El obispo de Vitoria, sobre el Memorial en la Iglesia del 3 de marzo: "Las llaves las tienen pero aún no se va a hacer efectivo porque las instituciones tienen que reubicar los belenes"

Vitoria-Gasteiz

Quedan poco más de seis meses para la conmemoración de los 50 años de la masacre del 3 de marzo de 1976 en la que cinco trabajadores fueron asesinados a manos de la Policía en la Iglesia de San Francisco de Vitoria. En febrero pasado por fin se pudo desanudar el embrollo burocrático que impedía que echará a andar de forma efectiva la Fundación que hará el memorial en la Iglesia. Y ahora ha surgido un nuevo problema: los belenes que hay en su interior.

Preguntado por si el Obispado ha entregado las llaves a la Fundación (el propio Obispado forma parte del patronato junto a Gobierno vasco, Ayuntamiento, Diputación y las asociaciones memorialistas), el obispo Juan Carlos Elizalde, ha afirmado: "Las llaves las tienen pero aún no se va a hacer efectivo porque hay que retirar los belenes y para ello Ayuntamiento, Diputación y Gobierno vasco tienen que hacer lo posible, como quedaron, para reubicarlos".

Dice el obispo que la diócesis tiene un compromiso hasta 2035 con la asociación belenista encargada de la exposición. En realidad, la Iglesia también está comprometida a ese traslado porque forma parte del Patronato de la Fundación, pero el obispo dice que la Iglesia en Vitoria no tiene locales para colocar los belenes.

Elizalde confía en que todo se resuelva con el inicio de curso. Quedan pendientes las obras para revertir el deterioro causado por la falta de mantenimiento de los últimos años.

El Sacamantecas

La película de 'El Sacamantecas' ha servido como punto de partida para un debate mucho más amplio: el lugar que ocupa la iglesia en la cultura contemporánea. Juan Carlos Elizalde lo resume con claridad: “Las iglesias son para encontrarnos con el Señor, no solo para admirar patrimonio. El cine puede entrar, sí, pero entendiendo el porqué de estos espacios”.

Además, de reseñar que "las actuaciones que no son de culto en una iglesia no pueden estar en contradicción con su identidad", en relación al uso de templos para grabaciones cinematográficas. El caso de 'El Sacamantecas' generó en su día cierta tensión institucional, aunque, como asegura el obispo, “se rodó, no hubo ninguna pega y el diálogo sigue abierto”.

Elizalde lamenta la “mentalidad desacralizadora” que, en su opinión, impregna a la sociedad actual, y hace un llamamiento a recuperar la sensibilidad por lo sagrado. “Estamos perdiendo un tesoro”, ha advertido. Al mismo tiempo, defiende que la iglesia está “abierta al diálogo”, pero “no a cualquier precio”.

De la misma manera, afirma que irá a ver la película: “Lo que me han dicho es que el papel de la iglesia no desmerece y merece la pena verla, así que iré”.

León XIV: una nueva etapa con viejos desafíos

Esta tensión entre tradición y modernidad no solo se expresa en el cine. Con la llegada del nuevo Papa León XIV, de quien se acaban de cumplir los primeros 100 días de pontificado, la Iglesia atraviesa un nuevo momento de transición.

“El nuevo Papa, León XIV, ha pillado una iglesia muy polarizada y muy desunida. Su carisma es la unidad desde el principio”, ha indicado Elizalde. Y aunque admite que el anterior Papa, Francisco, generaba ciertas tensiones internas, no esconde su admiración: “Le he querido mucho y le he predicado día y noche. Me encantó su magisterio”.

León XIV, afirma el obispo, “es una continuidad sin sobresaltos”, pero con una impronta menos mediática: “Este Papa no es un Papa de titulares, su trabajo es profundo, menos brillante quizá, pero muy identitario”, ha remarcado el obispo de Vitoria.

Compromiso social y mirada global

Más allá de las tensiones, el obispo ha querido poner el foco en la vocación social de la iglesia. Así lo expresó en su defensa de Gaza durante las pasadas fiestas de La Blanca, donde denunció que “el brutal ataque del 7 de octubre no justifica el asedio inhumano al pueblo gazatí”.

También ha destacado el trabajo de entidades como Berakah, ante la falta de voluntariado, que lo atribuye la sociedad individualista en la que estamos. “La iglesia ha favorecido siempre las causas comunes y el amor al prójimo. Es nuestro ADN”.