Álava cuenta ya con un grupo de apoyo para familias afectadas por el suicidio
Un grupo que "combate el silencio y el tabú" impulsado por ASAFES y Biziraun el grupo

Cómo tratar de sobrevivir al suicidio de un ser querido: acompañamiento.
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VITORIA-GASTEIZ
Álava ha puesto en marcha este curso un grupo de apoyo mutuo para familias que han sufrido la pérdida de un ser querido por suicidio, replicando iniciativas ya consolidadas en Gipuzkoa y Bizkaia. Este espacio es fruto de la colaboración entre la Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Asafes) y Biziraun la Asociación de Supervivientes de la muerte de un ser querido por suicidio y busca ofrecer un refugio donde el silencio y el tabú que rodean al suicidio puedan romperse.
"Es un grupo importante para combatir el silencio"; romper lo que la socióloga Cristina Blanco llama "silencio de hormigón", señala Josemi Colino, trabajador social de Asafes y persona responsable en acompañar al grupo. Colimo, señala, que el silencio y el tabú pueden causar un profundo dolor y a punta al valor terapeútico del espacio donde pode hablar de temas que "no se abordan fácilmente en otros contextos cotidianos, como la panadería o la calle". El grupo, que se reúne una vez al mes durante hora y media, ofrece un ambiente donde "se comparte y se habla de diferentes temas".
Las sesiones comienzan con un chequeo del estado emocional de cada participante, para luego profundizar en temas que surgen de manera natural. Se abordan emociones complejas y a menudo contradictorias, como la culpa, el miedo, la rabia o incluso el alivio. Hablar de estas emociones y contrastarlas con las experiencias de otros que han pasado por lo mismo "ayuda muchísimo". Estos grupos brindan un "espacio fundamental" para hablar de lo inexpresable en otros contextos.
Marije, Josu y Aitor
Marije y Josu son padres de Aitor, quien falleció el 2 de agosto de 2022. Cada uno ha encontrado su propio camino para afrontar el duelo por la pérdida de su hijo. Josu tuvo un punto de inflexión importante después de meses de deterioro tras la muerte de su hijo. Una llamada de Agustín Erkizia, de Biziraun, fue crucial, abriéndole la puerta a la comprensión de que "desgraciadamente hay muchos casos" y que no estaba solo. Para Josu, el grupo de apoyo a las familias al que empezó a acudir, se convirtió en un "espacio seguro" donde pudo confrontar, por ejemplo, emociones como la culpa: "para un padre que el hijo muera significa un fracasó total". Romper las barreras para hablar, especialmente siendo hombre, fue un desafío superado en el grupo.
Josu, además, ha ido apoyándose en diferentes herramientas para salir adelante. Aprendió a "agarrar lo pequeñito que te ilusione del día a día y ensancharlo", nos cuenta y el bosque, "su bosque" y los árboles, también está siendo fundamental para curar las heridas.
Marije decidió no participar mensualmente en el grupo de apoyo aunque sí toma parte en las actividades que se programan en diferentes momentos del año. Ella encontró apoyo en un grupo de personas con las que compartía su afinidad con por diversas terapias energéticas y que le ayudaron a procesar el "boom" que significó la pérdida. Marije enfatiza en la importancia de la gestión emocional y la liberación: "es importantísimo soltar, hablar y expresarse". Para ella la aceptación, la culpa y el perdón han sido fundamentales en el proceso.
La experiencia ha permitido a Josu y Marije que se conviertan en "agentes" que pueden ayudar a otras familias que están pasando por el mismo proceso que ellos.
Una botella con agua de mar
La experiencia de Josu con el agua de mar es profundamente personal y simbólica. Ir al mar y recoger garrafones de agua era una actividad recurrente y significativa que compartía con Aitor. Josu y su hijo mantenían una "discusión" particular sobre cómo el agua de mar, según Josu, podía beneficiar en la huerta al aplacar la "hierba mala" y favorecer la "buena". Tras la devastadora pérdida de Aitor, el agua de mar adquirió un papel fundamental en su proceso de duelo. En el tanatorio, cuando la gente se ofrecía a ayudarle, Josu les pedía que le trajeran una botella de agua de mar, lo que sorprendía a muchos. Para él, esto era algo que le "podía aportar" y que le vendría "estupendo" en su difícil tránsito. Josu describe el agua como "uno de los transmisores de cariño".
El grupo de supervivientes de Álava está abierto. Cualquier persona que lo necesite puede contactar con Asafes. Además, para apoyo inmediato, se puede llamar al 024 o al 112. Como Marije concluye, "se necesita mucho escuchar a la gente y creo que la gente no sabe lo que significa la palabra escuchar".
Este espacio ofrece precisamente eso: escucha, comprensión y la oportunidad de romper el silencio.




