50 años de unos brazaletes negros

Bilbao

Se vivía un periodo convulso. El franquismo agonizaba y en todo el país, especialmente en Euskadi, se reclamaba libertad. Las manifestaciones contra el régimen se sucedían. Obreros y estudiantes salían a las calles mientras se reprimía con dureza cualquier tipo de concentración política. Es más, las manifestaciones se volvieron más numerosas tras la firma por parte de Franco de cinco sentencias de muerte.

De nada sirvieron las condenas de los gobiernos europeos o las peticiones de clemencia del Vaticano. El régimen franquista ejecutó a tres miembros del FRAP y a dos de ETA. El fútbol también quiso poner su granito de arena en las protestas.

Aitor Agirre, de Sondika, protestó con brazalete negro

Aitor Agirre, delantero del Racing de Santander, que años más tarde firmaría por el Athletic, y su amigo Sergio Manzanera, valenciano, hijo de un republicano represaliado por el franquismo, tuvieron una idea en el vestuario de los campos del Sardinero. Se medían al Elche, y antes de saltar al césped, acordaron ponerse unos cordones de botas en las mangas, como si se tratara de unos brazaletes negros con los que querían condenar las ejecuciones.

“Nadie se dio cuenta. Lo hicimos en el vestuario. Los compañeros no se enteraron. Pero el gobernador civil de Cantabria estaba en el palco con la mosca detrás de la oreja. En el descanso, cuando volvimos a vestuarios había un montón de policía y nos dijeron que si no les dábamos los brazaletes no salíamos al campo. Se los dimos, ya que nosotros ya habíamos hecho nuestra protesta”, recuerda Aitor Agirre.

Una multa de récord

El partido estaba con empate a uno. Se reanudó la segunda mitad y Aitor Agirre marcó el gol de la victoria de los cántabros. Pero cuando acabó el partido “nos estaban esperando. Nos llevaron a comisaría. Las miradas eran rompedoras. Si no hubiéremos sido personajes públicos, nos hinchan a hostias. Eso nos salvó”.

En un principio, los dos jugadores recibieron una multa de 300.000 pesetas (1800 euros). Hay que tener en cuenta que, entonces, un piso normal rondaba las 200.000 pts. “Recurrimos aquella sanción económica y ganamos. Recuperamos el dinero de la sanción. Teníamos que ir al Banco de España a cobrar. Y allí estaba esperándonos la policía en la puerta y te miraban con unas caras... Con ese dinero nos pegamos una buena mariscada en el restaurante de un amigo”, apunta el futbolista.

Sin embargo, las amenazas continuaron. “En casa, no abríamos la puerta a nadie. La situación era muy complicada. Le dije a mi mujer que se fuera con los hijos a Sestao. Y Sergio también hizo lo mismo. Nos quedamos solos. Luego fueron amainando las cosas”.

Aitor Agirre continúa manteniendo una estrecha relación de amistad con Sergio Manzanera. Hace unos años, participaron en un documental de Canal Plus en el que rememoraron aquellos días complicados. Dejó el Racing para fichar por el Athletic, donde jugó durante dos temporadas.