El propietario de la discoteca Sonora defiende su gestión frente a las críticas vecinales
Diego Maestre asegura que han implementado medidas para reducir el impacto del local, pero señala que las restricciones municipales dificultan una solución efectiva. "En su momento, instalamos un cercado con la intención de evitar que la gente se quedara fuera haciendo botellón, pero el Ayuntamiento lo prohibió”, explica.
El propietario de la discoteca Sonora defiende su gestión frente a las críticas vecinales
Bilbao
La discoteca Sonora, ubicada en Astrabudua, sigue en el centro de la polémica debido a las quejas vecinales sobre el ruido, la suciedad y el impacto en la convivencia de la zona. Diego Maestre, propietario del local, ha respondido a las críticas defendiendo los esfuerzos realizados por su equipo para minimizar las molestias. En sus declaraciones, subraya que la discoteca no solo cumple con la normativa, sino que ha tomado medidas adicionales para mejorar la situación, aunque asegura que las restricciones impuestas por las autoridades municipales han complicado encontrar soluciones definitivas.
"Hemos hecho todo lo posible"
Diego Maestre asegura que, desde la apertura del local, se han implementado diversas iniciativas para reducir el impacto de la actividad nocturna en los alrededores. Entre las medidas adoptadas, destaca la instalación de cámaras de seguridad y sistemas de iluminación en las inmediaciones del local, que tienen como objetivo incrementar la seguridad. Además, afirma que, durante años, el personal de la discoteca se ha encargado de la limpieza del entorno tras las noches de mayor actividad.
Sin embargo, el empresario lamenta que algunas propuestas hayan sido rechazadas por el Ayuntamiento de Erandio, como la instalación de un vallado para controlar el botellón. “En su momento, instalamos un cercado con la intención de evitar que la gente se quedara fuera haciendo botellón, pero el Ayuntamiento lo prohibió”, explica.
Asimismo, Maestre señala que no se les ha permitido desarrollar alternativas que podrían aliviar las molestias, como habilitar una terraza para que los clientes permanezcan en un entorno controlado. “Si no pueden quedarse dentro, salen a la calle. ¿Qué hacemos?”, se pregunta el propietario, visiblemente frustrado con las limitaciones.
Tensiones con los vecinos
Mientras Maestre defiende las acciones del local, los vecinos de Astrabudua han intensificado sus quejas, argumentando que el impacto de la discoteca Sonora es insostenible. Denuncian altercados nocturnos, ruido hasta altas horas de la madrugada y un entorno deteriorado debido a la suciedad que queda tras el fin de semana.
Los residentes han llevado sus demandas al Ayuntamiento, exigiendo que se tomen medidas más contundentes para garantizar la convivencia. En paralelo, el caso ha ganado visibilidad en los medios locales, alimentando el debate sobre el equilibrio entre el ocio nocturno y la calidad de vida en las zonas residenciales. Y se plantean varias preguntas al respecto:
- ¿Por qué tenemos que soportar que ensucien nuestro pueblo?
- ¿Por qué tenemos que soportar que destruyan nuestro entorno?
- ¿Por qué el Ayuntamiento no dice nada?
Colaboración con las autoridades
Diego Maestre asegura que la discoteca mantiene una relación de cooperación con las autoridades locales y con la Ertzaintza para gestionar los incidentes relacionados con el local. Sin embargo, insiste en que las restricciones impuestas limitan su capacidad de acción para implementar soluciones efectivas.
“No estamos ignorando las quejas, al contrario. Se ha intentado todo para reducir al máximo los problemas en el entorno, pero cuando no te dejan desarrollar medidas alternativas, nuestras posibilidades se ven reducidas”, subraya.