Francisco Javier Mijangos, el último ertzaina asesinado por ETA, junto a su compañera Ana Isabel Arostegi
Recordamos al agente con su hermano Carlos y el presidente de la asociación de ertzainas 'Mila esker' Julio Rivero
Capítulo 54 | Francisco Javier Mijangos
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Vitoria
El capítulo 54 de 'La ventana de la memoria' recuerda a Ana Isabel Arostegi y Francisco Javier Mijangos, los dos últimos ertzainas asesinados por ETA. El 23 noviembre de 2001 sobre las siete y cuarto de la tarde, los dos agentes se encontraban regulando el tráfico en un cruce en la N-1 a su paso por Beasain (Gipuzkoa). Dos miembros del 'Comando Donosti' de ETA, un hombre y una mujer, se bajaron de un coche y acribillaron a balazos a los agentes por la espalda. Ana Isabel murió en el acto. Francisco Javier fue trasladado en coma a la clínica de la Asunción, pero no pudieron salvarle la vida. Falleció hacia las 9 de la noche.
Carlos Mijangos, el hermano de Francisco Javier, recuerda a su hermano en el vigesimosegundo aniversario de su asesinato. "Mi hermano era una persona muy alegre, muy extrovertido con una personalidad muy grande. Un gran tío. Físicamente era un atleta y estaba en la plenitud de la vida: 32 años, un hijo de 11 meses y en el mejor momento de su vida", cuenta. Javier, como le llamaban en casa, le llevaba poco más de un año, así que "éramos uña y carne, estábamos muy unidos. Teníamos los mismos amigos, jugábamos en el mismo equipo de baloncesto. Hasta en el instituto él iba un curso por delante, repitió y estamos juntos en clase, se sentaba al lado".
Los dos hermanos también entraron juntos en la Ertzaintza. Fue Carlos el que tenía la "vocación" y animó a su hermano. Los dos eran "totalmente conscientes de que había un riesgo desde el momento en el que decidimos entrar", reconoce Carlos, que en diciembre de 1995 perdió en otro atentado a su compañero de promoción y amigo Iñaki Mendiluce. "Era una profesión que nos gustaba y asumimos los riesgos que había. Sabíamos que los había y lo vivíamos por las medidas de precaución que tomabas, por compañeros a los que les habían atacado...", asegura.
Francisco Javier estuvo primero destinado en Iurreta (Bizkaia) y llevaba solo dos meses en Seguridad ciudadana en la comisaría de Beasain aquel 23 de noviembre. Su hermano lo recuerda "como un día terrible. Sabes que te ha pasado algo gordo, pero no eres consciente hasta que no pasan unos días y te quedas solo. A toda la familia nos cambió la vida para mal. No solo es que acaben con la vida de una persona. Es que todo lo que tiene alrededor les cambias la vida para mal de una manera brutal. Mi madre no volvió a ser la misma. Empezó a morir aquel día. Se aisló, se fue apagando poco a poco y fue una agonía terrible para ella. Parecido para mi hermano Roberto, para mí, para mi padre, para mi cuñada... Te cambia la vida brutalmente. Aprendes a vivir con ello pero no lo superas".
22 años después, Carlos Mijangos ha aprendido a convivir con ello. "Pero no lo superas. Son 22 años pero para mí son 22 días porque lo tenemos muy presente", cuenta.
Sobre la autoría del atentado, los avances en genética forense han permitido recientemente identificar como presuntos autores a los etarras Mikel Carrera Sarobe e Itxaso Zaldua. Dos días después del atentado, la Ertzaintza localizó el vehículo robado para cometer el mortal atentado y consiguió neutralizar el artefacto explosivo eléctrico con temporizador colocado para volarlo y destruir las pruebas que facilitaran la identificación de los autores. Esas pruebas son las que 21 años después permitieron las identificaciones. Carlos se alegra "porque lo que tienen que hacer es pagar por lo que hicieron y que les caiga lo máximo posible, aunque nunca va a ser suficiente". Mijangos se lamenta de las dos décadas que ha pasado la familia sin saber quiénes eran los asesinos de su hermano. "Te queda la sensación de impunidad, de qué barato les ha salido, de que les ha salido gratis", reconoce. Nunca se ha planteado perdonar a los asesinos. "Perdonar no puedo hacerlo porque todavía no me lo han pedido, pero aunque me lo pidieran nunca lo haría. Lo tengo muy claro", asegura.
Aparte del asesinato de su hermano, Carlos, como ertzaina, también ha vivido en sus propias carnes los efectos del terrorismo. "Trabajas con muchos compañeros, con los que creas un vínculo de amistad y que pasan por circunstancias muy difíciles: ataques personales, pintadas amenazantes, les queman el coche...hay gente que lo ha pasado muy mal", recuerda.
15 ertzainas fueron asesinados por ETA. Para rendirles homenaje personal a cada uno de ellos nació la asociación de ertzainas 'Mila esker' (Muchas gracias en euskera), que preside Julio Rivero, "por una iniciativa popular de las bases de la Ertzaintza, a las que nos parecía poco el homenaje anual colectivo" que se tributaba a los compañeros víctimas del terrorismo. El detonante, recuerda Rivero, fue una visita que organizaron a la base de Iurreta para el ertzaina Jon Ruiz Sagarna, al que jóvenes de la kale borroka casi quemaron vivo arrojando un cóctel molotov a la furgoneta policial en la que se encontraba, y su familia. "Para nosotros era un referente, así que pusimos un bote, le compramos un sable de gala, le grabamos su número personal y le hicimos un pasillo de honor", recuerda Rivero, que no puede olvidar "la emoción del compañero ni la mirada de sus hijos, que vieron la grandeza de su padre y el cariño que le teníamos. En ese momento, "decidimos que aquello tenía que ser el inicio de algo mas grande y creamos la asociación", cuenta.
Rivero reconoce que "no fue fácil" convencer al Gobierno vasco de que debía ser el propio Ejecutivo quien liderara y organizara esos homenajes individuales. Después de dos años sin que nadie les recibiera, relata, consiguieron el respaldo de todos los sindicatos de la Policía autónoma y con él fueron a hablar con el lehendakari Iñigo Urkullu. Hoy en día hay una instrucción 95 de obligado cumplimento, para que en todas las comisarías en las que hay alguna víctima mortal de ETA se le haga un homenaje anual en la fecha de su asesinato y también se guarda un minuto de silencio en todas las comisarías "y se cuenta la efeméride, para que las nuevas promociones en las que en la Academia prácticamente no les cuentan nada de la historia de la Ertzaintza la conozcan".
A los 15 agentes asesinados por ETA, Rivero añade el sufrimiento vivido por todo el cuerpo en aquellos años. "Entonces, cuando había una nueva promoción de la Ertzaintza, se publicaban los nombres y apellidos de los agentes en el Boletín oficial. Hubo comandos a los que les pillaron con esos listados. Tenían los nombres de prácticamente todos los ertzainas", pone como ejemplo. "Las víctimas del terrorismo en la Ertzaintza hemos sido todos, porque todos éramos potenciales objetivos", concluye el presidente de 'Mila esker', que ha dedicado un poema a las víctimas del terrorismo para cerrar este capitulo de 'La ventana de la memoria'
La ventana de la memoria
Eva Domaika
Jefa de informativos en Cadena SER Vitoria. Presenta el informativo diario ‘La ventana Euskadi’. Si...