'Detrás del pelotón': Cepeda, el primer fallecido en carrera en el Tour
Iñigo Markinez y Javi Bodegas nos acercan a lo largo del Tour de Francia 2024 las intrahistorias de los nombres, lugares y momentos que han marcado estos 111 años de 'la Grande Boucle'
Bilbao
El bizkaino Cepeda no fue el primer corredor que falleció mientras disputaba el Tour. Muchos años antes, en los albores del siglo XX, perdió la vida un joven ciclista de 19 años que estaba disputando la carrera francesa. Su nombre era Adolphe Hélière y el hecho no ocurrió en carrera, sino en la jornada de descanso en Niza mientras se estaba dando un baño en la playa.
El antecedente
¿Cómo fue? Los hechos no están claros, pero todo indica que el malogrado deportista entró súbitamente al agua, sufriendo lo que en la época se denominaba ‘corte de digestión’. Después de comer, y cuando la temperatura era muy elevada, tuvo la idea de entrar de golpe en el agua para darse un baño.
El contraste llevó al fatal desenlace. Hélière no era un ciclista profesional; era un ‘isolé’, es decir, tenía que pagarse él mismo la alimentación y buscar alojamiento tras cada etapa, una especie de ‘paria’ de la bicicleta cuyo estatus estaba alentado por Henri Desgrange, patrón del Tour. Hélière llegó a la meta de Niza muy tarde, casi diez horas después de que se había presentado el ganador Maitron.
Firmó ante la atenta mirada de un juez en el libro de llegadas y, como ya había caído la noche y no tenía tiempo de buscar alojamiento, durmió en la misma playa. A la mañana siguiente, tras realizar un poco de turismo por la localidad de la Costa Azul, gastó un poco de dinero en comer bien para reponer fuerzas. Luego llegó el fatal baño.
Sus compañeros dieron la voz de alarma inmediatamente, a la que acudió un médico que estaba paseando y que no pudo más que certificar el fallecimiento del infortunado joven. La familia, sin medios económicos, no podía transportar el cadáver a su Bretaña, por lo que un diario local inició una suscripción popular para recaudar fondos y poder enterrarlo con los suyos. Casi un año más tarde, se recaudaron por fin los mil francos necesarios para llevar el cadáver de Hélière donde los suyos.
El caso es que nuestro hombre trabajó un tiempo de mecánico con la única idea en mente de ahorrar el dinero necesario para tomar parte de diferentes pruebas, entre ellas el Tour de 1910. Los ciclistas de su categoría debían contar con un presupuesto más o menos alto para hacer frente, en algunos casos, a los gastos de inscripción y, en otros, como en el caso del Tour de Francia, para poder pagar todo lo que acarreaba la manutención diaria y el alojamiento durante los días que duraba la carrera.
Antes del deceso, ya se habían cubierto seis etapas y había superado el reto que un amigo le había planteado en su pueblo antes de partir, quien le aseguraba que no iba a aguantar tres días. Había superado jornada tras jornada y destacado por causas ajenas a la competición. Tuvo un accidente cuando chocó con un caballo y se dio a conocer en el pelotón cuando cargó a hombros con el reputado Émile Georget, que había sufrido una caída. Lo llevó a la casa más próxima, pero el propietario no entendió el motivo de la extraña visita, por lo que los recibió a bastonazos.
La muerte de Cepeda
El primero que murió en carrera fue, en 1935, el vizcaíno Francisco Cepeda, al que en Sopuerta llamaban Paquillo, que falleció cuando perdió el control de su máquina bajando el Galibier. Según cuentan las crónicas de la época, Cepeda estaba muy motivado tras el abandono de Ezquerra, Cañardo y Trueba, aparentemente sin motivo aparente, lo que motivó no pocas críticas en el seno del equipo. Por ese motivo había realizado una buena ascensión al coloso alpino, cuando en la bajada se le despegó el tubular, debiendo detenerse para volver a pegarlo.
Una vez en la bicicleta, enfiló el descenso a una velocidad endiablada intentando recuperar el tiempo perdido, pero por una nueva salida del neumático o la maniobra de algún otro ciclista no muy clara, perdió el equilibrio yendo a chocar con la cabeza contra el pavimento. Con la cabeza llena de sangre a consecuencia de las heridas, volvió a subirse a la máquina para caer inconsciente instantes después, sin recuperarse jamás. Llevado a un hospital de Grenoble, falleció tres días después en el hospital de dicha localidad tras habérsele efectuado una trepanación del cráneo. Fatalidades del destino, fue un 14 de julio, día nacional francés.
El motivo del accidente no se aclaró nunca; se hablaba de que la organización del Tour quería a toda costa echar tierra sobre lo sucedido, pero también se recordaban las palabras de Desgrange en las que comentaba que en posteriores ediciones del Tour no volverían a ocurrir cosas de estas. Pero ¿a qué cosas se refería? Puesto que nunca se podía evitar la salida de un tubular...
Cepeda tenía 29 años y participaba en su cuarto Tour de Francia, de los cuales sólo había finalizado el primero en el que tomó parte, en 1930, en el puesto vigésimo séptimo, a casi cuatro horas de André Leducq. Al siguiente año debió abandonar a falta de dos etapas aquejado de una forunculosis, y en 1933 fue eliminado en la primera etapa, falto de preparación. Había pertenecido, entre otros equipos, al Athletic Club y al Real Madrid, pero no como lo hacen hoy en día algunos futbolistas, sino que fue cuando realizaba el servicio militar.
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