El impacto de los aranceles sobre el PIB vasco será limitado, pero preocupa la incertidumbre empresarial

Bilbao

El director de Estudios de Laboral Kutxa, Joseba Madariaga, ha estimado que el impacto directo de los nuevos aranceles acordados entre Estados Unidos y la Unión Europea sobre la economía española —y por extensión sobre la vasca— será limitado en términos de PIB. Según sus cálculos, la afección rondaría las cuatro décimas del Producto Interior Bruto vasco en un plazo de dos años, una cifra poco significativa en términos macroeconómicos. "No es un impacto exagerado. Estamos hablando de unas cuatro décimas del PIB en dos años", ha señalado.

Sin embargo, en una entrevista en Hora 14 Euskadi ha advertido de que el verdadero reto no está tanto en el dato económico directo como en la incertidumbre que genera este tipo de decisiones en las empresas vascas, especialmente aquellas más orientadas a la exportación. Aunque se ha fijado un arancel del 15 %, el acuerdo entre ambos bloques no es jurídicamente vinculante, sino un memorándum que podría cambiar en cualquier momento, ha recordado.

Madariaga ha explicado que muchas empresas han construido sus cadenas de producción internacionales priorizando costes. El hecho de que ahora cambien las reglas de juego a través de mecanismos como los aranceles genera dudas estratégicas importantes: “Las empresas necesitan tiempo y certidumbre para reorientar sus cadenas de suministro. Y eso es lo que más falta ahora mismo”.

Una respuesta estratégica

Ante este contexto, el economista ha propuesto una serie de líneas de acción para reforzar la resiliencia de la economía vasca, empezando por la diversificación de mercados y la reducción de la dependencia del mercado estadounidense. También ha subrayado la necesidad de apostar por sectores de mayor valor añadido e innovación tecnológica, con el objetivo de blindar las exportaciones vascas ante futuros escenarios adversos.

Riesgo está latente

En cuanto al posible efecto sobre la economía doméstica, Madariaga ha señalado que, por ahora, los consumidores están accediendo a bienes más baratos debido a la reorientación de exportaciones chinas hacia Europa, lo que está ayudando a contener la inflación. Esta situación podría incluso llevar al Banco Central Europeo a rebajar los tipos de interés tras el verano, impulsando así el consumo.

No obstante, ha avisado de que la economía global muestra signos de ralentización y que un shock repentino en el mercado laboral o industrial podría romper el actual equilibrio. “Las recesiones no son lineales, pero cuando se rompe la inercia, el círculo puede volverse negativo muy rápido”, ha concluido.