La falsa medusa que obliga a cerrar playas: la carabela portuguesa llega a Euskadi
Un organismo marino cuyo contacto provoca dolorosas picaduras y exige precaución en las playas vascas


Las carabelas portuguesas han comenzado a dejarse ver en varias playas del litoral vasco en los últimos días. En Bizkaia, la Cruz Roja ha tenido que cerrar temporalmente algunos arenales como Bakio y Laga por riesgo para los bañistas. Aunque su presencia es habitual en esta época del año, las condiciones meteorológicas y marinas actuales han favorecido su llegada más temprana.
Desde Cruz Roja, el socorrista Josu Galfasoro explica que “aunque a veces se ven ejemplares sueltos, en los últimos días la incidencia ha aumentado, especialmente con carabelas portuguesas”, lo que ha obligado a extremar las precauciones. Su aparición no sigue un patrón fijo, aunque hay zonas donde tienden a concentrarse más por efecto de las corrientes.
No son medusas, pero pican igual... o más
Pese a que se las confunde con medusas, la carabela portuguesa es en realidad una colonia flotante de organismos que actúan como uno solo. Según Javier Franco, investigador de AZTI, estos organismos se desarrollan mar adentro, en el Atlántico, y su llegada a la costa vasca está determinada por la combinación de su proliferación en alta mar y los vientos y corrientes que las arrastran hacia tierra.
Su picadura puede ser muy dolorosa, y aunque rara vez es grave, sí puede llegar a serlo en personas especialmente sensibles como niños o personas mayores. Sus tentáculos, que pueden medir varios metros, contienen células urticantes capaces de causar dolor intenso con solo un roce.
En caso de picadura, Cruz Roja recuerda que no se debe aplicar agua dulce ni frotar la zona afectada. Lo recomendable es acudir inmediatamente al puesto de socorro, donde se valorará la gravedad y se aplicará el tratamiento adecuado. En algunos casos extremos, puede ser necesaria la evacuación a un centro sanitario.
Verano: más vigilancia, más detecciones
Aunque las carabelas portuguesas pueden encontrarse durante todo el año, su detección aumenta en verano, cuando hay más bañistas en las playas y más personal de vigilancia. También es más frecuente que su presencia trascienda a la opinión pública en esta época del año, aunque, según Franco, “no existe una pauta clara ni un seguimiento sistemático que permita establecer una estacionalidad precisa”.
Lo que sí está claro es que, si se avista una carabela portuguesa en la orilla o en el agua, lo recomendable es mantener varios metros de distancia —incluso si parece lejana— y avisar siempre al personal de socorrismo. La prevención sigue siendo la mejor herramienta para evitar incidentes.




