El bosque se regenera un año después del incendio de Balmaseda
Se ha repoblado parte del terreno calcinado y esperan continuar con las labores este próximo invierno
El bosque se regenera un año después del incendio de Balmaseda
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Bilbao
Eran las once de la mañana del domingo 23 de octubre. Las fuertes rachas de viento hicieron que la línea eléctrica tocara el arbolado y se prendiese una chispa, una chispa que desencadenaría el incendio más devastador de las últimas tres décadas en Bizkaia. El resultado fueron más de 500 hectáreas arrasadas, además de dos caseríos. No hubo que lamentar daños personales graves, tan solo alguno leve. Sin embargo, los forestales fueron cuantiosos, ya que la mayor parte del terreno es de titularidad pública y los ayuntamientos comercializan la madera que se produce en él.
En A vivir que son dos días Euskadi, ha estado Goyo Allende, baserritarra de Balmaseda que se vio afectado por el fuego. Guardaba a sus animales en un caserío que no era de su propiedad. Este resultó arrasado, aunque logró sacarlos a tiempo y salvarlos. Un año después, Goyo reconoce que los animales están bien, sin embargo él tiene problemas de sueño y arrastra las secuelas psicológicas de aquel suceso.
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Hubo algunos factores que contribuyeron a agravar el fuego, entre ellos, la sequía, la falta de precipitaciones, las altas temperaturas y el fuerte viento. Según Carlos Uriagereka, jefe del Servicio de Montes de la Diputación Foral de Bizkaia que estuvo a cargo de la dirección de las labores de extinción en las dos primeras jornadas del incendio, "fue un fuego distinto, con un comportamiento extremo y explosivo". Algo que también suscribe Aitor Onaindia, director técnico de Basoa Fundazioa. "La gran parte de la superficie quemada en Balmaseda, Zalla, Gordexola... era pública y eso condiciona mucho quién va a hacer los trabajos. También es importante la intensidad de lo que se haya quemado porque, en función de eso, la restauración va a ser de una manera o de otra. También influyen los objetivos que se planteen, así como la superficie quemada. No es lo mismo que se quemen 500 hectáreas, 5.000 o 50.000. En función de eso, la restauración de hará de una manera o de otra".
Rápida repoblación
En palabras de Uriagereka, "ahora mismo ya no queda en la zona ningún vestigio de aquel fuego". Ha plantado parte de las especies y esperan continuar con las labores este próximo invierno. Se está trabajando en la reforestación "con un cometido productivo, medioambiental y social". La recuperación del monte se está haciendo a modo de mosaico con distintas especies. Por el momento, se pueden ver árboles jóvenes y espera que en 8-10 años se haya producido ya un crecimiento importante. La repoblación total podría darse en las próximas dos décadas.
Para Ibone Ametzaga, Catedrática en Ecología de la UPV-EHU y coordinadora de la Cátedra Unesco sobre desarrollo sostenible y educación ambiental de la misma universidad, "se debe dejar actuar a la naturaleza". En su opinión, "el fuego es una perturbación natural. Otra cosa es que en esta zona Atlántica no sea tan habitual y, por eso, el bosque autóctono, no está tan adaptado, es decir, no es tan habitual que haya fuego porque es un bosque tiene hoja caducifolia -una hoja ancha-, no reseca tanto y son zonas más húmedas".