Análisis del empate en Niza: buen punto, reacción a medias

San Sebastián

La reacción de la Real Sociedad en Niza se quedó a medias. El equipo donostiarra sacó un buen punto de su visita a al Allianz Riviera, un botín interesante en la nueva Europa League al sumar fuera de casa y marcar, y también para empezar a revertir su mala dinámica de resultados. Barrenetxea marcó un golazo en una buena primera parte de los txuri-urdin, pero un error al filo del descanso permitió empatar a Rosario. Le salvó tras el descanso Remiro al parar un penalti a Guessand, y después le faltó energía estando a merced del Niza y dando por bueno el empate. La sensación es de que sí, que la Real parece empieza a volver, pero no del todo todavía. Habrá que seguir esperando. Pero Niza puede ser, nunca mejor dicho, un buen punto de inflexión.

Imanol Alguacil sorprendió a todo el mundo con su alineación valiente en el Allianz Riviera. ¿Un poco locura? ¿Ataque de entrenador? Cada uno que piense lo que quiera, pero lo cierto es que en momentos de zozobra, hay que hacer cosas diferentes, agitar el árbol, en busca de soluciones. Y eso es lo que intentaba el técnico oriotarra, que ante la carga de compromisos también debía refrescar el equipo ante la carga de partidos. Cambió de sistema para formar con defensa de cinco y tiró de sentimiento de pertenencia para debutar en esta renovada Europa League, con nueve jugadores formados en Zubieta en el once inicial. Solo Remiro y Brais Méndez no eran de la cantera.

Con eso la Real Sociedad salió a ponerse enfrente de un Niza muy físico y con un fútbol directo y vertical, con la idea inicial de impedirle que corriera y le buscara la espalda de su defensa. No estaba Momo Cho, lesionado, por lo que se cayó, incluso antes del partido, el morbo del reencuentro. La intención no era tener tanto el balón como en otras ocasiones, generarle dudas a un Niza que no suele querer ser el protagonista con la pelota y que sufre en ese escenario. Porque lo que le gusta es correr, y pedalear mucho. La Real supo contener ese fútbol físico del equipo de la Costa Azul francesa con sus mismas armas. Esperaba para salir rauda y veloz con transiciones que llevaban veneno. No lo aprovechó Oyarzabal ni Pablo Marín, pero sí Barrenetxea, que adelantó a la Real con un golazo desde la frontal rompiendo la sequía goleadora de ésta de más de 450 minutos. Estaban los donostiarras cuajando una actuación muy meritoria, con ocasiones claras para ampliar el marcador, pero en la última jugada de la primera parte, en una de las pocas indecisiones de la defensa realista, despejó mal Aihen Muñoz y le dejó la pelota franca a Rosario, que no lo desaprovechó con un disparo raso cruzado que batió por bajo a Remiro. Vuelta a empezar con 45 minutos por delante.

La segunda parte podía haber comenzado de la peor manera, porque Pacheco cometió una imprudencia al agarrar de manera injustificada a Dante y el colegiado, a instancias del VAR, decretó penalti. Pero apareció Remiro como salvador al detener la pena maxima lanzada por Guessand con una buena mano abajo. Se sacudía los sudores fríos la Real y se recomponía del susto, pero no solucionaba el problema del inicio de la reanudación, porque poco a poco se metía cada vez más atrás y estaba a merced del Niza. Demasiado lejos de la portería de Bulka como para poder generar algo de peligro. Lo pasó mal el equipo vasco, pero los cambios le vinieron bien, con la salida de Suçic, Oskarsson, Becker, Aramburu y Javi López. Le dieron un pequeño impulso para tener de nuevo ocasiones que se marcharon por poco fuera de la portería del Niza. Acabó sufriendo, pero aguantando un positivo punto de partida en esta nueva Europa League, que debe servir para empezar a levantarse de la mala racha de resultados.