El Hospital de Basurto ensaya por primera vez en Euskadi la estimulación eléctrica craneal en 80 pacientes con covid persistente
Desde hace tres semanas el ensayo busca ofrecer una terapia eficaz para mejorar los problemas cognitivos y de fatiga que sufren la mayoría de los afectados y afectadas
El Hospital de Basurto ensaya por primera vez en Euskadi la estimulación eléctrica craneal en 80 pacientes con covid persistente
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Bilbao
El Hospital de Basurto ha puesto en marcha un ensayo clínico con 80 pacientes de covid persistente. Se trata de una técnica de neuromodulación no invasiva que, según ha explicado en 'Hoy por Hoy Bilbao-Bizkaia' el jefe del servicio de Neurología, Juan Carlos García-Moncó, “es como un gorro que se coloca en la cabeza con unos electrodos superficiales. A través de ellos aplicamos una corriente eléctrica de baja intensidad que estimula determinadas áreas del cerebro, con la intención de mejorar los síntomas de estos pacientes.”
Los síntomas más habituales que llegan a la consulta son fatiga, quejas cognitivas, cuadros depresivos y dolor neuropático. García-Moncó ha recordado que no son exclusivos del covid, pero que en este caso el número de afectados es muy alto por el carácter pandémico de la enfermedad. “Lo que hace muy particular esto es que el número de gente es muy amplio por la gran pandemia que hemos tenido”, ha señalado.
Ensayo
El estudio está diseñado con el protocolo habitual en este tipo de investigaciones: los 80 pacientes se dividen en dos grupos, uno que recibe la estimulación real y otro que recibe una estimulación placebo. El objetivo es comprobar si los beneficios que se puedan observar derivan realmente del tratamiento. “Es importante ser claros: sigue sin haber un tratamiento específico de la causa. Lo que hacemos es intentar mejorar la calidad de vida de los pacientes, pero sin exponerles a terapias que no estén bien demostradas”, ha afirmado el jefe de Neurología.
En estas tres primeras semanas, el reclutamiento de participantes ha sido rápido. “Es excepcional que en tres semanas tengamos ya a la mayor parte de los pacientes reclutados. Vamos muy rápido”, ha destacado García-Moncó. Aun así, las conclusiones definitivas tardarán unos meses. “Entre dos y tres meses calculamos para que podamos sacar las conclusiones y analizarlas”, ha explicado.
Primeras valoraciones
Las sensaciones de los pacientes son dispares. Una participante ha contado: “Después de tres semanas con el tratamiento no he notado cambios claros, sigo con el cansancio y el dolor de cabeza. No es molesto al ponértelo, es un poco engorroso por el tema del horario, pero efectos secundarios graves no he tenido”. Otros participantes han señalado dolores de cabeza, pequeñas náuseas o incluso descargas difíciles de aguantar, aunque todos coinciden en que no han experimentado efectos secundarios graves.
García-Moncó ha recordado que el efecto de esta terapia puede ser diferido y no necesariamente inmediato. “No tiene por qué ser durante el periodo del tratamiento. Puede variar y producirse después”, ha explicado. Para garantizar la igualdad, los grupos se cruzarán una vez termine la primera fase: quienes hayan recibido placebo podrán acceder al tratamiento real.
La participación es mayoritariamente femenina. “Claramente la mayor parte de las personas que acuden son mujeres”, ha reconocido el neurólogo. En la práctica clínica diaria también se observa que son ellas las más afectadas por el covid persistente.
Unidad de COVID Persistente
El ensayo se desarrolla en paralelo a la actividad de la Unidad de Covid Persistente de Basurto, donde se trabaja con un enfoque multidisciplinar. Según ha detallado García-Moncó, “somos un grupo dentro de la unidad que funciona con psicología, psiquiatría, rehabilitación, respiratorio, medicina interna y otros especialistas que pueden ser importantes.” Además, el hospital mantiene coordinación con los equipos de Álava y Gipuzkoa.
El neurólogo ha insistido en que, a día de hoy, no existe un tratamiento específico que actúe sobre la causa del covid persistente. El objetivo del ensayo es comprobar si la estimulación eléctrica puede convertirse en una opción terapéutica válida. “Nosotros lo que hemos hecho es ponerla en marcha, pero a la vez que hacemos un tratamiento hacemos un estudio con el protocolo que exige la ciencia, para concluir si el beneficio es real”, ha afirmado.
Los resultados se esperan en 2 o 3 meses, pero el rápido avance del estudio y la ausencia de complicaciones graves en las primeras semanas permiten abrir una puerta de esperanza para quienes siguen conviviendo con los efectos más duros del virus.
