Las monjas cismáticas abandonaron el convento de Derio "por experiencias paranormales", según revelan al 'The New York Times'

Bilbao

El The New York Times detalla la batalla que las monjas 'cismáticas', excomulgadas, están librando contra la Iglesia Católica para conservar sus propiedades en España. Entre los conventos involucrados se encuentra el de Derio, del cual las religiosas aseguran haber huido en 2020 tras experimentar fenómenos paranormales, incluidos ruidos inexplicables, luces que se encendían solas y objetos que se movían por sí mismos.

Las protagonistas de esta historia son las monjas de la orden de las Clarisas Pobres de Belorado, quienes rompieron con el Vaticano después de años de tensiones y dificultades financieras. La ruptura alcanzó su punto álgido en 2023, cuando las religiosas publicaron un manifiesto rechazando la autoridad del Papa Francisco y alineándose con el sedevacantismo, un movimiento que considera ilegítimos a los pontífices desde 1958.

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Fenómenos inexplicables en Derio

Según el relato de las monjas al medio estadounidense, sus problemas comenzaron en 2011, cuando aceptaron administrar el convento de Derio a petición del entonces obispo Mario Iceta, con la intención de convertirlo en un centro de turismo religioso. Sin embargo, el edificio, ubicado en un enclave natural privilegiado, estaba en pésimo estado: las paredes sufrían humedad, y las habitaciones estaban infestadas de insectos.

Pese a las reparaciones iniciales, incluidas la instalación de calefacción y la rehabilitación de una iglesia adyacente, el convento no logró atraer suficientes visitantes ni donaciones. Además, las monjas relatan haber enfrentado una serie de eventos sobrenaturales: ruidos de pasos, risas siniestras, objetos que cambiaban de lugar y llantos de bebés durante la noche. Estas experiencias, combinadas con el agotamiento físico y mental, llevaron a las religiosas a consultar con exorcistas y, finalmente, abandonar Derio en 2020.

Una disputa marcada por tensiones económicas y legales

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Tras abandonar Derio, las monjas se refugiaron en sus otros conventos, en Belorado y Orduña. Sin embargo, las dificultades económicas persistieron. Según el artículo de The New York Times, la comunidad acumuló una deuda significativa, que el Vaticano interpretó como una mala gestión. Esto motivó la intervención directa de la Iglesia, que designó a un administrador para manejar los bienes de las religiosas, lo que incluía propiedades y cuentas bancarias.

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Las monjas, que defienden su autonomía, aseguran que su trabajo artesanal de dulces y repostería era su única fuente de ingresos y critican que la Iglesia no les brindó apoyo en los momentos más difíciles. Actualmente, la comunidad enfrenta una orden de desalojo presentada por el Arzobispado de Burgos, mientras intentan mantener el control de los edificios que consideran su hogar.

Rechazo local y futuro incierto

El caso ha desatado una controversia mediática en España, con críticas tanto a las monjas como a los líderes eclesiásticos. Algunos medios han acusado a las religiosas de adoptar posturas extremas y de estar influenciadas por figuras polémicas, como un sacerdote tradicionalista excomulgado que habría asesorado al grupo. Por otro lado, los detractores señalan supuestos gastos excesivos en bienes de lujo, acusaciones que las monjas han negado categóricamente.

Mientras el caso se dirime en los tribunales, las monjas han comenzado a reorganizarse como una comunidad religiosa independiente, desvinculada del Vaticano. Según su abogado, Florentino Aláez, la ley civil española les otorga cierta ventaja, ya que los conventos suelen registrarse a nombre de las comunidades religiosas, no de la Iglesia como institución.

El futuro de las Clarisas Pobres de Belorado es incierto, pero su determinación sigue firme. “No nos arrepentimos”, afirma una de las monjas en declaraciones recogidas por The New York Times. En Bizkaia, el convento de Derio permanece vacío.