"Ponsarnau es uno de esos entrenadores por el que uno quiere jugar": Hilliard, un pistolero con pedigrí

La temporada aún no ha concluido en la ACB, pero los despachos ya bullen con movimientos de cara a la próxima campaña. Uno de los primeros grandes golpes lo ha dado el Bilbao Basket, que ha cerrado la incorporación del alero estadounidense Darrun Hilliard (Belén, Pensilvania, 32 años), un jugador de pedigrí europeo que llega para liderar el proyecto de Jaume Ponsarnau en Miribilla.

El norteamericano ha cuajado un curso sobresaliente con el Breogán, donde fue el gran referente ofensivo y pieza clave en la salvación lucense. Tras completar su misión en Galicia, disputó el tramo final del curso en el Unics Kazan ruso, donde fue dirigido por Velimir Perasovic. Ahora, inicia un nuevo capítulo en su carrera.

“Sentí que el entrenador Jaume (Ponsarnau) era el tipo de técnico por el que uno quiere jugar”, afirma Hilliard. “Ya me había enfrentado a sus equipos y siempre admiré su estilo y liderazgo. Me parece tácticamente uno de los entrenadores más inteligentes del baloncesto europeo”, dice el nuevo 'hombre de negro' en una entrevista concedida al diario AS.

Un jugador con historia en la élite

Con pasado en franquicias NBA como Detroit Pistons y San Antonio Spurs, donde compartió vestuario con Pau Gasol, y una trayectoria consolidada en Euroliga con equipos como Baskonia, CSKA Moscú, Maccabi Tel Aviv y Bayern Múnich, el fichaje de Hilliard es, sin duda, un golpe de efecto para el Surne Bilbao Basket.

Ha disputado 91 partidos en la NBA, 150 en Euroliga y ha promediado esta última temporada 13,6 puntos, 3,7 rebotes y 3,3 asistencias en Liga Endesa. A sus 32 años, ya sin las piernas eléctricas de antaño, su talento sigue intacto y llega con la ambición de ser protagonista. “Creo que me desenvuelvo mejor cuando tengo un papel principal. Es un deporte de equipo, pero si siento la confianza del entrenador y mis compañeros, puedo competir contra cualquiera”, reconoce.

Un adiós emotivo a Lugo

El fichaje de Hilliard supone también el cierre de una etapa corta, pero intensa en Lugo. Allí encontró un entorno en el que volver a sentirse jugador. “Lugo me permitió reconectar con el jugador que fui en mis inicios. Casimiro me rescató”, asegura con gratitud.

En el Breogán firmó actuaciones memorables, como los 33 puntos y 42 de valoración en A Coruña, y se ganó el corazón de la afición. Sin embargo, su salida no estuvo exenta de cierto desencanto: “No recibí ninguna llamada del club para quedarme. Solo Casimiro y los aficionados mostraron interés. Fue el Bilbao Basket quien realmente apostó por mí”.

Un nuevo reto en Miribilla

Hilliard ocupará el rol que deja vacante Zoran Dragic, y aunque reconoce el respeto por el esloveno, tiene claro que llega con su propio estilo: “Zoran fue muy bueno en lo suyo, pero somos jugadores distintos. Estoy muy ilusionado con esta oportunidad”.

Con Bilbao como nueva casa, Hilliard no oculta su entusiasmo por volver a jugar en España, país que considera especial. “Desde pequeño soñé con jugar en el Real Madrid, pero también me encanta Málaga. España es donde me gustaría terminar mi carrera”, confiesa.

Además, abre la puerta a la llegada de Labeyrie, excompañero suyo en Rusia: “Sería un gran fichaje para nosotros. Ojalá que sí”.

Veteranía al servicio del grupo

Hilliard aporta experiencia, calidad y liderazgo. Ha pasado por seis países, compartido vestuario con leyendas como Gasol y ha aprendido de técnicos como Popovich, Itoudis, Perasovic, Casimiro y Ponsarnau. “Popovich ha sido el mejor que he visto. Me trató como a uno más, aunque tenía contrato dual. Eso dice mucho de él”.

Y no olvida su paso por la selección de Estados Unidos. “Recuerdo especialmente un partido contra Argentina en Buenos Aires. Perdíamos por 17 en el tercer cuarto, pero remontamos. Esa experiencia fue clave en mi carrera”.

Ahora, la experiencia se pone al servicio del Bilbao Basket. Con Hilliard, Miribilla gana una estrella. Y el equipo, un nuevo líder.