en El hombre que mató a Liberty Balance.

Nacido en Carranza el 30 de junio de 1940, ha dejado una huella indeleble en la industria cinematográfica a lo largo de su carrera, que se inició en su infancia cuando quedó cautivado por las películas de directores icónicos como John Ford y Victor Fleming, una pasión que floreció en San Sebastián.

El debut de Erice como director tuvo lugar al rodar un episodio de "Los desafíos", que fue premiado en el Festival de 1969 con la Concha de Plata. Sin embargo, su mayor éxito llegaría cuatro años después en 1973 con "El espíritu de la colmena". "El cine me ha dado a mi y a las gentes de mi generación en unos tiempos de miseria y falta de libertades unas horas en las que éramos ciudadanos del mundo. Y podíamos elegir a nuestros maestros, cineastas que no se creían artistas. Yo creo mucho en la creatividad de un cineasta que no tiene la conciencia de estar haciendo arte. Yo nunca lo he pretendido, eso -advierte- surge o no surge, y eso es la aventura de la creación", ha sentenciado

Por su parte, en 'Hoy por Hoy San Sebastián' hemos conversado con Fermín Muguruza sobre su último documental Bidasoa 2018-2023. En ella, el cantante irunés pone nombre y cara a las personas que se esconden tras la frías cifras de fallecidos, humanizando de esta manera la tragedia.

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"El Bidasoa no mata"

En 2021, el control policial y el cierre de algunos pasos de la frontera pirenaico-atlántica natural del Bidasoa impuesto por Francia tres años atrás para evitar la entrada de inmigrantes en tránsito hacia el resto de Europa, provocó 10 muertes en un año. Entre ellas, el suicidio de un joven natural de Eritrea o el fallecimiento de tres migrantes arrollados por un tren mientras huían de la policía.

Muguruza confiesa que todos aquellos episodios fueron "devastadores" y que al mismo tiempo constituyeron la razón por la que se aventuró en este proyecto. Decía que "para mi era una cuestión de urgencia" para "intentar desmontar todos esos mensajes que hemos ido leyendo de 'la trampa mortal del Bidasoa', 'el río que mata'" y centrar el foco "en la política migratoria y racista" que se ha impuesto "a toda la gente racializada" para que "no pueden pasar".

Así, el documental es una mezcal de imágenes y testimonios reales, salpicadas de animación. El director tenía claro que su trabajo debía contener elementos "que nos hagan ver que son personas, que son seres humanos". Por ello, en el documental se muestran diferentes mensajes de texto que los migrantes se mandaban con sus familiares. "Para nosotros era importante que apareciera ese mensaje que le deja un chaval de 19 años a su madre y que pone: 'Ama, tu lo eres todo para mi'". Añade Muguruza "que su madre entiende se va en busca de sus sueños y a intentar ayuda a su familia", pero que la siguiente noticia que recibe es que su hija fallece.