Bomberos vascos luchan contra el fuego mientras agricultores piden mejor gestión y crecen apoyos solidarios

En el programa Hoy por Hoy Gipuzkoa hemos abordado una de las emergencias medioambientales más graves del verano: la oleada de incendios que está afectando de forma especialmente intensa al noroeste de la península, con focos activos en Galicia y Castilla y León, y con la provincia de León como uno de los principales epicentros del fuego. Actualmente, se estima que hay más de 21 incendios activos en esta zona.

Desde Euskadi, se han desplazado varias dotaciones de bomberos para apoyar las tareas de extinción. En concreto, dos unidades de Gipuzkoa llevan días operando en la zona de Lucillo, en León, luchando sin descanso contra el avance de las llamas en un entorno marcado por el fuerte viento y la complejidad del terreno.

Josu Mañarikua, uno de los bomberos desplazados desde Gipuzkoa, relataba desde el terreno:

“Estamos trabajando en el incendio de Llamas, cerca de Lucillo, en la parte este del fuego. La situación es complicada, aunque ha mejorado en los últimos días. Las temperaturas nocturnas han bajado y eso ha frenado un poco la propagación.”

Las brigadas de Euskadi se han organizado bajo la coordinación del Gobierno nacional. Participan bomberos de Gipuzkoa, Bizkaia, Álava, Bilbao. En total, se han enviado tres autobombas forestales y varios vehículos ligeros, junto a mandos tácticos y estratégicos para coordinar las operaciones.

Uno de los principales objetivos ha sido establecer cortafuegos para evitar que el incendio alcance nuevos valles y proteger pequeños núcleos rurales.

Por otro lado, los agricultores y ganaderos del País Vasco observan con inquietud cómo el fuego arrasa superficies forestales y agrícolas en otras comunidades, mientras denuncian la falta de gestión activa del monte y la desconexión entre el mundo urbano y el rural.

Jon Arruti, ganadero de Beizama, ha compartido su visión sobre la situación: “Siempre tenemos amigos allí luchando contra el fuego. Lo vivimos con solidaridad, pero también con rabia”.

Arruti, que gestiona una explotación ganadera con vacas, cerdos y explotación forestal, lamenta la falta de políticas adaptadas al entorno rural. “Las leyes se hacen desde la ciudad y no tienen en cuenta la realidad del monte. Si no se permite una gestión adecuada, lo que era bosque se convierte en combustible”.

El baserritarra relató además su experiencia directa con incendios: “Me ha tocado apagar fuegos, y por desgracia, he vivido la muerte de alguien muy cercano por inhalación de humo. La gente cree que el peligro es el fuego, pero lo peor es el humo caliente que quema los pulmones”.

Mientras tanto, iniciativas solidarias también están en marcha. José Luis Alonso, desde la comarca del Bidasoa, lidera una campaña de recogida de material de emergencia con destino a Verín (Galicia). En un pabellón cedido en la avenida Letxunborro, se están recolectando desde botas y linternas hasta agua y cremas para quemaduras. “Nos está costando conseguir difusión y colaboración. Esperábamos más apoyo”, lamentó.

Desde el puesto de mando en León se sigue evaluando la evolución del fuego y el posible relevo de las dotaciones desplazadas, en una emergencia que continúa activa y que ha puesto en evidencia tanto la importancia de la cooperación entre territorios como la necesidad de un enfoque más integral y sostenible del medio rural.