"El deporte es una vía de escape para estas niñas que viven una realidad angustiosa": Pilar Alonso, presidenta del club de baloncesto Unamuno
El club bilbaíno fue el anfitrión de un equipo de jóvenes palestinas

Pilar Alonso, presidenta del Club Baloncesto Unamuno : "El deporte es una vía de escape para las niñas y los jóvenes palestinos"
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La realidad de Gaza y Palestina está marcada por la incertidumbre, el miedo y la falta de oportunidades para una población que vive bajo la amenaza constante de la violencia. Sin embargo, el deporte, y en concreto el baloncesto, se ha convertido en una de las pocas vías de escape para niños, niñas y jóvenes que buscan un respiro frente a un día a día hostil. Así lo contó Pilar Alonso, presidenta del club de baloncesto Unamuno, en los micrófonos de SER Deportivos Bilbao.
El club bilbaíno abrió sus puertas para recibir al conjunto femenino palestino Basket Beat Borders, procedente del campo de refugiados de Shatila, en el Líbano. “Fue una experiencia muy grata y no dudamos en aceptar la propuesta”, relató Alonso. Durante toda una jornada, compartieron partidos, comida, actividades y conversaciones en las que desvelaban su cruda realidad.
Más allá del deporte
La experiencia fue mucho más allá de lo deportivo. “Tuvimos conversaciones con ellas y nos contaron cómo vivían en el campo de refugiados. La única oportunidad que tenían de salir de las calles, de escapar un poco de una vida muy dura, era el deporte. Especialmente en el caso de las chicas, que culturalmente tienen más limitaciones y menos futuro ligado a la vida social o deportiva”, añadió la responsable del club bilbaíno.
Chicas más maduras, más responsables
Lo que más impresionó a los anfitriones fue la actitud de las jóvenes jugadoras palestinas. “Eran chicas muy jóvenes, pero transmitían una madurez y una responsabilidad muy superiores a la de nuestras jugadoras de la misma edad”, explicó Alonso. Para muchas de ellas, poder salir del campo y viajar al extranjero era un logro difícil de imaginar. “Tenían que pedir autorizaciones especiales, y cuando llegaron aquí se sorprendían por absolutamente todo: las instalaciones, como estamos organizados para la competición o los medios que disponemos. Para ellas todo eso es un mundo lejano, un sueño que parece inalcanzable en su realidad diaria”, señaló.
Soñar con otro futuro
El proyecto de Basket Beet Borders nació en el campo de refugiados de Shatila, como una herramienta para que los jóvenes, y especialmente las mujeres, pudieran encontrar un espacio propio, alejado de la presión social y de la falta de expectativas. Muchas de ellas sueñan con desarrollarse profesionalmente, no solo en el deporte, sino también en otras áreas. El baloncesto les ofrece confianza, autoestima y un espacio donde crecer.
El deporte como altavoz y ayuda
Para Alonso, el deporte es un altavoz fundamental y un puente de solidaridad. “Ahora mismo en Gaza, con la situación tan dramática, ni el deporte ni nada puede ayudar. Pero para los que están en otros países, en campos de refugiados, el baloncesto sigue siendo una vía de escape y de sueños. Desde Europa y desde clubes como el nuestro podemos aportar un granito de arena”, concluyó.




