"Llevar en la piel", la última novela de Antonia Lassa sobre "cadáveres invisibles"
El manuscrito aborda diferentes perjuicios en torno a la sexualidad o la edad y que Luisa Etxenike califica como "criminales formidables"
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Una anciana millonaria aparece brutalmente asesinada en Biarritz, en un apartamento decadente que ella misma había alquilado. ¿Qué razones la llevaron allí y qué vínculos la unía con su asesino? Estos interrogantes serán el de partida de una investigación que, poco a poco, irá revelando otros enigmas y que estará teñida por el contraste entre un mundo de luces y otro de sombras.
Este es el escenario que dibuja Antonia Lassa, una enóloga parisina, en su última novela Llevar en la Piel y que ha sido traducida del francés por Luisa Etxenike, es decir, la propia Lassa. "Es un juego, puesto que Luisa Etxenike y Antonia Lassa son, de alguna manera, la misma persona". La donostiarra explica que, pese al parecido, lo importante es "no solo las cosas que nos acercan sino también las que son diferentes". Por ejemplo, Lassa ha escogido la novela negra, "un estilo que tampoco es habitual en mi", aunque confiesa "algunos lectores me reconocen detrás de esas páginas". En este sentido, detalla que "le he dado a mi escritura un camino distinto".
El excéntrico Albert Larten es el protagonista de esta historia. Sobre él, cuenta Etxenike, "encarna las propias temáticas del libro". Es un manuscrito sobre crímenes reales, de esos "que dejan cadáver", pero también de aquellos que "dejan cadáveres no visibles" que son "los crímenes de los prejuicios" a los que define como "formidables". Así, quería crear un personaje que no se pudiese reducir a una sola etiqueta. "La forma en la que concibe su sexualidad y sus rasgos hacen que no encaje en una categoría" y lo convierten en alguien "móvil".
Entre los prejuicios que trata la novela están la edad y la sexualidad. "No solamente porque hay mujeres ancianas que mantienen una vida sexual bastante interesante". Añade que "es algo que no parece como inconcebible" y sobre ello reflexiona a través de sus páginas. "Como si no fuera posible que un hombre joven se sintiera atraído por una mujer madura".
La obra es además una representación de que la novela negra, a diferencia de lo que se piensa, descuida la forma. "Es una novela que se lee con agilidad" sin perder en ningún momento "la exigencia que yo trato de poner en todos mis libros".