Mirentxu Elosegi, la única mujer secuestrada por ETA
El capítulo 59 de 'La ventana de la memoria' recuerda a la tolosarra con su hijo Xabier Aranburu Elosegi y entrevista a Juan José Mateos por su libro 'Inocentes'
Capítulo 59 | Miren Elosegi, la única mujer secuestrada por ETA
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Vitoria-Gasteiz
ETA secuestró a 86 personas entre 1970 y 1997, pero solo en un caso secuestró a una mujer. Fue el 12 de junio de 1982 y la víctima, Miren Elosegi Garmendia, tolosarra de 47 años, madre de tres hijos, comerciante e hija del propietario de la famosa marca de boinas. Miren falleció el pasado mes de enero a los 88 años de edad.
Xabier Aramburu, su hijo, la recuerda "muy inquieta y muy salsera, era muy de las fiestas patronales de San Juan y también de misa mayor. Sobre todo, era muy buena persona. Tenía una tienda de ropa de moda y ayudó a muchísima gente que andaba justo, 'ya me pagarás o ya me vas pagando', o a veces ni le pagaban", señala Xabier.
En aquella época se fundó una asociación de comerciantes y "ahí se metió en la directiva, también daba catequesis en la parroquia de Santa María... Era una persona muy activa en el pueblo y muy querida". Además de todas estas actividades sociales, Miren era también empresaria "de una empresa antiquísima". Junto con otro compañero alavés, crearon, junto con el aita, una sociedad anónima de cuatro personas para comprar la empresa de las boinas que empezó teniendo muy pocos trabajadores como la inmensa mayoría. Nunca pensarían que les podría ocurrir lo que les ocurrió, que le secuestraran para pedirles un rescate". "Aita se levantaba a las 5 de la mañana y llegaba a casa a las 10 de la noche, o sea, esa idea de 'obrero despedido, patrón colgado'... Las empresas del País Vasco son empresas pequeñitas de gente que las ha sacado adelante trabajando 1.000 horas y trabajando como el que más", asegura Xabier.
Aquel 12 de junio del 82
Aquel 12 de junio, el día en el que secuestraron a Miren, su hijo reflexiona: "La verdad es que tener buena memoria es bueno porque lo vives todo, pero también es malo cuando revives todos tus recuerdos que no son positivos. Recuerdo absolutamente todo como si fuera ayer". Aquel sábado del 82 era día de mercado y los sábados "tenía alubias rojas para comer, que siempre le decíamos '¡Ama, con el calor que hace en junio y pone alubias!' Llegué a casa y al cerrar la puerta había una persona detrás apuntándome con una pistola en la cabeza. Me llevó al salón, estaba sentada mirando para abajo, muy blanca, y había otro señor sentado con una pistola en el regazo. Me dijo desde el primer momento que eran de ETA, que le iban a secuestrar, que uno de ellos se la iba a llevar y que se iba a quedar conmigo y que estuviera sentado".
"La ama, cuando se fue, me dijo 'tranquilo'. Empecé a discutir con el señor que se quedó conmigo, yo tenía 21 años. Me dio instrucciones, me dijo que teníamos que pagar no sé cuánto, me dio un plano y tal. Cuando me dijo la cantidad me reí, esa risa nerviosa... 'tú estás loco', me decía. Y dijo 'aquí hay dinero'. Era un salón normal y corriente, de un piso normal y corriente en el centro de Tolosa al lado de la plaza de toros. Me quitó las llaves, desconectó el teléfono y me dijo que no podía llamar a nadie en media hora y se marchó".
El pueblo estaba lleno por ser día de mercado, "a las 2:30 de la tarde y con esa impunidad, esa tranquilidad, debajo del portal en el coche aparcado enfrente, uno se queda en el coche, dos suben, uno se lo lleva... Lo piensas ahora y dices, pero cómo puede pasar esto... Saqué al perro, volví a casa, conecté el teléfono y llamé a la policía".
Xabier se quedó esperando a su padre sentado en la acera, cuando llegó "no supe qué contarle porque tenía miedo a que alguien lo escuchara, no sé, prefería subir a casa y contarle que le habían secuestrado", señala. Enseguida empezó a moverse, 'conozco a uno que está en Vitoria, seguro que sabe de dónde vienen estos, y al otro y al otro y bueno, y ahí empezaron 13 días... Él se ofreció públicamente para ser intercambiado por su mujer.
Cómo fue el secuestro
"Hay muchos momentos muy desagradables, porque gente cercana, incluso familiares que deberían estar para ayudar o, si no ayudas, por lo menos apártate, ponían pegas y que si se va a pagar y quién va a pagar y con qué dinero se va a pagar... A los trece días, apareció a las doce de la noche, después de dar vueltas y vueltas en el maletero de un coche, "y no sabes cómo se mareaba ama en el coche..." Le liberaron cerca de la papelera y fue andando por ahí "medio zombie y le dijo al portero quién era. Me llamó ella misma por teléfono para decirme que ya estaba libre y a la hora apareció en San Sebastián".
"Estuvo en un zulo ahí en Pasajes de dos metros por un metro y medio. Tenía una colchoneta, una mesa, un balde para hacer sus necesidades a oscuras. Nos contó que según los días le trataban mejor o peor, pero ella discutía con ellos, les hablaba siempre en euskera, ellos nunca le contestaban en euskera, que 'a ver por qué hacían eso, por qué se habían metido en eso, que no iban a conseguir nada... Había momentos en que le ponían una pistola en la cabeza y le decían que las cosas iban muy mal, que la familia no quería saber nada, que pasaban de ella, o sea, todo ese tipo de cosas y la amenazaban con que le iban a matar".
"Me acuerdo de la primera conversación que tuve en la universidad fue con el hermano de Joseba Elosegi. Me tranquilizó bastante, pero nunca sabes lo que puede pasar".
Después del secuestro, "seguimos haciendo la vida normal en Tolosa. Ama nunca tuvo ni tratamiento psicológico ni nada... Necesitó un tiempo para recuperarse y enseguida empezó otra vez con la tienda todo el día. Esa actividad yo creo que te hace no darle tantas vueltas a las cosas y caer en una depresión", concluye Xabier.
'Inocentes. Las otras víctimas de la ETA'
Tras haber contado cómo era la vida y la lucha antiterrorista de los guardias civiles destinados en Euskadi, Juan José Mateos se centra precisamente en las víctimas de ETA en su última obra: 'Inocentes. Las otras víctimas de la ETA'
Las víctimas son el foco principal del último libro de Juan José Mateos. Como ex guardia civil que sirvió en Euskadi en años peligrosos, él mismo experimentó la amenaza del terrorismo, sufriendo incluso un atentado. Aunque anteriormente había escrito sobre la labor de la Benemérita y ETA, ahora dedica su atención a las personas que han sufrido las consecuencias más directas del conflicto.
Mateos ha pasado años visitando a estas víctimas del terrorismo, estableciendo un vínculo cercano con ellas. De estas experiencias nace su último trabajo, "Inocentes. Las otras víctimas de la ETA". Se enfoca principalmente en las viudas que han vivido en pueblos pequeños del Goierri u otras áreas, enfrentando el silencio impuesto por el miedo y la exclusión social. El autor busca honrar a estas mujeres, algunas con familias numerosas cuyos hijos incluso podrían haber militado en HB, hoy en día Bildu, y que han soportado décadas de sufrimiento sin recibir el reconocimiento o el apoyo adecuados por parte de los gobiernos centrales.
Juan José Mateos comparte que este trabajo ha sido emocionalmente desafiante para él, admitiendo que ha llorado más que las propias víctimas. Su dedicación a contar estas historias es un testimonio de su compromiso con la verdad y la memoria histórica.
La ventana de la memoria
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Eva Domaika
Jefa de informativos en Cadena SER Vitoria. Presenta el informativo diario ‘La ventana Euskadi’. Si...