Cómo evitar la presión social para entregar el móvil a los menores

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Levantar la cabeza del smarphone. Es lo que busca inculcar el movimiento Altxa Burua que se propaga por Bizkaia a través de familias preocupadas por las consecuencias negativas que puede tener la entrega de un móvil con acceso ilimitado a Internet sin que exista una formación y conciencia previa. Tolosa es el municipio de referencia, donde se ha ido tejiendo una red de aliados para que deje de ser el raro quien se resiste a dar un móvil a los 10, 12 o 14 años.

En 'Hoy por Hoy Bilbao Bizkaia' hemos conocido cómo están avanzando en los diferentes municipios del territorio. El psicólogo Juanan Tejero, reconocía que "es una utopía" a la que "debemos ir", "teniendo en cuenta que el móvil es un recurso que se utiliza para calmar a los niños, y por tanto, es responsabilidad de la propia sociedad ser conscientes de su utilización", ha incidido.

En la mayoría de los casos son las propias familias las que están reuniéndose. En la comarca de Arratia fueron las Ampas de media docena de municipios las que encendieron el debate que empieza a concretarse, ha explicado uno de sus miembros, Galder Olivares. "Empezamos en otoño con un proceso primero de formación, y luego de debate, que ha sido lo más interesante", ha explicado. Tras varias reuniones, en las que han participado medio centenar de personas, han publicado dos decálogos. "El mes que viene firmaremos uno de ellos las familias de niños de 10 o 11 años que todavía no sienten la presión para darles un smartphone: hasta 3º de la ESO nos vamos a comprometer a no dárselo". Para los más mayores el planteamiento pasa por formar y concienciar a las familias, "invitamos a que se bajen las mismas aplicaciones, establezcan el control parental y en definitiva, que revisen sus hábitos".

"La educación se consigue con el ejemplo"

Un aspecto en el que ha coincidido Tejero, "la educación se consigue con el ejemplo, es mucho más claro que cualquier teoría. Ellos reproducen lo que ven. Hay familias que no quieren dar el móvil, pero ellos están en la mesa comiendo con él". En Sopela, el grupo motor empezó en la ikastola Ander Deuna. Una de las impulsoras fue Mirene Beriain que comparte esa implicación de las familias como valor esencial del movimiento. "Es importante que aitas y amas les enseñen y les acompañen en el uso del smartphone, tener un control sobre él".

Ha explicado que una de las pautas es fijar unas normas de uso, una especie de contrato "que recoja las consecuencias en caso de que no se cumplan". Beriain -que es pediatra- es consciente de que la prohibición es difícil, "es una palabra que no gusta, pero por debajo de los 10 años no deberían tener un smartphone", es más apunta a que lo ideal sería fijar esa barrera en los 16 años, "porque es una herramienta demasiado potente" y hay alternativas, "cómo móviles sin Internet". Olivares lo corrobora. "Como profesor de Secundaria compruebo el uso indebido que hacen los chavales en el 80% de los casos. Habrá algún mensaje a casa, pero la mayoría lo utilizan para insultarse o ver cosas que no deben..."

En Arratia han contado con el respaldo de la técnico de prevención de la Mancomunidad. Los grupos de los diferentes municipios están aprendiendo los unos de los otros, compartiendo las experiencias de unos y otros. En ese sentido, Beriain ha reclamado más implicación de las instituciones. "Estamos mucha gente haciendo pequeñas cosas. Es cierto que conseguimos algunos cambios, pero necesitamos que las instituciones tomen partido", ha pedido. Un movimiento que parte de lo local, pero Tejero concluía: "el problema de los jóvenes y la salud mental es global. Para educar a un niño hace falta una tribu".

Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia

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