"Mi hijo ve porno, ¿cómo abordo la conversación?"
Cuatro expertas en educación sexual ofrecen pautas en Hoy por Hoy Bilbao Bizkaia para afrontar una de las charlas que más temen las familias. Según las encuestas, los menores se inician en el consumo de pornografía a partir de los ocho años. Siempre a través del teléfono móvil
Mi hijo ve porno, ¿cómo afronto la conversación?
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Bilbao
El escándolo del chat con contenido sexual violento y vejatorio que la Ertzaintza investiga ya en colegios de Euskadi nos lleva a preguntarnos por la proliferación de casos y de voces que desde todas las instituciones reivindican a las familias y a los centros educativos más atención a la educación afectivo sexual de calidad. No es que no haya programas en las aulas, es según las cuatro expertas que acuden a Radio Bilbao, "que no se profundiza en el arraigo patriarcal de esta realidad". Es decir, que si a un niño o niña se le entrega un teléfono móvil y no se le controla la publicidad con este tipo de contenidos acudirá a su pantalla sin dudarlo.
Según Lucía Nieto Rodríguez, socióloga y directora de investigación y formación de Emargi, la asociación que trabaja en Bilbao para la emancipación de mujeres y niñas, "los menores no tienen la culpa de verlo directamente. El negocio de la pornografía, y de la prostitución, es de los que más dinero mueve en el mundo y esa batalla la estamos perdiendo frente a intereses que se nos escapan". Lucía nos confiesa que pocas familias dan crédito a que su pequeño sea uno de los que apunta la estadística. ¿Cómo afrontamos esta realidad? Afrontándolo.
Aceptación y conversación
"La pornografía, a la que están expuestos niños desde los ocho años, es un problema que progenitores y profesorado no saben cómo enfrentar". Y esa es la palabra, enfrentar. Leire Serrano y Sokoa Lasa, expertas en comportamientos en igualdad, aseguran que hablar nunca está de más, se sepa o no que nuestros hijos consumen porno. Y para saberlo, Leire es taxativa, "claro que debemos mirar y revisar el móvil de nuestros hijos. Son menores y lo haríamos con cualquier otra cosa que tuviéramos que supervisar para asegurar su seguridad y bienestar." Las cuatro comparten la visión de que no es ningún atentado contra su intimidad pero se preguntan cómo las familias siguen regalando a sus hijos a edades en las que no se recomienda un teléfono móvil. "Si la edad de inicio es a los ocho años no es por casualidad, muchos niños y niñas lo reciben porque aparece en su carta a los Reyes Magos o como regalo en el día de la Comunión".
La sexualidad es, según Carmina Serrano, doctora en psicología y experta en violencia y traumas, un factor crucial para el bienestar de cualquier persona. "Si hablamos de salud no es algo ajeno al comportamiento sexual que tienen con cada uno de nosotros. Aprender el respeto y la igualdad desde pequeños es crucial para combatir las agresiones y comportamientos violentos con la pareja y eso la pornografía no lo enseña." Todas las expertas subrayan que la clave es explicar las diferencias entre sexo y porno a los menores. Es decir, la pornografía no es nunca educación.
Las películas, una forma de ayudar a comparar
Son muchos los textos que nos dan pautas a la hora de abordar la conversación. Si el primer paso es asumir el consumo de porno entre los menores, el segundo revisar los canales por los que pueden estar consumiéndolo y el tercero es sentarse a conversar, hacerlo a través de ejemplos puede funcionar. La clave es explicar las diferencias entre sexo y porno a los menores: la pornografía es entretenimiento, no educación. Una forma de hacerlo es comparándolo con otras películas. ¿Quién enseñaría a conducir con películas como'Fast & Furious'? La pornografía no está pensada para aprender a tener relaciones sexuales.
Cuanto antes, mejor.
Cuanto antes se hable de porno en casa, mucho mejor para los niños: les ayudará a distinguir la pornografía del sexo real. Lo que es cierto es que no existen estudios claros sobre la influencia de la pornografía en el cerebro humano, ni en adultos ni en adolescentes, ni se sabe si el consumo de porno está asociado a depresión ni ansiedad. En lo que todos los expertos coinciden es que limitar las conversaciones con los niños y niñas sobre sexo no ayuda a su bienestar y salud en el ámbito sexual.