Los centros educativos ante el reto de la inteligencia artificial

Vitoria-Gasteiz

La inteligencia artificial ya se ha instalado con fuerza en las aulas, desde la educación infantil hasta los estudios universitarios, con un potencial, como recurso didáctico, incuestionable, pero su mal uso también está generando preocupaciones crecientes. María Ganzabal, miembro del grupo Gureiker de la UPV, ha indicado como "la inteligencia artificial ya se empieza a utilizar prácticamente desde infantil". En esos primeros cursos, destaca que su aplicación tiene un enfoque principalmente creativo y lúdico. "Ayuda al profesorado a crear juegos nuevos, a personalizarlos según las características de cada niño o niña, a potenciar habilidades y favorecer el desarrollo con nuevas herramientas, desde idiomas hasta chatbots con los que conversar", ha indicado.

Además, "la IA puede representar un soplo de aire fresco ante el desgaste de los recursos pedagógicos tradicionales". No obstante, como ha matizado Ganzabal, su implementación requiere una formación previa. "Es esencial que el profesorado aprenda a manejar estas herramientas. No basta con introducir la IA en el aula; hay que saber cómo y para qué usarla".

Desafíos y peligros

El verdadero desafío surge cuando el alumnado entra en etapas más avanzadas. A medida que crecen, muchos estudiantes comienzan a utilizar la IA no como apoyo, sino como solución inmediata y única. de hecho, "en algunos centros se ha decidido dejar de mandar deberes a casa porque detectaron que el alumnado simplemente los resolvía con herramientas como ChatGPT, sin reflexión ni esfuerzo personal", ha explicado Ganzabal.

Esto plantea un dilema educativo profundo: ¿Cómo garantizar el desarrollo del pensamiento crítico y la capacidad de análisis si la solución está a solo unos clics? Para Ganzabal, la respuesta está en reformular las estrategias de evaluación. "Vamos a tener que cambiar métodos. Hacer más evaluaciones orales, eliminar el acceso a internet en los exámenes o incluso volver al papel y bolígrafo para asegurar que el trabajo es propio".

Nuevo proyecto

En el ámbito universitario, especialmente en carreras como Periodismo, el reto es aún mayor. "El alumnado tiende a recurrir de forma masiva a la IA. Todos entregan trabajos muy similares porque parten del mismo recurso, y a veces incluso presentan textos con errores que la IA ha generado, sin revisarlos", ha lamentado. Ante esta situación, el equipo de investigación de la universidad ha puesto en marcha un proyecto de innovación educativa para enseñar al alumnado a usar la IA de manera responsable y creativa. "Vamos a trabajar con estudiantes de segundo y tercero en la creación de contenidos multimedia: imágenes, audio, vídeo, etc, utilizando herramientas de inteligencia artificial, pero siempre desde una mirada crítica y profesional», explica.

Ganzabal ha insistido en que no se trata de demonizar la tecnología, sino de comprender su función real. "No podemos decir que no vamos a usarla porque sea peligrosa, ya está aquí, y tenemos que aprender a convivir con ella. La clave está en enseñar a usarla con responsabilidad".

Uno de los aspectos que más preocupa es el riesgo de caer en la pasividad intelectual. "Algunos estudiantes se han relajado tanto que ya ni se preocupan por poner tildes", ha advertido. "La facilidad de acceso a estas herramientas, incluso en sus versiones gratuitas, hace muy tentador su uso, pero debemos fomentar otras competencias que no pueden automatizarse tan fácilmente", ha indicado Ganzabal.

Cabe destacar que la inteligencia artificial no es un enemigo, pero sí un reto que requiere adaptación, formación y vigilancia. Como bien resume María Ganzabal: "La IA debe ser una ayuda, no una respuesta única y final. Si sabemos integrarla con sentido pedagógico, puede convertirse en una gran aliada en la enseñanza".