Un nuevo uso para lo que acaba en las cañerías

Bilbao

En Euskadi, se generan aproximadamente 5 millones de toneladas de residuos al año, de los cuales alrededor del 20% son residuos municipales, como los que pueden acabar en el váter. Una parte significativa de estos residuos corresponde a desechos industriales y de construcción, pero también incluyen residuos orgánicos y lodos de depuradoras. Precisamente, hay una buena parte de estos deshechos que se pueden reutilizar y darles un nuevo valor. Los procesos de las depuradoras permiten crear abonos, hormigón, energía o biogas, en función, de los recursos y necesidades de cada una.

En la Estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Loiola, perteneciente a Aguas del Añarbe, que sirve a diez municipios gipuzkoanos ―en total, 310.000 personas―, los lodos son transformados en fertilizantes en plantaciones de cereal, olivo y maíz, principalmente, en Navarra. En 2023, se han depurado 35,8 hectómetros cúbicos de agua residual en esta EDAR. Con esta cantidad, anualmente se generan 4.400 toneladas de lodos de depuración con un porcentaje de materia seca del 90 %, gracias a un proceso de secado a 400 grados de temperatura. “Sin embargo, los dos últimos años esa cifra se ha multiplicado casi por cuatro ya que el lodo no ha podido recibir este último proceso de secado térmico por el aumento desbocado del precio del gas natural. El próximo año está previsto volver a poner en marcha el secado térmico”, explica en SER Euskadi, su director gerente, Jose Ángel Ercilla.

Abono para el campo navarro

Actualmente, la EDAR de Loiola cuenta con un contrato con la empresa Agringes Navarra para la enajenación y posterior gestión del lodo. El servicio incluye, entre otras cosas, su retirada, su transporte y supuesta a disposición en el lugar de destino. Para ello, Agringes abona a Añarbe 15 euros por tonelada por la gestión del lodo seco; por el contrario, Aguas del Añarbe debe abonar a Agringes 30,5 euros por tonelada por la gestión del lodo húmedo —el lodo húmedo cuesta más transportar y es peor valorado en la agricultura—.

La propietaria de la empresa, Camino Landarech, explica en la SER que “el agricultor se pone en contacto con nosotros y en función de las necesidades del suelo aplicamos una cantidad u otra de lodos”. “Es un abono orgánico que consigue sustituirlo por el abono mineral, por lo que es mucho mas ecológico y hacemos un circuito cerrado”, añade Landarech.

En Bizkaia, el Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia, los lodos extraídos en los diferentes procesos de decantación del agua, tras un tratamiento para espesarlos, “se deshidratan y son incinerados a 850 grados centígrados”, comenta el director de Explotación y Gestión de Activos, Koldo Urkullu. El vapor que se extrae de su valorización se utiliza en una planta de cogeneración que produce la energía suficiente para abastecer un tercio de las necesidades de todas las instalaciones de la EDAR de Galindo (Sestao).

Valorización energética

“La valorización energética es un proceso clave, al evitar que millones de toneladas de residuos no reciclables acaben en los vertederos. Este proceso, que permite recuperar 73.683 toneladas de lodos al año a través de la valorización energética, no solo reduce significativamente el volumen de residuos, sino que también genera energía eléctrica y renovable en un 100%, contribuyendo al mix energético sostenible”, sostiene en Radio Bilbao. Incluso, algunas de las cenizas resultantes se utiizan para derivados de hormigón.

En Aguas Municipales de Vitoria-Gasteiz (AMVISA), los lodos también son usados para temas agrícolas, sobre todo, para mejorar las características y condiciones de los suelos. “También los destinamos a fabricar biocompost, en una economía circular 100%”, explican fuentes de la empresa gestora. “Lo único que no aprovechamos es la fracción que se tamiza en el desbaste (es decir, toallitas y otros productos similares) que se llevan al vertedero”.