Son cerca de 35.000 hectáreas las que se ven afectadas por la banda marrón
Aunque la enfermedad ha remitido desde 2018, sigue comprometiendo la salud de los pinares vascos y la biodiversidad asociada a ellos

Son cerca de 35.000 hectáreas las que se ven afectadas por la banda marrón
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La enfermedad conocida como la “banda marrón”, causada por el hongo Dothistroma septosporum, continúa afectando a los pinares de Euskadi, aunque la situación presenta mejorías desde el pico máximo alcanzado en 2018. Esta plaga ataca a las acículas —las hojas de los pinos— que se secan, adquieren un color marrón rojizo y caen prematuramente, debilitando los árboles, frenando su crecimiento y, en casos graves, provocando su muerte.
Llegada hace más de cuatro décadas a la región, esta enfermedad encontró en el clima vasco —con su humedad y temperaturas suaves— un ambiente propicio para su expansión. En 2018, la banda marrón alcanzó su punto álgido, afectando cerca de 40.000 hectáreas, aproximadamente un tercio de los pinos en Euskadi.
Actualmente, aunque sigue presente, la extensión se ha reducido ligeramente hasta unas 35.000 hectáreas, gracias a medidas como la tala de ejemplares enfermos y la replantación de otras especies, según explica Raúl Pérez Iratxeta, viceconsejero de Desarrollo Rural del Gobierno Vasco: “en 2018 se constató un incremento de esta enfermedad que afectó a cerca de 40.000 hectáreas de pino radiata. Ello provocó que en los últimos años se desarrollaran talas masivas y replantaciones con especies más resistentes como la sequoia o el pino marítimo.”
Según Juan Arizaga, responsable de ornitología en Aranzadi, la desaparición progresiva de los pinares está afectando gravemente a numerosas aves forestales que utilizan estas plantaciones como hábitat y lugar de nidificación, como el Milano Negro, el Milano Real, el Águila Calzada o el Alcotán. “Cuando los pinares mueren o se talan, desaparece el sustrato de cría para muchas especies”, advierte. Además, las nuevas plantaciones no ofrecen soluciones inmediatas, ya que estas aves requieren masas de árboles de cierto porte.
La afectación varía según el territorio. En Gipuzkoa, la enfermedad llegó a dañar más del 40% de sus pinares, con cifras cercanas a las 18.000 hectáreas en 2018, una cifra que también se marcó en Bizkaia, aunque ambas provincias han conseguido reducir significativamente la incidencia. “El desarrollo de la enfermedad es variable, afectando con mayor densidad a cerca de 15.000 hectáreas. Desde las Administraciones Vascas estamos apoyando el conocimiento de esta enfermedad para frenar su avance y ayudando a los propietarios forestales a preservar un recurso estratégico como es la madera, base importante del empleo rural en Euskadi”, añade el viceconsejero.
Por su parte, Álava ha sido la provincia menos afectada, debido a su clima con menos humedad. Allí, la banda marrón se limita a focos muy concretos en zonas de transición climática, como el Valle de Ayala y las estribaciones del Gorbeia.
Según Juan Arizaga, responsable de ornitología en Aranzadi, la desaparición progresiva de los pinares está afectando gravemente a numerosas aves forestales que utilizan estas plantaciones como hábitat y lugar de nidificación, como el milano negro, el milano real, el águila calzada o el alcotán.
“Cuando los pinares mueren o se talan, desaparece el sustrato de cría para muchas especies”, advierte. Además, las nuevas plantaciones no ofrecen soluciones inmediatas, ya que estas aves requieren masas de árboles de cierto porte y madurez.




