“Esto es dar y recibir”: Familias vizcaínas abren su casa a menores de Ucrania y del Sáhara cada verano
Mikel, Unai y Carmen comparten su experiencia acogiendo a niñas y niños de Chernóbil y Tinduf: “Es muy enriquecedor para todos”

“Esto es dar y recibir”: Familias vizcaínas abren su casa a menores de Ucrania y del Sáhara cada verano
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Las historias de acogida tienen una larga tradición en Bizkaia. Mikel, por ejemplo, relata cómo su familia lleva casi tres décadas vinculada a la Asociación Barakaldo Salam: “Cuando yo era crío, mis aitas acogieron a niños saharauis. Ahora nos toca a nosotros coger el timón”. Unai comparte origen similar: “Hace 30 años fueron nuestros padres, ahora somos nosotros”.
Desde el otro lado, Carmen recuerda cómo conocieron a la Asociación Chernóbil Elkartea en 2015: “Nos animamos tras ver una noticia en prensa. Ha sido una total aventura, con sus luces y sombras, pero siempre con balance positivo”.
Por qué acoger: razones personales y sociales
Todas las familias coinciden en lo mismo: esto es una forma de dar visibilidad a realidades silenciadas. “El pueblo saharaui está abandonado en el desierto y necesita nuestra ayuda. Esto te ayuda a valorar lo que tienes”, explica Mikel. Unai recuerda las palabras de las madres saharauis: “Dicen que es el mejor regalo que les puedes hacer”. Y Carmen lo tiene claro: “No es solo ofrecer algo mejor, es compartir”.
Vacaciones entre planes, revisiones médicas y bicis
La experiencia de acogida no es solo simbólica, es también muy práctica. Hay excursiones organizadas como visitas al Acuario de Donosti, Sopuerta Aventura, o parques naturales. En el día a día, la vida gira en torno a actividades sencillas: “bici, piscina y barracas”, cuentan entre risas las niñas acogidas.
También hay espacio para las emociones: Lucía, hermana de acogida, dice que para ella Angelina “es como una hermana más. Viene a todos los planes con mis amigas”.


Barreras culturales que se superan con cariño
Las diferencias idiomáticas o culturales existen, pero no son un obstáculo. “Para los peques saharauis el cambio es enorme, pero nos adaptamos”, explica Unai. Carmen añade que con los niños ucranianos pasa igual: “En 15 días entienden el lenguaje doméstico. Se hacen entender como cualquier hijo o hija”.
Cómo participar en un programa de acogida
Las familias pueden contactar con asociaciones como Barakaldo Salam o Chernóbil Elkartea. “Solo hace falta ilusión y entender que supone una dedicación”, explica Carmen. Mikel insiste: “Una mínima estructura, sí, pero sobre todo ganas”.
La acogida también deja huella en quienes participan: “Nuestra hija mayor fue luego a los campamentos saharauis a conocer a la familia. Fue algo brutal”, cuenta Mikel. “Para nosotros ha sido una experiencia que nos hace aprender mucho y valorar lo que tenemos”, concluye Unai.
Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia
Escuchar
17:45
Escuchar
30:00
Escuchar
12:48
Escuchar
24:31
Escuchar
28:47
Escuchar
01:40:00
Escuchar
01:12:08
Escuchar
24:26
Escuchar
11:50
Escuchar
21:04
Escuchar
01:40:00
Escuchar
03:25
Escuchar
12:32
Escuchar
21:44
Escuchar
24:46




