El radar de tramo de Saltacaballo empezará a multar el sábado
El dispositivo de la A-8 controlará aproximadamente 6,5 kilómetros entre Ontón y Castro Urdiales
Zona de Saltacaballo. / EFE
Bilbao
Desde este sábado arrancan las multas en el nuevo radar de tramo instalado en la autovía A-8, en la zona de Saltacaballo. El dispositivo, que controla unos 6,5 kilómetros entre el kilómetro 140 (Ontón) y la salida 147 (Castro Urdiales-Sámano), comienza a registrar la velocidad media de los vehículos que circulan por este tramo, uno de los más transitados del norte de España, con más de 50.000 vehículos diarios.
Durante el mes de agosto, los conductores que hayan superado los límites habrán recibido únicamente avisos informativos, mientras que a partir del sábado 6 de septiembre, comenzarán a imponerse sanciones económicas desde 100 €, sin pérdida de puntos si la velocidad no supera los 115 km/h.
Disuadir, no sancionar
El éxito de un radar no se mide por la cantidad de multas que impone, sino por su capacidad de actuar como elemento disuasorio. En palabras de expertos en seguridad vial, estos sistemas buscan que los conductores respeten los límites de velocidad, aunque sea por miedo a la sanción. “El éxito no es el radar que más sanciona, sino el que logra concienciar a los conductores y evita que superen la velocidad permitida”, explica Mario García, experto en movilidad y automoción.
En este sentido, el radar de tramo supone un avance tecnológico frente al radar fijo. Mientras que el radar puntual “fotografía” un instante concreto en el que un conductor puede superar el límite, incluso de manera puntual al adelantar, el de tramo mide la velocidad media a lo largo de varios kilómetros. Esto lo convierte en una herramienta más justa y eficaz, ya que obliga al conductor a mantener una conducción constante y moderada.
Ventajas
Otra de las diferencias señaladas es que los radares fijos suelen provocar frenazos bruscos cuando los conductores, incluso circulando a una velocidad correcta, reaccionan instintivamente al verlos. En zonas de gran densidad de tráfico, este tipo de reacciones puede desencadenar alcances y colisiones por frenadas en cadena.
El radar de tramo, en cambio, elimina el “efecto susto”, ya que no controla un punto exacto, sino toda una secuencia de conducción. Así, el conductor puede adaptar progresivamente su velocidad sin necesidad de frenar de golpe, lo que mejora tanto la seguridad vial como la fluidez del tráfico.