"El tabaco me atrapó desde los 13 años y casi me cuesta la vida"

San Sebastián

En plena Semana Sin Humo, que culmina este sábado con la celebración del Día Mundial Sin Tabaco, la Asociación Contra el Cáncer de Guipúzcoa abre sus puertas para mostrar la realidad de su labor diaria: prevenir el consumo de tabaco y ayudar a quienes deciden dejarlo. Desde su sede en Ribera de Loyola, un espacio libre de humo y de aerosoles, se pone el foco no solo en los peligros del tabaco tradicional, sino también en la preocupante expansión de los cigarrillos electrónicos y otros dispositivos entre la juventud.

“Seguimos viendo al tabaco como una epidemia social”, afirma Maider Sierra, psicóloga sanitaria de la asociación. “Pero ahora, además, nos enfrentamos al reto de combatir los productos alternativos que la industria tabaquera lanza sin descanso: vapers, tabaco calentado, snus… Todos diseñados para resultar atractivos, sobre todo a los menores”.

La preocupación no es menor. Sierra denuncia que cada vez más colegios de Euskadi alertan sobre el uso de estos dispositivos incluso entre estudiantes de primaria. “Están perdiendo la percepción del riesgo”, subraya, “porque son productos coloridos, con sabores y sin el olor del tabaco tradicional. Pero el daño sigue estando ahí”.

En este contexto de lucha y prevención, también emergen historias que reflejan el rostro humano de esta batalla. Es el caso de Javier, de 54 años, que tras cuatro décadas de tabaquismo y un diagnóstico de cáncer de vejiga, decidió pedir ayuda. “Intenté dejarlo mil veces, por mi cuenta, con pastillas, acupuntura, incluso con libros. Nada funcionó. La adicción es muy poderosa”, relata.

A pesar de la enfermedad, Javier reconoce que no fue capaz de dejarlo inmediatamente. “Fumar más me calmaba la ansiedad del diagnóstico, pero a la vez me destruía más”. Fue su entorno el que le dio el empujón definitivo para buscar apoyo en la Asociación Contra el Cáncer, donde ahora combina el tratamiento médico con el acompañamiento psicológico.

“Llevo un mes sin fumar”, dice con orgullo, aunque reconoce que los momentos de ansiedad aún lo ponen a prueba. “Pero se pasa, son cinco minutos duros y luego te sientes más fuerte. Lo importante es no tirar la toalla”.

La psicóloga Sierra destaca que todas las personas pueden dejar de fumar, aunque el proceso sea diferente para cada una. “La dependencia física puede durar unas semanas, pero la emocional y conductual requiere trabajo a más largo plazo. Por eso ofrecemos apoyo individual y grupal, orientado a prevenir recaídas y construir una nueva rutina sin tabaco”.

Javier, ahora convertido en ejemplo, lanza un mensaje claro a quienes aún fuman: “Que lo intenten, con o sin enfermedad. Se puede. Y a los jóvenes, que no se dejen engañar por el marketing. El daño llega y cuesta mucho volver atrás”.

La Semana Sin Humo sirve, una vez más, como recordatorio de que el consumo de tabaco y sus nuevas variantes sigue siendo una amenaza para la salud pública. Pero también deja claro que con apoyo, información y voluntad, es posible cambiar el rumbo.

Escucha Radio San Sebastián