La foto del eclipse de 1905 en Vitoria y cómo lo contó Eulogio Serdán
Una imagen guardada en el Archivo de Álava, nos muestra el eclipse de sol presenciado en Vitoria-Gasteiz en 1905. Eulogio Serdán nos cuenta como vivió ese fenómeno astronómico.
El 30 de agosto de 1905, tuvo lugar un eclipse total de sol que comenzó a ser visible, al salir el sol al sur del lago Winnipeg (Canadá). Pasó por la península del Labrador, y atravesó el Atlántico, tras lo cual cruzó la península ibérica y las islas Baleares, visionándose después en Argelia y Túnez, penetrando en Egipto y terminando en Arabia, donde se vio el fenómeno al ponerse el sol.
En España, la zona de visión del eclipse total, abarcó un franja en la que quedaron incluidas varias capitales de provincia: Burgos, Castelló de la Plana, A Coruña, León, Logroño, Lugo, Palencia, Palma de Mallorca, Soria, Teruel, Valladolid y Zaragoza.
La máxima duración de la totalidad del eclipse correspondió a la linea central de la sombra. Los puntos situados en los bordes vieron el eclipse total, pero esa totalidad duro unos segundos. En cuanto a los demás puntos situados en los exteriores de los bordes, el eclipse se vio parcialmente, siendo de mayor importancia la visión cuanto más cerca estaban de la franja de la totalidad.
Vitoria se encontraba bordeando el límite de la zona de eclipse total, en el exterior de la misma, siendo visible el fenómeno astronómico en casi todos sus detalles.
Ese día, las calles y plazas se llenaron de gente provista de sendos cristales ahumados para no dañar la vista, y las buhardillas, los tejados de los edificios y las torres de las parroquias se encontraban llenas de curiosos. Otros interesados optaron por ver el eclipse en lugares situados en el extrarradio de la ciudad, como el Alto del Prado, El Mineral, el pueblo de Armentia y otros puntos elevados o con amplia visión.
El cielo apareció por la mañana cubierto de nubes y en pequeños intervalos aparecían claros, que permitían contemplar el sol. A las once y cuarto comenzó a despejarse la atmósfera y ya antes de las doce, se vio que la luna comenzaba a “morder” al sol.
Desde las trece horas de notó un descenso de la temperatura, al avanzar la penumbra, cambio todo de color. La gente siguió con interés el desarrollo del eclipse, sobre todo hasta que la luna cubrió casi por completo al sol, hacia las trece horas y quince minutos, sintiéndose el fenómeno en toda su magnificencia y registrándose una oscuridad casi total. La nubosidad reinante impidió continuar observando el fenómeno con nitidez, consiguiéndose únicamente visionarlo en pequeños espacios de tiempo, en los que el cielo se despejaba, en la parte que ocupaba el astro rey.
Bastantes vitorianos se trasladaron en carruajes, en landós (5) o en tren, a poblaciones cercanas donde el eclipse fue total, como Ariñez, Miranda de Ebro y Lapuebla de Arganzón. La oscuridad total pudo también ser presenciada en la parte sureste de nuestro territorio, en poblaciones como Villanueva de Valdegovia, Bergüenda, Peñacerrada y Laguardia.
LA FOTO
El Archivo de Álava, dispone de 1.451 imágenes en la colección titulada “Baraibar-Elorza”, la mayor parte realizadas por Lorenzo Elorza (1861-1931). Una de esas fotos nos muestra aquel eclipse de 1905 en nuestra ciudad, deduciendose que fue la primera vez en la historia vitoriana, que se obtuvo una imagen en ese tipo de fenómeno. Un documento gráfico que quedó para la posterioridad, que reproducimos en el encabezamiento de este artículo.
La foto fue obtenida desde la fachada posterior de una casa de la calle San Prudencio, observándose al fondo de la imagen la catedral de Santa María y delante de esta el campanario de la iglesia de San Antonio. En la fotografía se ven los edificios en penumbra y un resplandor alrededor del sol -la corona solar, deduciéndose que el fotógrafo disparó su cámara momentos antes de registrarse el eclipse casi total..
Existe en el Archivo de Álava otra fotografía, con un par de imágenes del fenómeno astronómico, que se captaron con una cámara con dos objetivos, separados por la misma distancia que hay entre los dos ojos. Pueden visionarse con un estereoscopio, obteniéndose una visión en tres dimensiones.
Con anterioridad a 1905, el astrónomo inglés Warren de la Rue, consiguió fotografiar un eclipse total en la localidad alavesa de Rivabellosa, que fue observado el 18 de julio de 1860.
EL RELATO DE EULOGIO SERDAN
Eulogio Serdán Agirregabidia (1853-1929), licenciado en filosofía y letras y derecho, fue catedrático del Instituto de Vitoria, miembro de la Real Academia de la Lengua y de la Real Academia de la Historia, autor de numerosos libros y alcalde de Vitoria (1910 a 1912). Un alavés ilustrado, que también se interesó por la astronomía, siendo miembro de la Societé Astronomique de France (SAF),
Con motivo del eclipse en cuestión, Serdán se trasladó fuera de la ciudad para observarlo con minuciosidad y detalle, apartado del barullo que registraba Vitoria a cuenta del fenómeno. Caminando, se dirigió al punto que había elegido como observatorio, llevando un tríptico de espejos, dos pares de gemelos ahumados, dos relojes de alguna precisión, un barómetro, un termómetro y un anemómetro, todos de fácil manejo para el.
Se instaló en una pequeña colina llamada “Txikirrintxo” (1), situada a la derecha de la carretera de Castilla, entre las ventas de Paracuatro y de La Lina y la aldea de Zuazo de Vitoria / Zuhatzu. Con su descripción del lugar y la ayuda de un amigo vecino de Zuhatzu, hemos plasmado en un plano el punto donde deducimos se colocó Serdán, para ver el fenómeno astronómico.. El lugar se encontraba muy próximo al borde de la zona de eclipse total.
En una de las faldas del montículo enfocó el tríptico, que Serdán precisa “recogió la imagen solar que a intervalos aparecía majestuosa, ocultándose rápidamente por la interposición de multitud de cirrus y stratus que, casi en su totalidad, aparecían en todas direcciones por el horizonte sensible”.
Próxima la hora del comienzo del eclipse, se registraba en el lugar una temperatura de 27 grados al sol, moviéndose los cirrus con gran velocidad, amenazando dificultar la observación.
A las 11:48:58, observó una ligerísima “mordida” de la luna sobre el sol, lo que significaba que el eclipse había comenzado y Serdán anotó:” Asistíamos, por lo tanto, al grandioso espectáculo, asombro de sabios e ignorantes”. A las 12:03:50, la luna había cubierto dos doceavas partes del diámetro del disco solar, y a las 12:30:10 se registraba medio eclipse. Seis minutos más tarde la temperatura descendió a 16,5 grados y a las 12:47:10 el sol ya estaba cubierto en nueve doceavas partes, y Serdán escribió: “Notase falta de luz solar. Las quirrisquilllas y pardillos que a nuestro lado, en arboles y arbustos, piaban a placer, enmudecen”. A las 12:52:15 el termómetro marcó14,5 grados y Serdán dejó escrito: “La temperatura refresca: tintas grisáceas dan cierto aspecto melancólico a la campiña. Parece una tarde de noviembre. Hace verdaderamente frio”.
A las 12:59:05 señala: “La influencia del eclipse se hace muy sensible. Las nubes surcan en torno al Sol, dejando percibir el nítido plateado solar, en cuya superficie iluminada no descubrimos mancha alguna. Están ocultos más de diez dígitos del sol (de un total de doce). El sol presenta la figura de una estrecha raja de melón. Débiles rayos solares proyectan luz mortecina. Todo es quietud y reposo. En tan crítico instante me sorprende el canto de los gallos y el cacareo de las gallinas. Los gallos de las ventas de La Lina y Paracuatro, se contestan con los de Zuazo y Ali. Las palomas caseras de la venta de La Lina se recogen rápidamente al palomar. Una banda de pardillas, sobrecogida de espanto, se posa en la tierra, dejándose poco menos que coger. Mi perro de caza se acurruca en su sitio, y escondiendo la cabeza entre las patas, dispónese a dormir”.
Oscurece con gran rapidez y a las 13:07:12 se aproxima la totalidad del eclipse. Un minuto después Serdán deja anotado: “Hay cubiertas más de 95 centésimas del diámetro solar y se registra una palidez propia del crepúsculo vespertino. Los objetos terrestres se cubren de un tinte lívido, coloreándose de diversos matices y predominando el verde oliva. El amarillo anaranjado y el rojo vinoso dan al paisaje una fisonomía singular. El sensible descenso de la temperatura produce marcada impresión en todos los seres.”
A las 13:09:06 se registra el eclipse prácticamente total: “Efecto sorprendente. Observando el horizonte por la parte de Castilla ofrece el aspecto de noche completa. El espectáculo es realmente sublime y emocionante. Los gallos cesan en su algaradía. Reposo absoluto. La duración de la totalidad es inapreciable, apenas si llega a 30 o 40 segundos. El cielo cubierto de nubes no permite ver las estrellas. Las bellezas de la corona solar no son percibidas por nosotros”.
Serdán continuó observando el fenómeno, con algunas dificultades debido al cielo nuboso, y estas son sus anotaciones siguientes:
-13:12:45 - Por segundos se acrecienta la claridad solar, las tintas crepusculares desaparecen. Los gallos, cuyo silencio ha durado tres minutos y algunos segundos, renuevan su clamoreo;
-13:18:31 - Acentuase la claridad y las gallinas abandonan sus albergues. Las variaciones de la intensidad luminosa guardan relación con los tres dígitos descubiertos en la parte meridional del Sol. (Que es la que observamos los que estamos situados al norte de la zona total).
El cielo siguió cubierto, lo que le impidió continuar visionando el eclipse con nitidez. A las 14.10.00 se registró la finalización del eclipse.
LOS QUE FUERON A BURGOS
Dado que en Burgos se registró un eclipse total que duró tres minutos y cuarenta y dos segundos, una avalancha de vitorianos acudió a la capital castellana para presenciarlo. En los trenes ordinarios del ferrocarril del Norte, se desplazaron cien viajeros, trasladándose el grueso de expedicionarios en un tren especial con 21 coches habilitado al efecto, que partió de Vitoria a las siete de mañana, completamente lleno, llevando más de mil viajeros. Los excursionistas desplazados en este tren, regresaron a nuestra ciudad a las once y media de la noche. El billete costaba entre 6,10 pesetas y 13,55 pesetas (4).
También acudieron en coche unos pocos potentados, que podían permitirse disponer de un vehículo a motor.
Un periodista del Heraldo Alavés, nos cuenta que aparte de observar en Burgos el gran interés de los gasteiztarras por ver el eclipse, encontró a un grupo de alaveses que tenían claro que lo astronómico no estaba reñido con lo gastronómico, e incluían en su programa del día, un evento destinado a evitar el desfallecimiento de los excursionistas. Así describe el enviado especial lo que vio: “Uno de los puntos más deliciosos, fue el observatorio gastronómico donde hizo de jefe de la comisión científica mi amigo Quejana. Los aparatos y elementos fueron suministrados por la casa Quintanilla (2), que en un momento organizó su instalación bajo los arboles de la Quinta (3). Mientras la luna se ponía ante el astro rey, dando tonos de débil luz eléctrica al paisaje, el grupo de vitorianos comía y bebía, dejando el cristal oscuro para la totalidad del fenómeno y para los postres. Y no se si fue por la observación o por el continuo paso del Rioja, el resultado es, que hubo quien sentía eso que los higienistas llaman “ofuscamiento retinoso”, osease “cogorza”(6), que en algunos casos duró bastante tiempo.”
EL PRÓXIMO ECLIPSE
El 12 de agosto de 2026, tendremos la oportunidad de contemplar un eclipse total de sol en Vitoria-Gasteiz. Comenzará a verse de forma parcial a las 19:32.27 y finalizará a las 21:17.00 con la puesta del sol. El eclipse total se producirá entre las 20:27:37 y las 20:28:42, con una duración por tanto de un minuto y cinco segundos.
Que Santa Lucia nos conserve las orejas, para poder colocarnos las gafas con los cristales ahumados, y así poder verlo.
(1) Pequeño o pequeñito.
(2) Hotel-Restaurante de Vitoria, el mejor de su época, situado en la esquina Dato-San Prudencio.
(3) Paseo de la Quinta, espacio boscoso situado en el camino de la Cartuja de Miraflores, en Burgos.
(4) Como dato comparativo, señalamos que una botella de vino de Rioja costaba entonces entre 0,75 y 1 peseta.
(5) Coche de caballos descubierto.
(6) Embriaguez