"Me gustaría que llegase un 25 de noviembre sin nada que reivindicar"

Irun

La violencia contra mujeres y niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo y la ONU comparte algunos datos, como que casi una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. En 2023, más de 51.000 mujeres y niñas de todo el mundo murieron a manos de sus parejas u otros miembros de su familia. Es decir, se asesinó a una mujer cada 10 minutos.

En Hoy por Hoy Irun, dentro del marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, queremos formar parte de esta jornada que trata de visibilizar y sensibilizar a nivel mundial un problema, una lacra que, por desgracia, día a día, sigue dejándonos noticias trágicas, que ocupan titulares y espacios relevantes en los medios de comunicación.

En ese sentido, la delegada de Igualdad, Nuria Alzaga, en su paso por los micrófonos de este programa especial recordó la figura de Ana Orantes, la granadina que en 1997 denunció públicamente en televisión el maltrato que sufría por parte de su marido y que sería asesinada a manos del mismo días después.

"Ojalá llegue un día en el que el 25 de noviembre no tengamos que estar hablando de una cosa que no tendría que existir en pleno 2024. Si el feminismo no aprieta, esta situación no cambia y por eso hay que salir a la calle para seguir apoyando y respaldándolo", añade la delega, quien también asegura que no se podrá avanzar como sociedad mientras sigan habiendo victimas.

Pese a que la sensación pueda llegar a ser desalentadora e incluso la contraria, existen elementos de protección. Hay personas que dedican su profesión a educar en algunos casos, y a aplicar, por medio de instrumentos legales en otros, medidas que faciliten la vida a mujeres, de todas las edades y víctimas de cualquier tipo de violencia, dar los pasos necesarios para dejar de ser víctimas.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

La denuncia, el primer paso

La denuncia es uno de los procesos más difíciles por el que tienen que pasar las víctimas de violencia de género. Un tramite que debe empieza con la fase de contacto, donde las afectadas se sientan acogidas por los cuerpo de seguridad presentes y con la posterior evaluación del contexto y entorno por el que se presenta la denuncia.

Así lo explican Ismael Goikoetxea, responsable de la Sección de Violencia de Género de la Ertzaintza en Irun, y Yolanda Oviedo, integrante de la unidad, junto con Maika Baigorri, psiquiatra de la Unidad de Valoración Forense Integral de Gipuzkoa y Paula Fernández, psicóloga de dicha unidad.

Tras esta primera etapa, y a la espera del informe de la Unidad de Valoración, es el turno del juzgado de guardia para garantizar la protección de la víctima. Una orden de protección que activara si se presentan indicios de criminalidad y si la integridad, tanto física como psicológica de las víctimas estén en riesgo, según explican Ane Fadrique, magistrada titular del juzgado de Instrucción número 4 de Irun, y Mercedes Bautista, teniente fiscal de Gipuzkoa.

Apoyo desde OSI Bidasoa

Desde el ámbito de la salud también buscan maneras de colabora en la asistencia a las mujeres que sufren este tipo de agresiones. Iniciativas como la del Grupo de Trabajo contra la Violencia de Género de OSI Bidasoa. Se trata de un grupo multidisplinar, compuesto por 21 profesional del sector sanitario, que pretende "apoyar, guiar y sostener a estas mujeres", explica Josune Marín, medica e integrante del Grupo.

"Empezamos nuestra andadura poco a poco en 2018, a raíz de la atención de una mujer en nuestro servicio de urgencias del hospital y ante la necesidad que veíamos de conocer los recursos que había para estas mujeres, tratando de unificar de alguna manera los criterios de atención e individualizando la asistencia", relata Marín.

Redes, control y juventud

En el ámbito digital se da cabida a otro tipo de violencia, más allá de la agresión física, que se produce día a día y que se produce en redes sociales, en los móviles. Control, acoso, alta de libertad con desconfianza constante, todo ello suma en esa lacra contra la cual la sociedad tiene las armas para luchar.

Oiane Menika, una de las fundadoras de Emargi, sostiene que la sobreexposición y la adicción a las redes influyen en el desarrollo de comportamientos nocivos en la juventud, favorecidos tanto por el desconocimiento de cómo usar estas plataformas como por mensajes incendiarios que transmiten algunos 'influencers'.

"Están abriendo una nueva vertiente de negación de la violencia contra las mujeres que es muy seria porque son mensajes muy sencillos y fáciles de comprar por la juventud y tampoco les estamos dando otras opciones", señala Menika, quién explica que la educación es el pilar fundamental para paliar esta situación.