El verano y el aumento de la convivencia en pareja, dos factores que provocan que aumenten los divorcios en septiembre

Las estadísticas no mienten: septiembre es, de largo, el mes con más solicitudes de divorcio del año, con un 30% de los casos concentrados justo después del verano. Una realidad que confirma tanto el Consejo General del Poder Judicial como el Instituto Nacional de Estadística, y que los y las profesionales de la psicología y el derecho observan desde hace tiempo. En 'Hoy por Hoy Guipúzcoa', la psicóloga María Eugenia Garmendia, la abogada Ana Olazabal, y Alicia López Santos, psicóloga y directora de la agencia matrimonial Lazos han analizado este fenómeno desde distintos ángulos.

Vacaciones idealizadas

“El verano saca a la luz todo lo que hemos metido debajo de la alfombra durante el año”, ha resumido Garmendia. La psicóloga ha explicado que en vacaciones se multiplican las horas compartidas, y con ello, los roces. Aumentan las diferencias, afloran conflictos postergados y se enfrentan realidades que durante el curso se disimulan con la rutina diaria.

“Idealizamos las vacaciones, esperamos que todo fluya y estemos felices. Pero la sobreexposición mutua, la falta de espacios personales y las expectativas no cumplidas pueden derivar en una ruptura”, ha señalado. Además, recuerda que muchas personas llegan al verano ya muy desgastadas emocionalmente, y si hay niños pequeños o adolescencias complejas de por medio, el cóctel se complica aún más.

Del despacho a los juzgados: la carga de trabajo legal se dispara en septiembre

Ana Olazabal, abogada especializada en derecho de familia, lo confirma: el volumen de divorcios se dispara cada mes de septiembre, pero no solo por el verano. “También ocurre tras Navidad y Semana Santa, aunque el verano, al ser más largo, es especialmente delicado”, ha explicado. Una gran parte de estas separaciones involucran a parejas con hijos. Y, según Olazabal, los menores a veces se ven envueltos emocionalmente en el proceso. “Muchos padres no se dan cuenta, pero utilizan a los hijos como medio de presión o excusa para justificar decisiones. Es muy triste, pero frecuente”, ha comentado.

¿Qué pasa en la mente de quien decide romper?

Según Garmendia, hay muchos tipos de divorcios emocionales: desde los “impulsivos” hasta los “largamente reflexionados”. Pero todos comparten algo: un proceso interno de desgaste. “A veces, al verbalizarlo en terapia, se dan cuenta de que no quieren separarse, sino hacer un cambio. En otras, ya han desconectado emocionalmente hace tiempo”, ha afirmado. A nivel psicológico, el miedo, la culpa y el duelo son emociones centrales. “Incluso en rupturas necesarias, duele”, ha recordado.

La nueva ley que obliga a dialogar antes de demandar

Desde abril, con la entrada en vigor de la Ley Orgánica 1/2025, es obligatorio intentar una mediación o método alternativo (MASC) antes de presentar una demanda contenciosa. El objetivo es evitar juicios innecesarios y fomentar acuerdos dialogados, sobre todo cuando hay menores de por medio. “Ahora hay que demostrar que se ha intentado negociar antes de ir al juzgado. Si la otra parte no responde, entonces sí se puede presentar la demanda. Pero si se niega sin causa, podría acabar pagando las costas del juicio”, ha aclarado Olazabal.

Los convenios hechos “a la carta”, mejor que los impuestos por el juez

Ambas profesionales coinciden: cuando se puede llegar a un acuerdo, todo es más fácil emocional y legalmente. “Un convenio regulador pactado por la pareja es mucho más realista y duradero que uno estándar dictado por un juez”, ha explicado la abogada. “Se adapta mejor a los horarios, las necesidades y la vida real de esa familia”. Garmendia ha añadido: “Cerrar bien una etapa es importante para poder empezar otra. Una ruptura civilizada, con escucha, es el primer paso hacia un nuevo equilibrio”.

Olazabal recomienda acudir cuanto antes a profesionales y, si hay hijos, anteponer siempre su bienestar. Garmendia, por su parte, anima a no tomar decisiones precipitadas, pero sí a tomarse en serio las señales de desgaste. “La gente cree que el divorcio es el final. Pero a veces es el principio de una vida más coherente con lo que una persona realmente quiere o necesita”, ha concluido la psicóloga.

Volver a ilusionarse tras una ruptura: “Ayudamos a recuperar las ganas de compartir la vida con alguien”

Lejos de quedarse ancladas en el duelo sentimental, muchas personas separadas o divorciadas buscan reconstruir su vida amorosa con el apoyo de profesionales. Alicia López Santos, psicóloga y directora de la agencia Lazos, lo confirma: “Lo que ayudamos a las personas es a volver a tener ilusión y a volver a compartir su vida con alguien que les haga feliz”. Desde su agencia, especializada en crear vínculos afectivos estables, acompaña a quienes han salido de una relación larga y se enfrentan a un escenario sentimental desconocido. “Muchas veces no saben dónde acudir porque llevan mucho tiempo de trayectoria en pareja y dicen: ‘Madre mía, ¿y ahora qué hago?’”, explica. Por eso, Lazos ofrece una atención personalizada que comienza con una entrevista emocional, donde se analiza el estado anímico y las expectativas reales de cada persona.

La alternativa a las apps: “Quieren algo más seguro, fiable y discreto”

Aunque las aplicaciones de citas han transformado el modo de relacionarse, no todos se sienten cómodos exponiéndose en ellas. “Vemos que muchas personas que probaron por su cuenta en redes sociales no encontraron lo que buscaban y ahora recurren a nosotros”, señala Alicia López Santos. En su agencia, el proceso está guiado por psicólogos y asesorado de forma confidencial, algo que, según ella, marca la diferencia. “Nosotros trabajamos también con personas que son conocidas, que no quieren dar su teléfono ni estar expuestas, por eso ofrecemos mensajería privada y máxima discreción”. Con más de 40 años de experiencia en el sector, Lazos sigue siendo una opción válida para quienes prefieren un entorno controlado y humano donde las conexiones se basan en la compatibilidad emocional real, no en un algoritmo.