La Ventana de la Memoria
Política

50 años del atentado en la cafetería Rolando: ETA busca hacer el mayor daño posible en el corazón de Madrid

El capítulo 61 de 'La ventana de la memoria' ha recordado lo sucedido con el historiador Gaizka Fernández Soldevilla y Alicia Gómez Condado, hija del cocinero Francisco Gómez Vaquero

50 años del atentado en la cafetería Rolando: ETA busca hacer el mayor daño posible en el corazón de Madrid

Vitoria-Gasteiz

El viernes 13 de septiembre de 1974, a las 14:30 horas, una potente bomba, reforzada con metralla explotó en el comedor de la cafetería Rolando, en la madrileña calle del Correo cerca de la Puerta del Sol. Fue el primer atentado masivo e indiscriminado de ETA, que sabía de la presencia de civiles en el local y eligió el momento en el que había más clientes: la hora de comer. Causó 13 muertos y más de 70 heridos. El capítulo 61 de 'La ventana de la memoria' ha recordado lo sucedido y sus consecuencias para las víctimas con el historiador Gaizka Fernández Soldevilla y Alicia Gómez Condado, hija del cocinero Francisco Gómez Vaquero, fallecido en el atentado.

Un exposición itinerante 'Rolando 2:15-2:45' y un libro 'Dinamita, tuercas y mentiras' reconstruyen la masacre con motivo de su quinquagésimo aniversario. Detrás está el Centro memorial de víctimas del terrorismo y Gaizka Fernández Soldevilla, el responsable del área de archivo, investigación y documentación. Las horas que dan nombre al libro responden a la anotación que hizo uno de los etarras que llegó a Madrid en julio de 1974 para preparar el atentado "que indicaba a qué horas había más gente en el restaurante, lo que demuestra que su intención, desde el principio, era hacer el mayor daño posible". La cafetería Rolando se encuentra cerca de la Dirección General de Seguridad y era muy frecuentada por policías de la misma. Sin embargo, también contaba entre su numerosa clientela con turistas, viajantes, familias, además de los propios trabajadores de Rolando. "Les daba igual", asegura, "la intención de causar un atentado indiscriminado es evidente desde el principio". La prueba es que los terroristas inicialmente "propusieron poner la bomba en el baño y los jefes les dijeron que mejor en el comedor, que es donde más gente iba a estar".

Los elegidos por ETA para perpetrar esa primera masacre fueron los franceses Bernard Oyarzábal Bidegorri y María Lourdes Cristóbal Elhorga, "probablemente", opina Fernández Soldevilla, "porque al ser franceses pensaban que serían desconocidos para la Policía y les sería más fácil". Vinieron a principios de septiembre a Madrid, donde se alojaron en casa de Eva Forest. Comprobaron los datos que tenían de la cafetería y volvieron a Francia a pedir luz verde. Finalmente, el 13 de septiembre de 1974 a las dos de la tarde ambos entraron en el restaurante. "Ella va con una bolsa, él con una maleta. En un momento de la comida les sirve el camarero Manuel Llanos, que les había atendido el día anterior, y al temer ser reconocidos, ella finge un mareo y abandonan el restaurante, dejando la maleta debajo de la mesa". A las dos y media estalló la bomba ("entre 5 y 8 kilos de dinamita y mil tuercas como metralla"). Ese mismo día fallecieron 11 personas. Dos más lo harían en los días posteriores, elevando a 13 el número de víctimas mortales, además de más de 70 personas heridas.

Una de esas víctimas mortales fue el cocinero de Rolando, Francisco Gómez Vaquero. "Sobrevivió en un primer momento, pero falleció en la ambulancia camino del hospital", explica su hija Alicia Gómez Condado, que tenía cuatro años entonces. Tiene pocos recuerdos de su padres, "algunos flashes" y de aquel 13 de septiembre en concreto, uno: "Recuerdo estar en brazos de mi abuela, asomarnos a la ventana y esa sensación de ver a mi madre irse". Sí recuerda perfectamente, sin embargo, a su madre atendiendo a la prensa en el domicilio familiar tras el atentado. "Esa imagen de mi madre, vestida de negro con gafas...Así se tiró años. Parecía que tenia 60 años y solo tenía 30. La recuerda rodeadas de cámaras. Recuerdo el vestido que yo no me quería poner y mi abuela me obligó. Y recuerdo verme en la tele", cuenta.

Toda esa gente desapareció en unos días y la madre de Alicia se vio sola, con dos hijas y ninguna ayuda pública. "No tuvimos ninguna ayuda. Tardó año y medio en cobrar alguna pensión. Salimos adelante con la ayuda de la familia: mi abuela, tíos, una prima...". explica. Transcurrido un año, su madre se puso a trabajar para sacar adelante a la familia. Gómez Condado coincide con Fernández Soldevilla en que las víctimas de Rolando han sido las grandes olvidadas. "Así nos hemos sentido: olvidados. No hemos tenido apoyos de ningún tipo hasta el 97 que se le reconoció como víctima del terrorismo", se lamenta. Tampoco Justicia porque se les amnistió.

"Siempre he sabido que era ETA", dice Alicia, pese a la confusión sobre la autoría, que ETA no confirmó hasta el comunicado de su disolución, en 2018. "Mi madre decía que había sido el GRAPO", recuerda. Según el historiador, cuando ETA se dio cuenta de la publicidad negativa que podía traerle este atentado acaba echando la culpa a la ultraderecha. "Y otra cosa que hemos descubierto es que la que inicia la mentira de que en el atentado había tenido algo que ver el Partido Comunista fue Eva Forest, que se identificó como miembro del mismo al ser detenida y era mentira", explica el historiador, "lo que llevó a la Guardia Civil a atar cabos erroneamente".

En el lugar que ocupó la cafetería Rolando hay actualmente un restaurante argentino. No hay nada que recuerde a la antigua cafetería ni al atentado. "No hay nada. Es como si Madrid hubiese crecido sin mirar atrás", cuenta el historiador.

La reflexión final de 'La ventana de la memoria' la firma el nuevo director de Gogora, el instituto vasco de la Memoria, la Convivencia y los Derechos humanos, con una defensa del rigor histórico en la memoria. "Cuando la memoria se aleja del rigor histórico se convierte en un mito, en un cuento de héroes, villanos y traidores.

Eva Domaika

Jefa de informativos en Cadena SER Vitoria. Presenta...