David Mediavilla, persona con baja visión: "No solo te enfrentas a los obstáculos de la ciudad sino también a la ciudadanía"
Un estudio realizado por Begisare concluye que el 76% de las calles de Vitoria no garantiza la circulación segura y autónoma, a lo que se suma que "la ciudadanía no está concienciada"
la asociación Retina Araba Begisare, reclama una mejor adaptación de Gasteiz para personas con baja visión
Vitoria
El día a día en Vitoria se complica si, como David Mediavilla, tienes baja visión. Su retinosis pigmentaria hace que tenga visión en túnel, de manera que solo ve lo que tiene inmediatamente delante, dejando los laterales desdibujados. Además, su capacidad de visión disminuye si el entorno no está suficientemente iluminado. Todo eso obliga a Mediavilla, y a todas las personas que tienen baja visión, a estar especialmente pendientes del mobiliario urbano, infraestructuras y los obstáculos que pueden encontrarse al desplazarse por la calle. “Además, hay que contar con los coches, los repartidores y las personas, que no saben en buena medida de la problemática que tenemos”, explica. “Ahí se complica la trama porque no solo juegas con los obstáculos de la ciudad sino también con la ciudadanía”.
Quedamos con David, vicepresidente de la asociación Retina Araba Begisare, justo en la pérgola de Sancho el Sabio. En pocos metros, además de la parada del tranvía y todo lo que eso conlleva, como semáforos y farolas, señales, las catenarias y las propias vías, hay una veintena de bolardos. Es, además, una zona con mucho tránsito de gente que entra y sale del tranvía, que cruza la calle y que se mueve atareada en su día a día. En medio del barullo, David Mediavilla tiene que atender a muchos factores para poder hacer vida normal. “La gente, por desgracia, no está concienciada de que puede haber muchas personas que, aún pareciendo que no tenemos ningún problema visual, lo tenemos”, se lamenta Mediavilla.
Es su caso. David ha tomado la decisión de no llevar ningún bastón, que sería la manera más fácil de identificarlo como persona con baja visión, “porque, en el aspecto psicológico, tener que usar ese tipo de ayudas lastra un poco, y se tiende a retrasar”. Además, tampoco lleva la chapa característica indicando que su portador tiene algún problema de visibilidad, por lo que la única pequeña pista de que tiene retinosis pigmentaria son los cristales tintados de sus gafas. Nadie repara realmente en él.
Nos vamos moviendo hacia la calle Bastiturri. Mediavilla va moviendo la cabeza a izquierda y derecha para ir localizando dónde puede encontrarse con un nuevo obstáculo. Mientras nos acercamos a un bolardo, se cruza por delante un paseante. “Parece una tontería, pero mi atención ahora está dirigida a esa persona. El bolardo pasa a estar en la zona donde no puedo verlo. Y ese obstáculo, que igual con distancia lo puedo ver, en el momento en que una persona interfiere y le tengo que dar atención, desaparece para mí. Me chocaría con él”, detalla.
Otro aspecto que David tiene que atender son las ramas. A lo largo de la calle Bastiturri hay una decena de árboles de poca altura, lo que hace que, si no se podan, puede causar problemas. “Todas aquellas ramas bajas, que pueden haberse roto por un temporal o que simplemente quedan colgadas, no las vemos. Es sencillo que, al pasar al lado del árbol, nos golpeemos en un ojo, por ejemplo”. Más ejemplos: los muebles que colocan los negocios a sus puertas. Las personas con baja visión suelen colocarse pegados a la pared cuando circulan por la calle, y muchas veces tropiezan con las pizarras, floreros, cajas de fruta o incluso terrazas de los diferentes comercios.
“Yo entiendo que todo no se puede hacer. Pero si todo el mundo se diera cuenta de que nuestros actos puedan afectar en el día a día de algunas personas...”, declara Mediavilla. “Desde Begisare, colaboramos con los ayuntamientos a la hora de realizar obras, o implantar servicios como el BEI o el tranvía, para tener estas cosas en cuenta”, añade. “Hay que intentar concienciar, para que conozcan esta problemática y nos echen una mano para adaptar la ciudad para todos”.
Cinco obstáculos cada 100 metros, según un estudio de Begisare
Un 76 % de las calles de Vitoria tienen obstáculos, como terrazas, farolas, bicicletas mal aparcadas o papeleras, que dificultan la circulación segura y autónoma de las personas con baja visión. El dato figura en un estudio de la asociación Retina Araba Begisare, que ha elaborado un informe sobre la adaptación del espacio urbano de Vitoria al colectivo de personas con discapacidad visual, en el que ha analizado cerca de 30 kilómetros de calles, divididos en 300 tramos, el 10 % de los existentes en la ciudad.
Los resultados son que el citado 76 % de los tramos no cumplen la normativa referente a la movilidad, y en cada uno de ellos se encuentra una media de 4,8 obstáculos, que pueden ser desde terrazas (18 %), farolas (16 %), bicicletas mal aparcadas (9 %) o papeleras (7 %). En cuanto a los pasos de cebra, el 72 % cuenta con pavimento de advertencia (botones) pero solo el 17 % es direccional, es decir, tiene líneas que lleven adecuadamente a la fachada o al paso cebra.
Las obras en la vía pública no están señalizadas como deberían: el 63 % de las escaleras analizadas no tienen pasamanos como indica la normativa y el 79 % no cuenta con banda enrasada, mientras que el 73 % de los bolardos no cumple con los requisitos de accesibilidad actuales y el 46 % de los tramos no cumple con la uniformidad media de iluminación. En la presentación del estudio Begisare ha destacado que las dificultades de accesibilidad pueden conllevar problemas más graves en la calidad de vida y el día a día de las personas con discapacidad visual. La falta de uniformidad iluminaria es una de las más importantes, así como los accidentes que generan los bolardos.
El resultado del informe se ha presentado al departamento de Espacio Público del Ayuntamiento de Vitoria para trabajar de manera conjunta en las soluciones. Precisamente Beatriz Artolazabal, concejala de Espacio Público, ha acudido a la presentación del informe, y se ha colocado unas gafas que limitan la visión y ha realizado un pequeño recorrido guiado por una persona con baja visión, que le ha ido explicando los obstáculos que se encuentran en su día a día.
La teniente de alcaldesa ha destacado que el estudio es una herramienta valiosa que señala áreas de mejora y también refuerza su compromiso con la accesibilidad universal. “Nuestra responsabilidad como institución pública es minimizar esas dificultades mediante la creación de un entorno urbano accesible seguro y adaptado a las necesidades de todas las personas”, ha concluido.