La araña del Guggenheim Bilbao, 'Maman', se somete a un tratamiento de limpieza y protección
Cada cuatro años, el Museo Guggenheim Bilbao lleva a cabo una intervención especial sobre la escultura ‘Maman’ para devolverle su esplendor original. El proceso incluye una limpieza profunda del bronce y los huevos de mármol que guarda bajo su vientre

Aitziber Velasco, técnico de conservación del Museo Guggenheim BIlbao
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A lo largo del paseo junto a la ría, justo al lado del Museo Guggenheim Bilbao, hay una figura que nadie puede ignorar. Alta, imponente, intrigante. Es Maman, la icónica araña de Louise Bourgeois. Y estos días, si has pasado por allí, quizá te hayas encontrado con una escena poco habitual: la escultura está siendo restaurada. ¿Qué le pasa? Nada grave, pero sí importante. Le están haciendo su particular “puesta a punto”.
“Estamos haciendo un trabajo de limpieza y protección de la araña”, explica Aitziber Velasco, técnica de conservación del museo. “Es un tratamiento periódico que realizamos idealmente cada cuatro años”.
El polvo, la ría... y el tráfico
Aunque parezca resistente, Maman no se libra del desgaste del tiempo. La lluvia, la humedad del clima bilbaíno, la suciedad que arrastra la ría y hasta los humos del tráfico del Puente de La Salve acaban dejando huella.
Por eso, el equipo de conservación utiliza discos de estropajo para retirar con cuidado esa capa de suciedad acumulada. “No solo es polvo ambiental, también influye el agua de la ría y el tráfico rodado, que es intenso en esa entrada a la ciudad”, explica Velasco.
Una limpieza con mimo: bronce y huevos de mármol
La intervención también incluye la limpieza de los huevos de mármol que la araña guarda en su interior, bajo su vientre. “Utilizamos una arcilla especial, productos específicos y un tensioactivo. Luego aplicamos dos capas de protección”, detalla la técnica.
Primero, una resina acrílica disuelta en acetona que se evapora rápidamente y aísla la superficie del bronce. Después, una cera microcristalina que actúa como escudo contra la lluvia. Estas capas permiten alargar el efecto de la limpieza y espaciar los tratamientos.
Una obra tocada por el tiempo… y por miles de visitantes
Más allá de la técnica, hay un factor que convierte este proceso en algo especial. Maman no solo es arte: es un símbolo. Es una de las piezas más fotografiadas del museo. Es escenario de recuerdos, punto de encuentro, referencia visual de la ciudad. Y como todo lo que queremos, también necesita cuidados.
“Es una escultura accesible al público, muy importante en nuestra colección. Mucha gente se saca fotos y se acerca. Por eso es clave conservarla bien”, concluye Aitziber Velasco.
Así que ya lo sabes: si ves andamios o personas frotando con mimo las patas de esta enorme madre-araña, no te preocupes. Solo están ayudando a que Maman siga luciendo como se merece. Porque incluso las más fuertes necesitan de vez en cuando un buen abrazo… aunque sea con estropajo.




