La Real se clasifica a lo grande para su segunda final de la Copa de la Reina

San Sebastián

La Real Sociedad sí jugará una final de Copa esta temporada. No será con los chicos, pero sí será con las chicas. Porque el equipo de Natalia Arroyo se clasificó a lo grande para la final de la Copa de la Reina, después de ganar en el Reale Arena al Atlético de Madrid (2-1) con goles, como no, de su pareja nórdica, Sanni Franssi y Sinnye Jensen. Lo hizo en un estadio entregado, porque la afición realista respondió a las mil maravillas, y a pesar de la mala hora del partido, llenó el anillo inferior de Anoeta con más de 15.200 espectadores que animaron y vibraron con las jugadoras txuri-urdin. Fue otra de esas noches que quedarán para el recuerdo del club donostiarra y de su sección femenina, porque la comunión entre grada y equipo fue de nuevo sencillamente espectacular.

Habrá quien siga diciendo que el fútbol femenino no interesa, pero la realidad es que si se ponen las herramientas para que la gente pueda acudir a animar a las jugadoras, disfrutar de su equipo y ver un buen espectáculo, la afición suele responder. Al menos, en San Sebastián así suele ocurrir. Estas chicas de la Real llenan cada quince días el Z7 de Zubieta con sus partidos como local de liga, y cada vez que le abren el estadio siempre superan la cifra de los 10.000 espectadores, una cifra muy a tener en cuenta. Pero han pasado más de una vez de la mitad del estadio lleno y en esta semifinal copera alcanzaron los 15.000 espectadores.

Puede que sea porque entre la afición realista ya se ha interiorizado la cultura de que la Real Sociedad es todo, independientemente de chicos o chicas, y por tanto sus aficionados acuden a animarles a ellos y a ellas, por encima del género. Eso en sí mismo ya es un triunfo de los grandes, una gran noticia que volvió a quedar reflejada en esta ocasión. Esa sensibilidad se puede ver en pocos sitios. Pero lo cierto es que los aficionados volvieron a disfrutar con sus jugadoras, con su Real Sociedad. Cantaron los goles de su pareja nórdica para la historia, sufrieron los últimos minutos cuando más apretaron las jugadoras del Atlético, gritaron de alegría cuando la árbitra decretó el final del partido, y celebraron el pase a la gran final por todo lo alto al término de la semifinal. Y no hubo diferencia. Como si hubiera sido el equipo masculino. Pero fueron ellas, en esta ocasión, quienes les regalaron una celebración para volver a luchar por un título.

Y luego está lo puramente deportivo. Y ahí hay que quitarse el sombrero ante el planteamiento de Natalia Arroyo. La entrenadora de la Real Sociedad renunció a su estilo de ser protagonista con el balón por un fútbol más sacrificado, de aguantar en defensa y aprovechar para hacer daño al Atlético a la contra. Y el plan le salió perfecto. Fransi marcó en la primera parte y con las colchoneras volcadas, Jensen aprovechó una pelota en largo para galopar hacia la portería de Lola Gallarado y poner el 2-0 que parecía definitivo. Pero el Atlético redujo diferencias demasiado pronto, y convirtió el final del partido en una agonía que pudo acabarse de no ser por que remate al larguero ya con el tiempo cumplido de la propia Jensen.

Aguantaron las realistas espoleadas por la grada, y rugieron de alegría cuando acabó el partido: la Real tenía su final esta temporada, con ellas, con las jugadoras que han llevado a la Real a su segunda final de la Copa de la Reina. Será el 18 de mayo, con sede aun por determinar. Y puede ser en San Sebastián, si lo solicitan en tiempo y forma, algo que no se ha hecho. Ese es un debe de la Federación con el fútbol femenino. Los chicos ya saben donde será su final de Copa desde hace mucho tiempo. Las chicas, no. No hace falta decir nada más, ¿verdad?