"No había tratamientos ni personal": la guerra en Gaza se lleva la vida del atleta abanderó por primera vez a Palestina en unos Juegos Olímpicos
Majed Abu Maraheel protagonizó en Atlanta 1996 una icónica imagen al desfilar por primera vez con la bandera de Palestina en unos JJOO
"No había tratamientos ni personal": la guerra en Gaza se lleva la vida del atleta abanderó por primera vez a Palestina en unos Juegos Olímpicos
Bilbao
Majed Abu Maraheel nació en el campo de refugiados de Nuseirat, en la Franja de Gaza, en 1963. Y allí mismo falleció hace unos meses, el pasado 11 de junio, debido a una insuficiencia renal que se complicó hasta dejarle en coma y, posteriormente, arrebatarle la vida. Majed falleció por una enfermedad que, en cualquier hospital del mundo, se habría solventado sin mayores problemas. Pero no en Gaza.
"No llegaban las medicinas, no llegaban los víveres. Este hombre, pese a ser entrenador y a haber practicado deporte, tenía graves problemas de desnutrición. Esto le provoca una insuficiencia renal. No puede ser atendido por los médicos porque no había tratamientos disponibles ni personal. El bloqueo de víveres también lo era de medicinas". Quien nos relata lo ocurrido a Majed es Javier González del Castillo, profesor del Centro de Estudios e Investigación Olímpica de la Universidad Europea.
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La ceremonia de Atlanta 96
Javier conoce bien la historia de Majed, que es la de una figura muy importante para la población palestina. Fue atleta y entrenador, pero si hay una imagen de él que quedará para la historia es la que se produjo el 19 de julio de 1996. El Estadio Olímpico del Centenario, en Atlanta, acogía la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. En el desfile de equipos, por primera vez se incluyó a Palestina. Su delegación la abría un miembro de la organización, que portaba un cartel con la palara 'Palestine'. Tras él, Maraheel, el abanderado. El primero que tuvo Palestina en su historia.
"En los JJOO hay muchas más delegaciones que países existen reconocidos por la comunidad internacional. En el caso de Palestina, llegó a ser reconocida por el COI mucho antes que por la ONU", cuenta Javier. Así llegó Maraheel a convertirse en el primer abanderado de la historia de su país, a mostrar a través de la televisión los colores de Palestina a millones de espectadores de todo el planeta. Una imagen potente que Majed no parecía estar destinado a protagonizar.
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20 kilómetros para ir a trabajar
En aquel momento, Majed tenía 32 años. Había pasado mucho tiempo trabajando como obrero en Israel, a veinte kilómetros de su casa. Cada día, trotaba para recorrer esa distancia desde Gaza hasta el otro lado de la frontera, que cruzaba por el puesto de control de Erez. Esa necesidad de desplazarse cada día, sin otro medio de transporte que sus piernas, fue la que le convirtió en corredor de fondo.
Y, además, compitió con buenos resultados. Nadie le regaló la participación por lo que tenía de significado político. "Tiene un gran mérito en alguien que nació en la Franja de Gaza y que viene de un estrato social humilde. No va a ganar una medalla olímpica, pero tampoco va a ser alguien que se quede descolgado en su prueba y sea doblado por el resto. Fue un buen atleta, teniendo en cuenta sus dificultades. No solo te fijas en la bandera, sino que en la prueba de 10.000 metros fue vigésimo segundo", comenta Javier.
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El encuentro con Arafat
Es más, a nivel local incluso destacó en algunas carreras. En una de ellas, en la que se proclamó vencedor, vivió un episodio que cambió su vida. Quien le entregó el premio fue Yasser Arafat, entonces presidente de la Autoridad Palestina. Arafat preguntó a Maraheel a qué se dedicaba y este le contó que estaba empleado en un invernadero de flores en Israel y que, cuando había problemas, era rápido corriendo para encontrar un refugio seguro.
La historia de Maraheel llamó la atención del líder palestino, que le prometió un trabajo como guardaespaldas cuando estuviera en Gaza. Y así fue. Majed se convirtió en uno de los hombres encargados de la seguridad de Arafat. Un trabajo que, confesó el atleta, le gustaba especialmente porque era la primera vez que disponía de tiempo para poder entrenarse.
Años más tarde, retirado del atletismo, Majed se convirtió en entrenador de otros jóvenes gazatíes que soñaban con llegar a replicar lo que él vivió en Atlanta. Entrenó a muchos jóvenes e impulsó la participación de su país en competiciones internacionales. Y por ahí le llegó su último gran éxito deportivo. Algunos de los que entrenaron con él participaron después en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012. Una vida que terminó recientemente a causa del asedio israelí sobre la población palestina, pero que deja un ejemplo mayúsculo de lo que significa, o debería significar, el movimiento olímpico.