Sin ascensor: el encierro forzado de personas con movilidad reducida en sus propias casas
Tomi, Rosa y Txano son tres de las muchas vecinas y vecinos de Bizkaia encerrados en casa durante semanas o meses por la falta de accesibilidad y portales adaptados

Entramos en los hogares de vecinos vizcaínos con enfermedades que, sin ascensor, se han convertido en cárceles silenciosas de las que no pueden salir
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La movilidad reducida puede ser un lastre para muchas personas en su día a día. De hecho, hay quienes siquiera pueden salir de casa para afirmarlo. El simple hecho de levantarse de la cama, ducharse o cocinar pueden llegar a ser grandes retos para quien padece problemas de movilidad. Es por ello que ya en 2021 el Gobierno modificó la Ley de Propiedad Horizontal. En su décimo artículo, dicha Ley establece que es imperativa para la comunidad de vecinos la instalación de ascensores, rampas u otro mobiliario de accesibilidad en los supuestos en los que residan, trabajen o sean voluntarias en el edificio personas con discapacidad, movilidad reducida o mayores de 70 años.
Se trata de una normativa que busca facilitar el acceso a todas las personas de forma igualitaria. El gasto, además, recae sobre el conjunto de la comunidad de vecinos. Sin embargo, esto no ha impedido que, cada día, haya personas que no son capaces de salir de casa. No por sus propias capacidades, muchas veces son personas con asistencia de sillas de ruedas o muletas, sino por la inexistencia de un ascensor que les evite bajar y subir decenas de escalones.


107 escalones
Este es el caso de Tomi Sánchez. Tomi tiene 70 años y es vecina del barrio bilbaíno Rekalde. Vive en un quinto piso, 107 escalones de altura. En su caso, sufrió poliomielitis (más conocida como polio) de joven, lo que le dejó con movilidad reducida de forma permanente. Sale de casa "solo para lo imprescindible" porque su edificio no tiene ascensor y, así, son ya tres las semanas que lleva encerrada en casa. Encerrada, porque es contra su voluntad.
La obra del ascensor lleva dos años de retraso, "trabas" que, reclama en Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia, "pone el ayuntamiento", quien no da la correspondiente licencia por la modificación estética del edificio. Tomi insiste en que "la modificación es en la trasera del edificio, que da a un monte. ¿A quién le importa la estética?". Esos 107 escalones al portal son los que le asustan, más por la bajada que por la subida: "Subir, subo agarrada y poco a poco, pero bajando hay pendiente, un traspié y caigo rodando escaleras abajo". Por si no fuera po
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Once meses en casa
Hace diez años que plantean el problema y, desde hace dos, también están pagando la derrama, pero las obras no llegan. Un caso similar al de Rosa. Vecina de Portugalete y enferma de esclerósis múltiple, vive en una casa adaptada. Sin embargo, no tiene ascensor que la baje o la suba hasta el quinto piso. Esto le ha obligado a quedarse a vivir en Beranga, Cantabria, donde tiene una casa en la que estuvo de vacaciones tras haber estado once meses sin salir de casa. La obra de su portal comenzó en septiembre de 2023. Trabajaron unos meses y se detuvo. Se reanudó en octubre de 2024 y se volvió a detener a las pocas semanas. "Lleva parada todo el año", apunta en los micrófonos de Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia.
Lamenta no poder vivir en casa de su pareja en Barakaldo, a pocos minutos, "porque no está adaptada". Por eso, se ha tenido que mudar a la comunidad vecina, donde se apaña, explica. Ahora bien, sufre mucho: "Es durísimo estar once meses metida en casa. Tuve que contratar una psicóloga por videollamada". Se trata de un problema que afecta a muchos ámbitos de su vida, pues Rosa tuvo que atrasar una operación médica hasta siete veces porque no podía salir de casa. Ahora, en Beranga, no dispone de las cinco horas de asistencia domiciliaria con las que cuenta en Portugalete, "tampoco vienen médicos a casa ni para hacerme una analítica". Allí, por lo menos, puede salir a la calle.
Sin ascensor por un centímetro
Txano García, de 49 años, es otro vizcaíno más de los afectados por esta situación y la esclerósis múltiple que han pasado por los micrófonos de Radio Bilbao. Es vecino de barrio de Tomi, pero por poco tiempo. En su caso, con grandes problemas de movilidad, vive solo. Su comunidad no dispone de ascensor a pesar de que "todos los vecinos quieren, les vendría fantásticamente bien". Sin embargo, contigua a su comunidad se encuentra una parroquia. El hueco del ascensor no es lo suficientemente ancho en el portal, aunque tampoco por mucho. Se trata de tan solo un centímetro, uno, el que necesitan ampliarlo para que la cabina y sus mecanismos quepan.
La parroquia, no obstante, se niega a darles permiso para derribar una pared y ampliar el reducido espacio en diez milímetros. "Solo haría falta un centímetro para que quepa el ascensor, pero en la parroquia se han negado. Yo no fui personalmente a la reunión, no me vieron, fueron vecinos", relata en el programa. Tal y como le contaron, desde la parroquia afirmaron que "morirán vecinos sin ver el ascensor". Ahí, cuenta, Txano García no vio más salida que vender el inmueble, porque "veía que no lo íbamos a conseguir". Con ayuda de sus padres ha podido comprar una casa y este próximo martes, dos de septiembre, firma la venta de su ya anterior vivienda. Una persona con movilidad reducida y la comunidad de su lado, desplazada por un solo centímetro de suelo.

Guillermo Sabas
Periodista de Radio Bilbao. Graduado en Periodismo en 2023 pero oyente de la SER desde que tengo uso...




