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El oro blanco que esconde el Valle Salado de Añana

Recorremos el Valle Salado de la mano de su director gerente, Pablo Oraa y conocemos algunas de sus actividades como la cata de sal, el spa salino o la visita con realidad virtual

El Valle Salado de Añana

El Valle Salado de Añana

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Cuando hablamos de la cuadrilla de Añana a todos y todas nos viene a cabeza el paisaje del Valle Salado, con más de 7.000 años de antigüedad en el que "seguimos elaborando el producto de forma artesanal, en sus inicios con la evaporación forzada con el fuego y ahora gracias a la ayuda del sol, que es nuestro principal aliado para obtener nuestro oro blanco", ha destacado el gerente del valle salado, Pablo Oraa.

A tan sólo 31 km de Vitoria y en el corazón de la cuadrilla, se dan la mano la puesta por la sostenibilidad y la recuperación del medio natural y cultural en un entorno y paisaje único en el mundo. De hecho Oraa nos cuenta como el valle salado fue reconocido por la FAO en el 2018 como el primer Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) de Europa, "gracias a la apuesta que hemos hecho desde el inicio de la recuperación de las salinas, con unos principios de identidad y autenticidad".

Las salinas son el resultado del aprovechamiento de los manantiales de agua salada para obtener una sal con unas propiedades diferentes a cualquier otra que podamos encontrar en el mercado, ya que en su mayoría son marinas y refinadas. De hecho, en el caso del oro blanco de Añana "cuenta con unas propiedades de sabor, olor, pureza y forma que ayudan a potenciar los sabores de las comidas, y en nuestra eras las podemos encontrar en muchas formas y variedades", ha indicado el gerente del Valle Salado. Un sabor que nos transporta inmediatamente al Valle Salado y a una tradición salinera que lleva en marcha desde la antigüedad, mezclada con la innovación de los tiempos sin perder un ápice de la tradición.

Patrimonio natural de la humanidad de la UNESCO

Añana se está convirtiendo en un punto clave para la recuperación del turismo en la cuadrilla y que estos sean los embajadores del territorio alavés no sólo con la visita al valle salado sino llevándose una parte de este oro blanco hasta sus casas, en forma de sal de manantial, flor de sal, chuzo, sal líquida mineral o sal final.

El valle salado está en continua evolución, inmerso en la recuperación de las eras para seguir siendo uno de los puntos de referencia en la generación de sal en nuestro territorio, ya que "actualmente hemos recuperado 2.200 eras, de las que estamos destinando sólo 210 para la producción de sal, pero el Valle Salado cuenta con más de 5.000 áreas que estamos en proceso de recuperar", ha explicado Pablo Oraa.

El futuro del Valle Salado pasa porque "seamos declarados patrimonio de la humanidad, pero sin olvidarnos de los principios de autenticidad e identidad que nos han traído hasta aquí, y nos ha ayudado a atraer turismo, apostar por la recuperación del entorno natural y cultural, y servir para fijar población y ser autosuficientes en el territorio", ha indicado Oraa.

Visita las salinas a vista de pájaro

Son muchas las opciones y actividades que encontramos en el Valle Salado, desde las visitas tradicionales, cata de sal o el spa salino, con el que recuperarnos de una bonita caminata con unas vistas inmejorables, a las que se han puesto en marcha los últimos años para atraer un turismo familiar, en el que nos podemos convertir en salineros por un día, "trabajando bajo el sol en las eras, con los materiales necesarios, para sacar a flote el oro blanco que luego nos llevaremos a casa como 'salario' de lo trabajado en una intensa jornada laboral", ha indicado Noelia Tofe, una de las guías del valle.

La última de las actividades por la que ha apostado el Valle Salado es por ver las salinas a vista de pájaro, gracias a una gafas de realidad virtual, en la que "hemos querido hacer una experiencia inmersiva en la que sobrevolamos las salinas durante 30 minutos y luego damos un paseo por las propias salinas, ya que muchas cosas no se pueden apreciar realmente con las gafas de realidad virtual y hay que verlas in situ", nos ha contado Noelia Tofe.

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