Gonzalo Pérez Zunzunegui, corredor solidario: “Corro para que no olvidemos a quienes luchan contra la ataxia telangiectasia”

Este 25 de julio, Día de Santiago, el protagonismo no está solo en quienes llegan a Compostela, sino también en quienes parten desde allí para caminar por otros. Gonzalo Pérez Zunzunegui ha recorrido los 650 kilómetros del Camino del Norte del 1 al 15 de junio, desde la plaza del Obradoiro hasta Getxo, en un desafío físico titánico y con un claro objetivo solidario: visibilizar la ataxia telangiectasia, una enfermedad rara que afecta principalmente a niños y que, a día de hoy, no tiene cura.

El corredor vizcaíno ha compartido su historia en Hoy por Hoy Euskadi, donde ha explicado el porqué de su reto, bautizado como A contracorriente. “Lo llamé así porque eso hacen los chavales con ataxia telangiectasia cada día. Viven a contracorriente, con una enfermedad que les limita, que apenas se investiga y que les hace dependientes siendo aún muy jóvenes. Yo solo quería sumarles fuerza y darles visibilidad”.

Zunzunegi, amante del trail y la montaña, comenzó en 2021 a transformar sus retos deportivos en causas solidarias. La idea, ha dicho, fue de su mujer, que durante la pandemia le propuso dar un sentido mayor a sus kilómetros. Desde entonces, cada año corre por otros. Esta vez, se ha enfrentado a 15 etapas consecutivas, sin pausas, en condiciones duras: calor, desniveles acumulados, y una lesión en el tibial que lo tuvo al borde del abandono.

“Ese día pensé en volverme a casa”

“El día que llegué a Cudillero estaba roto. Llamé a mi mujer porque quería dejarlo. Pero después recibí una videollamada de dos chavales de la asociación. Me dieron un empujón emocional brutal. Si ellos no se rinden con todo lo que tienen encima, yo no tenía derecho a rendirme por un dolor en la pierna”, ha contado emocionado.

Desde hace cinco años colabora con AEFAT, la asociación de familias afectadas por esta enfermedad. “Al principio no conocía a nadie con ataxia telangiectasia. Ahora ya son familia. Forman parte de mí. Me quedo con sus mensajes, con su alegría, con las ganas que le ponen a todo… y con su sonrisa, siempre, incluso sabiendo lo que les espera”.

Zunzunegui huye del foco personal y repite que el reto no va de marcas ni de récords. “No importa si fueron 650 o 640 kilómetros. Lo importante es que se hable de la enfermedad, que se escuche a las familias. Muchas veces las entrevistas se centran en cuántos kilómetros hice o en qué etapa fue más dura, pero lo esencial es contar cómo viven ellos, lo solos que están, la falta de apoyos y lo injusto que resulta todo esto”.

Con la energía aún reciente del reto, ya está gestando el siguiente: 24 horas de subidas y bajadas al Pagasarri, el monte más icónico de Bilbao. “Más corto, más accesible, pero con el mismo objetivo: seguir ayudando. Mientras las rodillas aguanten, seguiré corriendo por ellos.”