El fútbol entra en la cárcel de Basauri por la puerta grande: "Ya hay chicos que han empezado a ir a la escuela"
La Fundación Athletic, la organización Bidesari y el Gobierno vasco ponen en marcha un proyecto deportivo para trabajar en la reinserción social del colectivo
El fútbol entra en la cárcel de Basauri por la puerta grande: "Ya hay chicos que han empezado a ir a la escuela"
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Bilbao
¿Puede el fútbol ser una herramienta para la reinserción social? La respuesta de quienes participan en este programa es rotunda: sí. Están de acuerdo las autoridades del Centro Penitenciario de Bizkaia, los presos que viven en ella, los técnicos del Athletic que se han convertido en sus entrenadores y también los trabajadores sociales de Bidesari, que llevan tres décadas impulsando este tipo de programas.
Este comenzó hace menos de dos meses, pero ha revolucionado la actividad diaria de la prisión. Son muchos los internos que quieren apuntarse a los entrenamientos, que se llevan a cabo cada jueves y viernes por la mañana. Los dirigen algunos de los técnicos de las categorías inferiores del Athletic. A la sesión que hemos podido visitar se ha apuntado más de una decena de reclusos.
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Por qué el 'Walking football'
Comienzan con los clásicos ejercicios de calentamiento y después llega la hora del balón. Aquí hay un matiz. Porque la modalidad que se practica en Basauri es el 'Walking football' o fútbol andando. Nacida en Reino Unido en 2011, hoy en día cuenta ya con más de 1.100 clubes y 40.000 practicantes a nivel mundial. Las normas son sencillas: está prohibido correr, no se puede entrar en el área, no se permiten las faltas -con lo que el contacto físico es mínimo- y el balón nunca debe jugarse por encima de la cabeza.
Es una modalidad especialmente inclusiva, pues "les sirve para contener sus impulsos, algo que en un lugar como este, en el que estás encerrado, puede ser pernicioso. Además, implica necesariamente la colaboración con el otro, porque no se pueden hacer jugadas individuales. Por último, el miedo a las lesiones es frecuente a partir de una determinada edad, y aquí no se produce contacto".
Del deporte a los libros o el trabajo
Quien nos lo explica es Galder Reguera, director de proyecto en la Fundación Athletic. Junto a él, Miguel Romillo, trabajador social de Bidesari. Miguel ratifica lo acertado de esta modalidad y añade los buenos resultados que ya están logrando: "Ya hay chicos que regularmente van a la escuela y antes no lo hacían. Nosotros dejamos que los técnicos hagan su labor deportiva y luego nosotros nos encargamos de la parte educativa", explica.
Y es que, partiendo de su implicación en los entrenamientos, desde Bidesari promueven una segunda parte, educativa o formativa, con el objetivo de que, en el futuro, cuando abandonen la prisión, puedan encontrar un trabajo. Además, incentivan su participación en grupos de intervención para el abandono del consumo de drogas, algo muy habitual entre los reclusos.