Juan Luis Arsuaga y Miguel Zugaza: imaginar y construir un futuro que "sea digno de soñarse"
Miguel Zugaza y Juan Luis Arsuaga conversan en 'A Vivir Euskadi' sobre arte, ciencia, sueños o liderazgo
Juan Luis Arsuaga y Miguel Zugaza: imaginar y construir un futuro que "sea digno de soñarse"
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Bilbao
Son dos figuras referentes en el mundo del arte y de la antropología. Miguel Zugaza y Juan Luis Arsuaga se sientan en un mismo estudio de la Cadena SER Euskadi para hablar sobre la vida, que ya es mucho. El punto de partida es una admiración mutua entre el director del Museo de Bellas Artes de Bilbao y el catedrático de Antropología y escritor. A partir de aquí, una visión personal sobre la cultura, el arte y la necesidad de soñar para construir el futuro.
“Hay lugares en el mundo donde la muerte duerme sobre las baldosas, pero también donde todo está por suceder,” comienza Arsuaga, para quien el movimiento es esencial. “Si te mueves, te pasan cosas. El movimiento trae consigo lo inesperado”, coincide Zugaza. Este diálogo inicial establece el tono de una charla que, más que sobre sus respectivas trayectorias, versa sobre la importancia de mantener viva la curiosidad y la pasión por lo que se hace.
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Admiración par empezar
“Lo que hace Arsuaga me fascina”, sostiene Zugaza. “Plantea paradojas sobre cosas remotas, difíciles de desentrañar. Yo soy historiador, mi ámbito es más cercano, más seguro. Trabajamos con datos y objetos de arte. Pero transmitir conocimientos complejos de manera tan atractiva como lo hace Juan Luis es algo que envidio profundamente”.
Arsuaga devuelve el cumplido. “Cuando me preguntan por figuras destacables en España, pienso en Miguel Zugaza. Su labor transformó el Museo del Prado, modernizándolo y llevándolo a una dimensión internacional”. Según Arsuaga, el director de Bellas Artes encarna un líder paciente y templanza, cualidades que reconoce como opuestas a su propia combustión espontánea. “Yo soy explorador, pero Miguel es un gran gestor. Sabe liderar”, afirma.
Ambos coinciden en que el sueño y la visión son fundamentales para el progreso. “Si no tienes un sueño, no puedes liderar un proyecto”, afirma Arsuaga. Zugaza agrega: “El futuro no ocurre, se hace. La mejor manera de adivinarlo es creándolo. Siempre hay que tener un proyecto que inspire y movilice”. Desde su experiencia en la gestión cultural, Zugaza subraya la importancia de imaginar el futuro de las instituciones como una travesía, no como un barco atracado en el puerto.
Arte y ciencia
En su diálogo, el arte y la ciencia emergen como ejes complementarios. “El arte nos reta a distanciarnos de la naturaleza para representarla y comprenderla”, reflexiona Zugaza. Por su parte, Arsuaga vincula la representación artística con el despertar de la conciencia humana: “Es fascinante cómo el ser humano genera en torno a esa representación no solo objetos, sino también sentido. Eso es lo que une el arte con la historia y la ciencia”.
En este sentido, Arsuaga sigue recordando un momento en Atapuerca: “Cuando se descubrió una galería sepulcral intacta, llena de cerámicas y pinturas esquemáticas, su modernidad era tan impactante que al salir de la cueva dije: ‘Tenéis a Kandinsky ahí dentro’. Esa relación entre el arte prehistórico y las vanguardias es clave; ambas nos enseñan que lo primitivo y lo moderno no están tan alejados.”
Arsuaga también habla sobre cómo las vanguardias artísticas y la prehistoria comparten un vínculo profundo. “La revolución del arte moderno bebió del redescubrimiento de lo primitivo, tanto de las culturas antiguas como de las llamadas sociedades primitivas. Fue una revolución que cambió la percepción del arte y del ser humano en su totalidad".
Heredar, construir y soñar
La conversación también gira en torno a la herencia familiar y su influencia en sus trayectorias. Zugaza reconoce el impacto de su padre, Leopoldo Zugaza, como gestor cultural, y cómo eso moldeó su visión del arte. Arsuaga, por su parte, narra con humor cómo su padre, Pedro María Arsuaga, exjugador del Real Madrid, se convirtió en un lingüista autodidacta tras retirarse del deporte profesional. “Mi padre aprendía idiomas con inmersión total. Llegabas a casa y todo estaba en ruso o en hebreo, dependiendo de lo que estuviera estudiando. Su pasión por el conocimiento me marcó profundamente”, rememora.
Desafiando las ideas preconcebidas sobre la juventud como motor del cambio, Arsuaga y Zugaza destacan el papel de las generaciones mayores en la creación del futuro. Arsuaga cita el ejemplo de Norman Foster, arquitecto cuya visión del porvenir sorprendió a audiencias jóvenes: “En la capacidad de soñar no hay edad. De hecho, a veces los mayores tienen una visión más audaz y confiada”.
La conversación continúa con una reflexión sobre el liderazgo. “Un líder debe tener auctoritas, no solo potestas. Es decir, inspirar confianza y ser seguido por convicción, no por imposición”, afirma Arsuaga. Zugaza coincide: “El liderazgo no es una posición; es una responsabilidad compartida que se nutre de sueños colectivos”.
La magia de la noche de Reyes
Para ambos, la infancia y la magia siguen siendo referentes ineludibles. “La noche de Reyes conserva su misterio y brillo. Es una conexión con nuestra esencia más pura, con la ilusión,” reflexiona Arsuaga. Para Zugaza, "la magia está en el paraíso perdido, en la infancia. Si perdemos esas ilusiones tempranas, perdemos parte de nuestro ser. Esa fascinación por lo mágico es lo que nos une a todos.”
Entre anécdotas y reflexiones, continúa la charla entre estos dos referentes de la cultura y la ciencia, antes de la conferencia de Arsuaga en el Museo Bellas Artes de Bilbao.