“Nos prometieron una cosa y ahora es el doble”: crece el rechazo vecinal en Mungialdea por la interconexión eléctrica submarina entre Gatika y Burdeos
La plataforma Interconexión Eléctrico Riquez denuncia el impacto ambiental y los riesgos para la salud de la nueva línea de alta tensión submarina, cuyo presupuesto se ha disparado hasta los 3.000 millones de euros tras modificar su trazado

“Nos prometieron una cosa y ahora es el doble”: crece el rechazo vecinal en Mungialdea por la interconexión eléctrica submarina entre Gatika y Burdeos
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La que iba a ser una “infraestructura estratégica” para la transición energética se ha convertido en motivo de indignación en Mungialdea. La nueva interconexión eléctrica entre Gatika y Burdeos —la primera de este tipo que atravesará el mar desde el Estado español— ha encendido las alarmas entre los vecinos de la zona, que ven cómo un proyecto que comenzó con un presupuesto de 1.350 millones de euros ya alcanza los 3.000. Y lo peor para ellos no es el dinero, sino las consecuencias.
“Nos prometieron una cosa y ahora es el doble”, afirma Óscar Elordú, portavoz de la plataforma vecinal Interconexión Eléctrico Riquez, que agrupa a residentes y afectados por la línea de alta tensión. El colectivo denuncia no solo la falta de transparencia en el desarrollo del proyecto, sino también los posibles efectos negativos sobre el entorno natural y la salud de las personas.
Del cañón al rodeo: más coste, más afecciones
Uno de los detonantes del malestar ha sido el cambio de trazado. Según Elordú, la intención inicial era atravesar el cañón submarino de Capbreton, pero las dificultades técnicas obligaron a modificar el recorrido. “Lo que van a hacer ahora es rodearlo: salir a tierra y volver a entrar”, explica. Este cambio ha supuesto un aumento significativo del presupuesto, que, según denuncian, duplica el previsto inicialmente.
Ese nuevo trazado también ha disparado las preocupaciones sobre el impacto ecológico. Desde la plataforma alertan de que el paso de cables submarinos por zonas sensibles del litoral podría afectar gravemente a la fauna marina, y que en tierra firme, algunas zonas de arbolado protegido se verán directamente alteradas o destruidas.
Temor por la salud y silencio institucional
Pero no es solo el medio ambiente lo que inquieta a los vecinos. La cercanía de la línea de alta tensión y de la subestación eléctrica proyectada en Gatika ha generado temor por las posibles afecciones a la salud. “Una infraestructura de este tipo, tan próxima a zonas habitadas, genera dudas razonables. Y nadie nos las está respondiendo”, critican desde la plataforma.
De hecho, el colectivo solicitó en septiembre una reunión formal con los responsables del proyecto para conocer en detalle su desarrollo, pero, a día de hoy, aún no han recibido respuesta. El silencio institucional no ha hecho más que aumentar la frustración.
En ese contexto, también han lanzado un llamamiento al Ayuntamiento de Gatika —gobernado por un partido independiente— para que se posicione públicamente en contra de la ubicación de la subestación. Por el momento, no ha habido pronunciamiento oficial.
Oposición vecinal activa: “No queremos firmar”
El rechazo vecinal se concreta también en actos. Trece vecinos propietarios de terrenos por donde está previsto que pasen las obras han mostrado su negativa a firmar cualquier tipo de acuerdo de cesión. Lo tienen claro: no quieren contribuir al avance de un proyecto que consideran dañino, sobredimensionado y opaco.
La plataforma insiste en que no se oponen al desarrollo de energías limpias ni a la mejora de la red eléctrica, pero sí a que se haga “a costa de las personas y del medio ambiente local”. Piden estudios independientes, participación real y alternativas menos invasivas.
Mientras tanto, Red Eléctrica, promotora de esta macrointerconexión que aspira a reforzar la conexión energética entre la península y Europa, defiende el proyecto como “clave para la descarbonización”. La obra tiene el respaldo del Gobierno español y europeo, y la previsión es que esté operativa en 2028.
Pero en Gatika, Larrabetzu, Laukiz o Maruri, las obras aún no han comenzado… y el conflicto ya está servido. Los vecinos, organizados, no tienen intención de dar un paso atrás. Y advierten: si nadie les escucha, harán todo lo posible por hacerse oír.

Gonzalo Loza
Periodista de Radio Bilbao. Informa sobre lo que ocurre en Bizkaia y Euskadi. Previamente, ha trabajado...




