El muro de la memoria industrial de la Ribera de Deusto: "Sus caras no pueden caer en el olvido"
De la mano de un proyecto liderado por Espacio Open, no se quiere olvidar de todas esas figuras que han visto crecer y cambiar la zona. En 'Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia' conocemos más de cerca esa iniciativa que apuesta por la conformación de un gran muro que no se quiere olvidar de los suyos y a estrenar este próximo mes de junio
Reportaje | Costureras
02:40
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1716797121365/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Es un proyecto que se puso en marcha en 2021 de la mano del grupo Espacio Open, cuyo lema dice así: 'Preservar el pasado, prototipar el futuro y disfrutar del presente'. Esa es la idea, y también la del muro de la memoria. Una iniciativa que busca poner en valor la historia reciente del barrio post-industrial de La Ribera de Deusto a través de los rostros de las personas que le han dado vida. Estos rostros serán convertidos en bustos de arcilla por una máquina 3D y quedarán para la posteridad.
Muro de la memoria en Ribera de Deusto
01:54
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1716797124865/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
La iniciativa de la que todos forman parte
Por eso, en los últimos meses, decenas de personas han sido escaneadas con tecnologías de fabricación digital para luego 'imprimirlas'. Las personas que han formado parte de esta muestra son vecinos y vecinas que han vivido la transformación de este barrio post-industrial: trabajadoras de la emblemática fábrica de galletas Artiach, emprendedoras que han desarrollado sus proyectos en la isla, trabajadores que pasaron media vida en estas naves industriales y muchas otras que son parte de la historia viva del barrio
"El objetivo es poner en valor la identidad de un barrio como el de la Ribera de Deusto, con un pasado, un presente y también un futuro", dice Nerea Díez, la directora de Espacio Open. Además, comenta que este es un proyecto que emociona mucho a todos aquellos que participan: "Por ejemplo, Txamorro, un vecino, siempre se emociona cuando pasa por la zona. Para muchas personas, sobre todo las mayores, volver, por ejemplo, a la galletera, les provoca un shock, pero muy bonito. Me dicen: 'Jo, Nerea, es que yo pasé aquí tantos años'. Han vivido tantas cosas, momentos malos y buenos, como pueden ser embarazos... Esta es la casa de mucha gente".
La magia del escaneo
Y para darle forma a toda esta iniciativa, se utiliza una máquina 3D y las manos de Julia García, la operadora, quien nos cuenta con detalle su funcionamiento. Este comienza con el escaneo de la persona que posteriormente contará con su busto. El proceso dura alrededor de 20-30 minutos. "Una vez que tenemos listo el escaneo, hacemos una traducción de ese busto a código máquina que indexamos. Antes de empezar a imprimir, hay que rellenar la máquina, el tanque, lo cual implica amasar muchos kilos de arcilla'".
Y todo este proceso, implica una importante responsabilidad, nos cuenta Julia y es que "mi trabajo es entregarle a la gente un busto en el que se puedan reconocer, en el que se gusten". Es tal el detalle, que vemos como la operadora, repite un busto porque la sonrisa de unos de los vecinos "no ha quedado perfectamente reflejada", dice mientras ríe.
Historias detrás de cada busto
Detrás de cada busto hay una historia, o varias, como las de las costureras de la antigua fábrica de Artiach que acuden en fila para hacerse el escaneo frente a la máquina 3D. En pocos días, podrán contar con un busto que refleja muchas cosas. "Son muchos años aquí, trabajando, más de tres décadas, y echo muchísimo en falta a mis compañeras. Cada vez que una viene aquí, siente mucha nostalgia. Yo considero este sitio una segunda casa a la que le guardo mucho cariño", nos cuenta Begoña.
Tanto ella como sus compañeras ya no trabajan; ahora disfrutan de una merecida jubilación que vino precedida por el cierre de su lugar de trabajo. "Durante tres décadas nos dedicamos a la costura y a la confección. Primero estuvimos confeccionando pronto moda. Es decir, a nosotras nos traían las prendas cortadas para luego confeccionarlas, y luego ellos se encargaban de su venta y distribución".
Todas están jubiladas, menos una, Mari Luz, que ahora se tiene que adaptar a otro lugar de trabajo. "Realmente no me he adaptado, me cuesta horrores porque las echo de menos un montón'".