Generaciones unidas gracias al proyecto Hilo-Hari

San Sebastián

Han sido tres años de relación entre niñas y niños migrantes del colegio Catalina Erauso y mujeres mayores del barrio que, a través del cuerpo y el movimiento, los afectos y el arraigo, han conseguido construir comunidad entre vecinos y vecinas de diferentes generaciones. La iniciativa ha llegado a su fin y toca hacer balance. En `Hoy por Hoy San Sebastián´ hemos podido conocer las impresiones de quienes han participado en esta iniciativa y todos coinciden en que el resultado no puede ser más positivo.

Hari-Hilo comenzó por una conversación entre Eva Salaberria, coordinadora de Donostia Lagunkoia, y la directora del colegio, Marta Irazusta, quien le expuso la realidad de su centro educativo con el 95% del alumnado de origen extranjero. Estos niños y niñas no tenían a sus abuelos cerca, tampoco arraigo en la comunidad por lo que había que hacer algo para solucionarlo, explica Salaberria. Así comienza la iniciativa Hilo-Hari.

El proyecto ha estado dinamizado por Jon Munduate y Blanca Caballero, artista y coreógrafa que trabajan las prácticas emergentes y proyectos situados entre la performance y las artes visuales. Cuando les presentaron la iniciativa, lo primero que pensaron es que era "un proyecto muy difícil", lo mismo que pensó Begoña Arrizabalaga, participante y voluntaria del proyecto, una mujer ya jubilada, que se queda con todos los valores adquiridos con esta experiencia y "todos los abrazos y gestos de cariño" que ha recibido de los menores durante este tiempo.

Unos niños y niñas que hablan maravillas de este proyecto, en el que han participado con muchas ganas de aprender, con muchas ganas de saber, tal y como ha explicado Idoia Oteiza, profesora de Catalina de Eraso. Para los 20 alumnos y alumnas, este proyecto ha sido "muy emocionante" y, gracias a los juegos que han realizado como el del hilo, las cuatro esquinas o el globo, se han sentido queridos y han podido expresar todos sus sentimientos. En definitiva, tal y como lo cuenta uno de los alumnos, Hilo-Hari se puede definir como "aprendizaje y felicidad", una conexión que aumenta con consejos de vida de los vecinos de Amara, que hacen que los niños y niñas se sientan como en casa.

Ahora, tras tres años, toca recoger la información obtenida en el proyecto, documentar lo aprendido y que más alumnos y alumnas se puedan beneficiar de iniciativas como esta en un futuro no muy lejano.