Pedro Pardo: ETA contra los parias de la sociedad, con la excusa de la droga
El capítulo 64 de 'La ventana de la memoria' recuerda al merchero con su hija María y retrocede a los años 80, cuando la banda terrorista asesinó a más de 40 personas en su campaña contra la droga
Capítulo 64 | Pedro Pardo: ETA contra los parias de la sociedad con la excusa de la droga
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Vitoria-Gasteiz
El capítulo 64 de 'La ventana de la memoria' recuerda a Pedro Pardo Romero, un merchero de 47 años, al que ETA mató de dos tiros en el bar 'Gurea Da' que regentaba en Bermeo (Bizkaia). Fue el 26 de diciembre de 1984. ETA justificó el crimen alegando que la víctima se dedicaba al tráfico de drogas y que era confidente de la Guardia Civil. La víctima tenía un pasado de delincuencia por el que cumplió condena varios años en Barcelona, razón por la que vivía bajo la identidad falsa de Miguel Castellanos Escamilla, con la que fue enterrado. Pardo fue una de las víctimas de la campaña contra la droga que ETA llevó a cabo en los años 80 y en la que mató a más de 40 personas, muchas de ellas, como él, del eslabón más marginado y vulnerable de la sociedad.
Remedios García, alias 'María merchera', es una de los seis hijos que tuvo Pedro Pardo. Le recuerda como "con un poco de bipolaridad. Tenía una parte abierta, amable, cariñosa, todo lo que tenia lo daba, era de buen corazón. La otra parte prefiero omitirla, no me gustaba. Es la que me provoca ese amor-odio que siento por él". Pardo era merchero y, como muchos de su etnia, él y su familia eran nómadas. "Vivíamos en un carro valenciano con el que íbamos de un pueblo a otro. Cada uno de mis hermanos nació en un sitio diferente. Todo fue bastante bien hasta que llegamos a Barcelona. Allí estuvo 8 años en la cárcel. Mientras, nosotros éramos muy pobres, humildes, pero éramos felices. Sin embargo, al salir, nos fuimos a Bermeo y allí fue donde empeoró todo", cuenta.
En Bermeo su padre regentaba el bar 'Gurea Da', donde encontró la muerte el 26 de diciembre de 1984. Pedro estaba detrás de la barra y en el local estaban su mujer y también María, con su hijo mayor "que tenía entonces 4 o 5 años". "Mi padre les preguntó que querían tomar y como respuesta le pegaron dos tiros. Yo agaché la cabeza pensando que era un petardo y cuando la levanté vi que mi padre caía dentro de la barra, salté y le agarré, pero estaba ya agonizando mientras los dos individuos se largaban corriendo".
Poco antes de su asesinato, Pedro Pardo recibió una carta de ETA amenazándole de muerte. María lo sabía, porque su madre le pidió que le leyera el contenido, ya que no sabía leer. "En la carta ponía 'Miguel vete de aquí porque vamos a ir a por ti o a por uno de tus hijos". Mi padre tiene planes para marcharnos a vivir a Salamanca, pero quería esperar a que viniera mi marido de la mar y no quiso dejarme. Por no irse, esto es lo que pasó. Él sabía que le iban a matar. Llevaba una pistola y cuando cerraban el bar le decía a mi madre que no fuera a su lado, para protegerla y que no le pasara nada".
María no recuerda que nadie les llamara ni que se organizara ninguna protesta o acto de condena por el asesinato de su padre por parte de ETA, "no sé si fue porque éramos mercheros o por qué", se pregunta. Al pasado delincuente de su padre se sumó, además, la acusación de la banda terrorista de que era confidente de la Policía, algo que niega rotundamente. "Mi padre era una persona. Yo le defendía porque se le estaba catalogando de algo que no era. Mi padre salía a cazar y pescar con agentes de la Guardia civil y le acusaron de ser confidente. Me daba rabia porque era mentira y porque, además, por ese motivo que no se le diese su sitio como otra víctima más de ETA". En cualquier caso, para María, el pasado de su padre no justificaba en ningún caso su asesinato. "Nadie se tiene que tomar la Justicia por su mano, para eso están los jueces. Si hubiese merecido una condena, que le habrían condenado. Total, ya había sido condenado antes".
"Siento una rabia y un asco...Si en el momento en el que le mataron, me los ponen delante, creo que les hubiese matado yo a ellos", dice María sobre los asesinos de su padre. "Yo les deseo todo lo peor que les pueda pasar en la vida, aunque me critiquen. Todo lo que hemos sufrido y seguimos sufriendo los familiares de las víctimas de ETA ojalá les pase a ellos. Y cada vez que uno sufre, yo me alegro, porque esta gente no merece vivir", asegura, mientras recuerda que tres de sus hermanos "a partir de ahí se engancharon a la droga y en tres años se murieron los tres, porque les daba igual la vida. Yo igual fui más fuerte, pero he enlazado una depresión tras otra, estoy en tratamiento psiquiátrico y no salgo de ello". María escribió un libro autobiográfico 'Ni una palabra más' con la esperanza de que le ayudara a superar lo vivido, "pero es un engaño. Lo que te duele te duele lo vas a llevar siempre contigo".
María descubrió "por casualidad", cuando fue a recoger el certificado de defunción, que su padre estaba enterrado con otro nombre, el de Miguel Castellanos Escamilla. "Mi padre, al ser huido de la Justicia, cada X tiempo nos cambiaba de nombre y apellidos", cuenta, "pero yo siempre le he llamado por su verdadero nombre: Pedro Pardo Romero".
40 víctimas de "la conspiración de la heroína"
"Mucha gente de fuera del País vasco desconoce que ETA inició una dura campaña contra el mundo de la droga en 1980. La banda señaló al Estado como el máximo responsable de la introducción de la heroína en la región, para desmovilizar y destruir a los jóvenes vascos. Más de 40 personas fueron asesinadas con la excusa del trafico de drogas, acusación, en muchas ocasiones, falsa y sin fundamento". Así empieza el libro 'ETA y la conspiración de la heroína' en el que el historiador Pablo García Varela analiza la campaña de la que, entre otros, fue víctima Pedro Pardo Romero.
Entrevista a Pablo García Varela, autor de 'ETA y la conspiración de la heroína'
05:54
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García Varela recuerda el caso de Pardo, que responde a uno de los dos perfiles contra los que actuó ETA en esta campaña contra la droga. "Eran pequeños consumidores que, a veces, trapicheaban para conseguir su dosis. Perfiles problemáticos, que a nivel social no iban a tener respaldo al ser asesinados. Todo lo contrario, porque eran parias sociales", explica. El segundo perfil de víctima era el de un empresario de hostelería, no siempre de ocio nocturno, en cuyos establecimientos "supuestamente se traficaba con droga con su beneplácito".
Muchas de esas acusaciones resultaron falsas y las víctimas, doblemente estigmatizadas, a veces con la colaboración de la prensa de la época. "Casi lo primero que te encuentras es a la prensa buscando información sobre la victima para ver si estaba mezclada con el tráfico de drogas. Antes de que la banda los acuse ya la prensa está especulando. Al final, los familiares tienen que defenderse de acusaciones que se dan por ciertas".
El historiador cree que ETA se inspiró para su campaña en la que "teóricamente desarrolló el FBI contra el 'Black Panther Party', de la que también bebían movimientos de izquierdas europeos y que aseguraba que el Estado estaba detrás de la introducción de la heroína en zonas proletarias y nacionalistas para desmovilizar los apoyos de estos movimientos desde dentro.
Eva Domaika
Jefa de informativos en Cadena SER Vitoria. Presenta el informativo diario ‘La ventana Euskadi’. Si...