31 personas atendidas en Euskadi por golpes de calor en solo diez días
El Departamento de Salud activa las alertas ante el aumento de casos y recuerda las medidas clave del Plan de Calor 2025 para evitar situaciones graves

MARISCAL (EFE)

Entre el 10 y el 20 de junio, un total de 31 personas han necesitado atención sanitaria en Euskadi por problemas derivados de las altas temperaturas. Según ha informado el Departamento de Salud del Gobierno Vasco, 17 de ellas han tenido que ser trasladadas a hospitales o centros de salud.
Personas de entre 3 y 93 años han sufrido mareos, desmayos, fatiga o desorientación, síntomas típicos de un golpe de calor o agotamiento térmico.
Gipuzkoa, el territorio con más casos
Por territorios, Gipuzkoa ha concentrado la mayoría de las incidencias, con 14 personas atendidas, seguida de Álava con 11 y Bizkaia con 6. Aunque los datos no son alarmantes, sí son un aviso claro: el calor aprieta, y no conviene confiarse.
Desde Osakidetza y el Departamento de Salud se insiste en que estos episodios pueden evitarse con precaución y vigilancia, sobre todo en los colectivos más vulnerables.
Población de riesgo: especial atención
El Plan de Calor 2025 recuerda que hay grupos especialmente sensibles al calor extremo. Entre ellos, los niños menores de 4 años, las personas mayores, quienes viven con enfermedades crónicas, las embarazadas y quienes trabajan o hacen ejercicio al aire libre.
A todos ellos, Salud recomienda evitar la actividad física en las horas centrales del día, hidratarse con frecuencia, protegerse del sol con gorra, gafas y crema solar, y en lo posible, permanecer en espacios frescos.
Pequeños gestos que salvan
Más allá de lo evidente, el plan también subraya el valor de la solidaridad cotidiana. Llamar a familiares mayores que viven solos. No dejar a nadie dentro de un coche cerrado. Prestar atención a signos de desorientación o debilidad en la calle. Son gestos sencillos, pero pueden marcar la diferencia.
La llegada del verano exige estar alerta. Porque el calor no avisa: entra en casa, en el trabajo, en la calle. Y aunque no siempre lo sentimos de inmediato, el cuerpo sí lo nota. Prevenir es, también en esto, una forma de cuidar.




