Los bomberos advierten: "Con los coches eléctricos sólo atenderemos las emergencias"

Bilbao

Aunque las estadísticas apuntan a que los coches eléctricos provocan menos incendios que los de combustión, 18 frente a 68 por cada 100.000 vehículos, según datos de la Agencia Sueca de Emergencias, en Euskadi persisten muchas dudas sobre la seguridad y la gestión de este tipo de incidentes. Bomberos y empresas de auxilio en carretera coinciden en que faltan recursos, formación y protocolos específicos para hacer frente a las particularidades de estos vehículos en situaciones de emergencia.

Asier Luja, oficial del Servicio de Bomberos y Bomberas de la Diputación Foral de Vizcaya, destaca que los vehículos eléctricos no son necesariamente más peligrosos, pero sí más complejos de intervenir en caso de accidente o incendio. “No sabemos qué va a pasar dentro de 10 años con estas baterías. Son tecnologías nuevas y tenemos dudas, igual que muchos ciudadanos”, explica.

Dos incidentes recientes en Euskadi han encendido las alarmas: uno en Zumárraga, con víctima mortal, y otro en el peaje de Yurreta, donde los bomberos debieron controlar durante horas la temperatura de una batería para evitar que superase los 18 grados. “Si una batería entra en embalamiento térmico, se desencadena una reacción en cadena, con liberación de gases tóxicos e inflamables como el hidrógeno o el fluoruro de hidrógeno”, detalla Luja. “Apagar un fuego así requiere hasta 20 veces más agua que un vehículo de combustión”.

El problema se agrava con la falta de acceso a la batería, que suele estar protegida por un sarcófago metálico. “Eso es bueno porque impide que un golpe la dañe, pero malo porque nos impide a nosotros enfriar directamente la fuente del incendio”, añade.

Una de las soluciones más llamativas ha sido sumergir vehículos incendiados en grandes contenedores de agua, una práctica que los bomberos consideran eficaz, aunque difícil de aplicar en lugares como garajes subterráneos o en plena autopista.

El sector del auxilio en carretera también está en alerta. Rafael Merino, presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Auxilio en Carretera, reconoce que “la gran mayoría de los gruistas no tienen la formación necesaria para intervenir con seguridad en estos casos”. Merino denuncia que incluso se han producido sanciones a empresas que se han negado a recoger coches eléctricos por falta de garantías. Es el caso de una grúa en Sopelana multada con 500 euros por no retirar un vehículo eléctrico accidentado.

“Es una irresponsabilidad que los fabricantes no hayan contado con nosotros para diseñar protocolos de emergencia”, afirma Merino. Desde su asociación, trabajan con aseguradoras y centros de formación como el de Zaragoza para ofrecer cursos específicos. También piden colaboración directa a los fabricantes para entender cómo actuar ante sus modelos concretos.

Ante la ausencia de una normativa clara, Merino lanza una recomendación: “Si no hay garantías de seguridad, lo mejor es llamar a los bomberos. La prioridad debe ser evitar riesgos, no cumplir a toda costa”.

El avance de la movilidad eléctrica es imparable, pero la conversación deja claro que la seguridad de todos los implicados —conductores, bomberos, gruistas y cuerpos de emergencia— aún depende más del sentido común que de una regulación eficaz.