Arranca la vacunación de la bronquiolitis infantil: “Ya hay ingresos en pediatría antes de que llegue el frío”
El pediatra de Policlínica Gipuzkoa Kenio Cavour habla en 'Hoy por Hoy San Sebastián' sobre la principal causa de consulta en otoño e invierno y advierte, 'puede derivar en ingresos hospitalarios graves'

Arranca la vacunación de la bronquiolitis infantil: “Ya hay ingresos en pediatría antes de que llegue el frío”
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Este lunes, 15 de septiembre, ha comenzado la campaña de vacunación contra la bronquiolitis infantil para proteger a los grupos más vulnerables frente al Virus Respiratorio Sincitial (VRS), principal causante de esta infección respiratoria en menores de dos años y principal causa de consulta pediátrica en otoño e invierno.
Según explica el pediatra de Policlínica Gipuzkoa, Kenio Cavour, “los niños pequeños tienen malos hábitos de higiene y pasan muchas horas en espacios cerrados, como las guarderías, lo que facilita la transmisión de gérmenes y dispara los casos de infecciones respiratorias con la vuelta al cole”.
Se trata de una infección viral de las vías respiratorias que, aunque suele comenzar con síntomas similares a un catarro (mocos, tos o fiebre), puede derivar en dificultades respiratorias graves que, en algunos casos, requieren hospitalización e incluso ingreso en UCI.
"Ayer ingresamos ya a dos niños", afirma Cavour, que aclara, la bronquiolitis no es lo mismo que la bronquitis. “La bronquiolitis se refiere al primer episodio en menores de dos años. A partir del segundo hablamos de bronquitis sibilante, y con varios episodios puede evolucionar hacia asma”.
Además, haber sufrido una bronquiolitis grave en los primeros meses de vida “da más boletos para tener asma en la infancia”.
Cómo detectar la bronquiolitis
Aunque la mayoría de los casos no revisten gravedad, Cavour advierte de que la bronquiolitis puede complicarse. La inflamación de las vías aéreas dificulta el intercambio de oxígeno, lo que obliga al pulmón a trabajar con más intensidad. “Hay niños que terminan necesitando oxígeno suplementario e incluso ingreso en una unidad de cuidados intensivos. Todo depende de la respuesta del propio niño más que de la intervención médica”, señala. Los grupos más vulnerables son los bebés prematuros, los niños de muy bajo peso y aquellos que tienen enfermedades pulmonares o inmunitarias de base.
El pediatra insiste en la importancia de que las familias aprendan a reconocer las señales de alarma que obligan a acudir a urgencias. La clave está en observar la mecánica respiratoria. “La dificultad para respirar no se oye, se ve. Hay que quitarle la ropa al bebé y fijarse en si se le hunden las costillas o el esternón al respirar. Esos son signos de tiraje, que indican un sobreesfuerzo del cuerpo por oxigenar la sangre. También deben preocuparnos la tos persistente, la fiebre que no remite o el rechazo del alimento”, explica.
Respecto a la prevención, lo primero es evitar la exposición al humo del tabaco. También es esencial ventilar bien las estancias y reforzar la higiene de manos, además “no se debe llevar a los niños enfermos al colegio o a la guardería. Mandarlos con un chute de jarabe puede resolver el problema inmediato de los padres, pero favorece la propagación del virus”.




