Un día en Biarritz: recorrido con el paladar
La localidad costera francesa, a 30 kilómetros de España, ofrece una gastronomía variada y rica
Biarritz
La última Emperatriz de Francia, la aristócrata española Eugenia de Montijo, ya se percató de niña de los encantos de Biarritz. En 1835, pasó unas vacaciones allí. Tiempo suficiente para marcar un antes y un después, y convertir esta localidad francesa en uno de los lugares de moda para la burguesía y la realeza de la época.
De ahí surgen, algunos de los edificios icónicos, como el Hotel du Palais, la Iglesia de Santa Eugenia o, más adelante, el casino municipal. Sin embargo, el salitre del mar no solo impregna la arquitectura de Biarritz: también la gastronomía, la naturaleza o el ambiente.
A 30 kilómetros de la frontera con España, esta localidad en el País Vasco francés ofrece al visitante multitud de planes. Uno de ellos es dejarse guiar por el paladar con la ruta que nos propone MIAM Events.
10:00 Un chocolate para comenzar
La proximidad de Bayona, convierte a Biarritz en un lugar donde el chocolate tiene gran protagonismo. ¿Qué tal empezar este recorrido con una taza de chocolate caliente? En Maison du Txokolat, frente al mercado Les Halles, podrás degustar todo tipo de variedades. ¡Hasta un jugo de cacao!
10:30 Mercado Les Halles
Con el auge de Biarritz como ciudad balnearia en el siglo XIX se hizo fundamental la construcción de un mercado. En el mercado Les Halles, encontrarás productos frescos y de proximidad. Incluso, si vas en sábado, en la plaza exterior, descubrirás varios puestos de productores locales, como el de una magnífica crema de castañas.
11:00 Pastel ruso
En cualquiera de las pastelerías de la localidad costera, se puede disfrutar del pastel ruso francés. Es muy diferente al español, ya que se elabora con la misma pasta del macarrón. También lleva mantequilla, crema de praliné, merengue y polvo de almendra.
12:00 Una tabla de embutidos
La siguiente parada pretende revelar el alma de los productos vascos en Arima, una acogedora boutique y supermercado en el centro de Biarritz. En la parte del fondo del comercio, te espera una tabla de salchichón, jamón o queso, hasta una rica variedad de mermeladas (de cebolla, aceitunas o pimiento de Espelette). Todo acompañado de vinos locales que te abrirán el paladar.
13:30 Llegamos a puerto
Picando toda la mañana, toca hacer una parada más contundente en el puerto de Biarritz. Sus 'crampottes' o pequeñas casas de pescadores te trasladarán a otras épocas en las que hasta 300 pescadores trabajan en este punto. Hoy en día , está lleno de restaurantes donde comer pescado o marisco. Muy recomendables ya que en todos sus pescado es fresco.
18:00 La puesta de sol
La puesta de sol es mágica en Biarritz. Cuando los días son claros y luminosos, el sol se pone por el horizonte de mar. Julio Verne ya hablaba de un fenómeno óptico que ocurre segundos más tarde de la caída del sol: la aparición de un rayo verde. El escritor y dramaturgo decía que quien ve este rayo verde es capaz de "tener la certeza de sus sentimientos y conocer los de los otros". Cualquier terraza, con un cóctel en la mano, en la costa es un buen lugar para disfrutar de este espectáculo.
20:30 Cenar en la arena
El plato principal del día, según la gastronomía francesa, viene en la cena. Para terminar el día, vamos a tocar arena, pero sin pisar la playa. Podrás hacerlo en Le Petit Plage de Biarritz, un restaurante coqueto y acogedor cuyo suelo está cubierto de arena. A destacar también todos los platos de su carta que vengan del mar. Será una magnífica forma de terminar el día.
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10:00
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