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Jon e Iker: “Tenemos esquizofrenia paranoide pero hemos conseguido un trabajo y somos felices"

Ambos residen en la Unidad de Trastorno Mental Severo de la Cruz Roja en Donostia donde les dan herramientas para rehacer su vida

Jon e Iker: "Tenemos esquizofrenia paranoide pero hemos conseguido un trabajo y somos felices"

Bilbao

Para Jon e Iker la vida ha estado llena de baches difíciles de sortear. Unos hábitos nocivos les han conducido al desarrollo de una enfermedad y la ruptura de las relaciones familiares, en algunos casos. Sin embargo, su historia es la de dos jóvenes que, con actitud y ayuda profesional, han podido tratarse y enderezar su presente.

Ambos residen desde hace casi cuatro años en la Unidad de Trastorno Mental Severo de Cruz Roja en el barrio del Antiguo, en Donostia, un centro que lleva 15 años dando cobertura a las personas mayores de edad que padecen algún tipo de patología mental grave. Ahora mismo, residen 25 personas allí, 24 de manera permanente y una en el llamado Programa Respiro por un tiempo de un mes aproximadamente. Según ha contado Mayte Etulain, directora de la Unidad, en A vivir que son dos días Euskadi, todas ellas desarrollan algún tipo de actividad. Además de coordinarse para realizar las labores de limpieza, etc., diez de ellas están en el centro de rehabilitación psicosocial, nueve acuden a Gureak ocupacional, dos a Gureak laboral, y Jon e Iker cuentan con un empleo ordinario.

Empleo ordinario

Jon está a punto de cumplir 45 años. Tras permanecer un tiempo en el Hospital San Juan De Dios, llegó a la Unidad. “He tenido muchos problemas de consumo de tóxicos”, ha explicado. Precisamente esos hábitos fueron los que desencadenaron una esquizofrenia paranoide de la que hoy se está tratando. Aquel estilo de vida le acarreó algunos problemas familiares. Afortunadamente “hoy, mi madre está contenta”, explica con una sonrisa. Jon lleva una vida ordenada, sigue el tratamiento farmacológico, respeta las normas y acude cada mañana a su trabajo. “Hago tareas de mantenimiento”, especifica, y “estoy muy contento”.

Iker, a sus 30 años, reconoce sentirse “feliz y tranquilo, ahora que he dejado las drogas”. Estuvo diez año consumiendo, un tercio de su vida. Las sustancias fueron las causantes, al igual que en Jon, del desarrollo de una esquizofrenia paranoide de la que tendrá que tratarse de por vida. Ese diagnóstico le condujo al centro psiquiátrico de Usurbil, donde vivió durante cuatro años. De allí, le derivaron a la Unidad de Trastorno Mental Severo de Cruz Roja en San Sebastián. “Yo no tengo relación con mi familia, advierte. Les he dado muchos disgustos”. El no contar con una red familiar es un handicap en el abordaje de la discapacidad pero, un buen asesoramiento por parte de los profesionales de la Unidad ha hecho que lleve “6 años limpio, sin consumir, y en paz”. Además, tiene un trabajo ordinario; acude todos los días a su trabajo en Cruz Roja donde se encarga de la limpieza.

El 6% de la población

En Euskadi, el 6% de la población cuenta con algún tipo de discapacidad física o intelectual, en total 138.000 personas. Para Mayte Etulain, es “muy importante ofrecer oportunidades a estas personas con el fin de acabar con el estigma”. “Se teoriza mucho, explica, pero no se trabaja”. Convencida de la importancia de la dedicación a este colectivo, de dotar de formación y herramientas de autonomía, es testigo de los buenos resultados que tanto su tarea como la de Leire Etxezarreta, trabajadora social de la Unidad, y el resto del equipo, está dando.

Maite Etulain, directora de la Unidad

Maite Etulain, directora de la Unidad / Cadena SER

Jon e Iker están aprendiendo a administrar su sueldo para poder independizarse. “Nuestro sueño es irnos a vivir los dos con otro compañero de la Unidad a un piso”, explica Jon. Para eso, antes, deberán familiarizarse un poco más con las necesidades de una vivienda y con la responsabilidad en el día a día.