El 43% de los adolescentes alaveses entre 12 y 18 años consumen porno de manera regular

Vitoria-Gasteiz

La infancia y adolescencia es un momento clave para la construcción de la identidad de cada uno de los y las jóvenes del futuro. Unos años clave en los que se tienen que enfrentar a un montón de miedos y situaciones para las que muchas veces no están del todo preparados, más si cabe en los tiempos que corren, donde la tecnología está avanzando a pasos agigantados, como vemos con la entrada de la Inteligencia Artificial en todos los niveles de la sociedad, y que ha llevado adherido un importante cambio a la hora de vivir, comunicarnos y relacionarnos.

Desde Konexio-Ona, en colaboración con el Ayuntamiento, Fundación Vital y el instituto de la juventud de Diputación Foral de Álava han querido poner en foco en los jóvenes y adolescentes para "intentar entender y profundizar que está pasando en ese mundo digital, para recoger toda esa información, cuanto más a fondo mejor, y devolverla a través de profesionales y familias que somos los que tenemos que acompañar en esa construcción", ha indicado la responsable de las jornadas Rosana Perea. Con este marco, se van a celebrar este viernes en el Palacio de Congresos Europa las III jornadas Kontuz, identidad en construcción. Jornadas que tratarán de dar respuesta a sobre qué y cómo están construyendo su identidad niñas, niños y adolescentes y cómo ayudarles.

Las pantallas se están convirtiendo en un peligro, con el uso indiscriminado de las redes sociales, y el acceso a todo tipo de contenido, incluido el porno al que los chicos y chicas llegan cada vez antes. "Los resultados pre-eliminares del estudio que estamos realizando, sobre el consumo de porno en Álava con una muestra de 540 alumnos, nos han indicado que el 43% de los adolescentes entre 12 y 18 años consumen pornografía de manera regular", ha indicado la investigadora del grupo PSIDES de la UPV, Joana Jaureguizar, del grupo de investigación PSIDES de la UPV. Además, Jauregizar destacaba que la media de edad de consumo de manera regular "la hemos encontrado en los 12 años, pero cuando hemos visto la edad mínima nos encontramos que está en un rango entre 6 y 16 años. Esa es la edad en la que tienen el primer contacto con el porno, muchas veces de manera casual, a través de ventanas emergentes , anuncios o vídeos de Yotube, es decir que el porno les busca a ellos y ellas y no al revés".

En cuanto al perfil "vemos que el 73% de los consumidores de contenido pornográfico son chicos, que lo consumen cuando están solos en casa, y buscando directamente en las web que ofrecen este tipo de contenido", ha explicado Jauregizar, que también resaltaba como "hemos visto que hay una relación directa de esto con el bajo apoyo social que perciben de su entorno familiar, por lo que ven en el porno como una alternativa y refugio".

Relaciones sexuales y violencia

Rosana Perea, organizadora de las jornadas y miembro de Konexio-Ona también ha querido poner el foco en la normalización de la violencia en las relaciones sexuales de los adolescente, ya que "estamos viendo que conductas como tirones de pelo, escupitajos u otras conductas humillantes sobre la mujer, lejos de escandalizar están generando un morbo que asusta entre los jóvenes que consumen porno, ya que en otros ámbitos estas conductas serían reprobadas de manera inmediata".

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Los peligros no se quedan sólo ahí, sino que Jaureguizar ha indicado que "cada vez está más presente el sexting entre los jóvenes, que comparten contenido sexual propio con mensajes escrito, fotografías e incluso vídeos".

Tecnología y salud mental

El otro gran tema sobre el que se quiere poner el foco en las III jornadas Kontuz, identidad en construcción es en el uso indiscriminado de las pantallas por parte de los adolescentes. Ana Torres, periodista de El Mundo será la encargada de impartir la conferencia sobre 'los desafíos éticos y morales de la tecnología en la vida de los adolescentes', y sobre todo "el mal uso que se está haciendo de las redes sociales, conllevando, en muchos casos, hospitalizaciones y casos graves de salud mental".

Torres nos ha contado el primer caso que se dio, y tuvo la oportunidad de entrevistar, en el hospital de la unidad de agudos del hospital Gregorio Marañón con una situación grave, "de una chica que estuvo encerrada en su habitación, por el covid, sólo con el móvil y el consumo de redes sociales y el consumos de algunos retos que subían influencers le hizo dejar de comer ciertos alimentos, que desencadenó problemas en la conducta alimentaria". Lo que marca el peligro de la falta de control en el uso de las redes sociales, unido a los problemas que pueden surgir de salud mental.

Además, el País junto a una investigadora de la universidad Complutense llevó a un instituto público de Madrid un experimento para analizar los stickers que los adolescentes usan diariamente, con contenidos como violaciones, ejecuciones, contenidos machistas, racistas y homófobos. El proyecto, que duró cuatro sesiones de dos horas, "sirvió para crear consciencia y que el alumnado desarrollase una visión crítica de esas imágenes, y que fuesen capaces de detectar y analizar a qué tipo de conductas les conduce el consumo diario de esos contenidos aparentemente inocuos", ha indicado Torres.